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Francia, el paraíso de la homeopatía se tambalea

Las pseudociencias desatan una guerra entre médicos. El Gobierno se plantea si sigue reembolsando medicamentos homeopáticos

Silvia Ayuso
Un trabajador de los laboratorios Boiron en Brest, en el oeste francés, en mayo de  2016.
Un trabajador de los laboratorios Boiron en Brest, en el oeste francés, en mayo de 2016. FRED TANNEAU (AFP/Getty Images)

Hasta hace no tanto, Francia era el paraíso de la homeopatía. Una altísima cifra de franceses dice confiar en estas pseudoterapias y consume regularmente sus productos, prescritos por muchos médicos, vendidos en prácticamente todas las farmacias del país y subvencionados en parte por la Seguridad Social. Pero algo está cambiando. El debate sobre la eficacia y hasta peligrosidad de la homeopatía ha saltado a la sociedad, el Gobierno estudia si deja de reembolsar sus productos y tres universidades han cerrado este año los cursos de homeopatía que impartían. Aun así, todavía queda mucho camino. El lobby homeópata es muy fuerte en Francia, país junto con la India donde más se siguen estas terapias alternativas, y sede además —o quizás ese sea el origen de todo— de la todopoderosa empresa homeopática Boiron. Los defensores de la homeopatía no están dispuestos a perder un negocio que el año pasado movió 620 millones de euros solo en este país y que emplea a miles de personas.

La guerra total estalló el 19 de marzo. Ese día, 124 médicos franceses firmaron en el diario Le Figaro una tribuna para advertir en contra de las “promesas fantasiosas y la eficacia no probada de las medicinas llamadas alternativas como la homeopatía” que son practicadas “por charlatanes” que gozan de la “tolerancia” de las instituciones. Y reclamaron que se exija que los médicos y profesionales de la salud dejen de recomendar tratamientos homeopáticos, que la Seguridad Social no pague por ellos,  que no se reconozcan los títulos de homeopatía, mesoterapia o acupuntura “como diplomas médicos” y que se informe más y mejor sobre la naturaleza de las terapias alternativas, sus “efectos perjudiciales y su eficacia real”.

“En este país hay un problema y las instancias tienen que activarse para buscar una solución”, explica por teléfono el cardiólogo Jérémy Descoux, uno de los instigadores de la tribuna y presidente de una organización creada por los médicos signatarios para protegerse del embate del lobby de lo que denominan #FakeMed (medicinas falsas).

Los médicos que suscribieron inicialmente la columna —a la que ya se han adherido, a través de una web, más de 3.300 profesionales de la salud— empezaron a recibir demandas por incumplimiento del deber de confraternidad. Ya van 70. Y siguen llegando. Muchas las ha puesto el Sindicato Nacional de Médicos Homeópatas de Francia (SNMHF), que ha reclamado públicamente una sanción y “excusas públicas” de los firmantes. “Siempre responden por la vía judicial porque por la vía científica no pueden”, replica Descoux. Y ni siquiera la demanda es por difamación, puntualiza, “porque saben que no pueden ganar por allí, por eso buscan atacar nuestra legitimidad como médicos”.

Pero muchos de los defensores de la homeopatía dicen sentirse genuinamente indignados por haber sido tratados de charlatanes. “Olvidan que somos médicos a tiempo completo, como ellos, así que como ellos somos responsables de un buen diagnóstico y de dar un buen tratamiento”, respondía a las críticas a través de otro periódico, Libération, el médico homeópata Jean-François Masson, exconsultor del Instituto Curie de París. Masson defiende la homeopatía no como alternativa absoluta a la medicina científica sino como acompañamiento y prevención. Y rechaza el menosprecio al “efecto placebo” que le adjudican sus críticos. “Esa es la medicina más bella: cuando el cuerpo se cura solo”, dijo. “El problema —continuó— es que no lo puede hacer siempre solo” y ahí entra la homeopatía, sostiene.

Boiron, el gigante de la homopatía, se ha mantenido en un discreto plano estos meses de polémica. No obstante, ha publicado encuestas para reforzar su posición. Dicen que el 73% de los franceses confía en la homeopatía y que el 50% la ha usado en algún momento. Siempre según sus estadísticas, que sus críticos no contestan, 20.000 médicos en Francia prescriben de manera regular productos homeopáticos —es una vía para sacar algo más de dinero, ya que la Seguridad Social regula los ingresos de los médicos por cada consulta, pero no los de la homeopatía, explica Descoux—, así como el 78% de las comadronas. Hay otros datos que pueden ser interpretados como una amenaza velada a un Gobierno que no puede permitirse la pérdida de puestos de trabajo: el negocio de la homeopatía emplea en Francia a 3.200 personas y exporta sus productos a 50 países.

Consulta a la Alta Autoridad de Salud

La ministra de Salud, Agnès Buzyn, se ha mostrado precavida. Llegó a decir que no se debe minusvalorar el “efecto placebo” que puedan tener las pseudoterapias. Aun así, los médicos antihomeopatía celebran la decisión del gobierno de consultar a la Alta Autoridad de la Salud sobre si deben seguir sufragando parte de la homeopatía. Este organismo independiente ya se declaró en junio “sorprendido por el mantenimiento de subvenciones del 30% de estos genéricos, similar a la de medicamentos que han demostrado su eficacia”. Según la agencia France Presse, la Sanidad francesa ha “abierto la puerta” a revocar la subvención de los productos homeopáticos.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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