El líder de Los Miguelianos se declara inocente y niega abusos sexuales
"Todo lo hice por amor", dice Miguel Rosendo, para el que la fiscalía pide 66 años de prisión
"No soy curandero ni vidente, tampoco he abusado de nadie y mi error es que pequé de demasiada obediencia, pero todo lo hice por amor". Así se ha defendido Miguel Rosendo, el líder de la llamada Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, ante el tribunal que le juzga por 21 delitos, la mayoría de índole sexual y contra la integridad moral. La Fiscalía pide una condena de 66 años de cárcel para él, un famoso curandero que acabó convirtiéndose en líder espiritual. El ministerio público le acusa de someter con "violencia o intimidación" de las personas que iba captando para "así satisfacer tanto sus deseos sexuales como ejecutar actos de beneficio personal o lucrativo".
En prisión preventiva desde 2014, cuando el Obispado de Tui-Vigo desautorizó la asociación a la que primero había dado el visto bueno, Rosendo ha proclamado este jueves su inocencia y solo ha querido responder a las preguntas de su abogado. "Yo no obligué nada a nadie, todos allí dentro eran libres", ha señalado el líder espiritual para negar las acusaciones de supuestos abusos por parte de las familias de algunas de sus seguidoras o congregadas dentro de la orden.
"De los abusos de los que hablan había que ver quién fue el abusado por parte de esos padres y muchos más", ha declarado Rosendo en alusión a sus detractores, padres de sus más fieles seguidores. Así se ha referido a los "bastones", el escalón de máxima confianza entre las congregadas y que, según el acusado, fueron denominadas así por el entonces obispo de Tui-Vigo, José Diéguez.
"Estas benditas han sido pisoteadas, maltratadas y es injusta la persecución que han pasado", ha afirmado Rosendo al referirse a las monjas de la orden, acusadas de asociación ilícita por la Fiscalía. Ha aludido a Iria Quiñones como la "madre de la buena huella"; a Ivana Lima, "madre general de las consagradas"; y a Marta Paz, una de sus "bastones", con quien dijo que tenía una relación "de un padre con su hija" y que fue finalmente desimputada por la Fiscalía.
Preguntado por si practicaba esoterismo, espiritismo y otras actividades similares en la herboristería que regentaba años atrás, ha respondido que lo que él hacía era "intentar arrancar a la gente de sitios donde se hacían esas prácticas, enseñarles el camino de la Iglesia y la familia".
El acusado denunció que se había sentido "indefenso y maltratado" en estos años privado de libertad, por las "mentiras contadas que me dejan como un monstruo, violador y sinvergüenza". Además, exculpa de cualquier responsabilidad a su familia y las personas de su confianza que se sientan con él en el banquillo. "Me siento inocente, igual que mi mujer y mis hijos", afirma Miguel Rosendo. Precisamente el tribunal acordó retirar contra todos ellos los cargos de blanqueo de dinero, en respuesta a la petición formulada por las defensas que plantearon que la acusación particular no estaba legitimada para ello. Ante esta decisión de la sala, el abogado de Rosendo y su familia ha respondido con el anuncio de una demanda civil contra la fiscalía y la acusación particular, en la que pedirá una indemnización de 12.000 euros para cada uno por haberlos implicado en este proceso.
Tanto el fiscal como la acusación particular leyeron en público las preguntas que tenían pensado formular a Rosendo y mostraron su disconformidad con la decisión del tribunal de que no se leyeran las declaraciones del acusado durante la instrucción. El interrogatorio fallido aludía a su pasado al frente de una herboristería, donde supuestamente habría llevado a cabo rituales esotéricos o exorcismo, para incidir en los supuestos episodios sexuales y orgías dentro de la congregación.
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