Un hallazgo de beneficios poco tangibles
Si Repsol encontrara hidrocarburos generaría PIB y mejoraría la balanza comercial, pero no pagaría impuestos sobre la extracción
El ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, ha mostrado este martes su satisfacción por la decisión del Tribunal Supremo de desestimar los recursos contra las prospecciones petrolíferas en Canarias. Afirmó que se trata de “una noticia extraordinaria” para el archipiélago. Pero, ¿en qué beneficiaría a Canarias el hallazgo de crudo frente a las costas de Lanzarote y Fuerteventura? La Ley de Hidrocarburos, de 1998, es clara al respecto. Repsol no es una empresa pública, por lo que los beneficios de la explotación serían privados. Esta normativa no prevé ningún tipo de canon por la extracción de hidrocarburos. En otros países se aprueban este tipo de impuestos una vez se descubren yacimientos explotables. De momento, el único tributo que debería aportar Repsol es el impuesto de Sociedades (35%), que grava la renta de las empresas.
Un portavoz de la petrolera explica que “el gran beneficio de un proyecto de este tipo es la gran inversión que se genera, ya en la fase de exploración, y aún más, en una posible fase de desarrollo y producción”. Una parte de esa inversión, asegura, se quedaría en Canarias: “Genera oportunidades de empleo que deben materializar, principalmente, empresas canarias que suministren bienes y servicios”. La empresa no habla de puestos de trabajo, sino de “oportunidades de trabajo”, que calcula “entre 3.000 y 5.000, en gran parte en Canarias”. Solo en la fase de investigación, añade, se necesitan servicios y profesionales en logística portuaria, transporte marítimo, transporte en helicóptero, mantenimiento, personal de limpieza y seguridad, camas hoteleras, etc.
Cuando el ministro Soria habla de que España ahorraría 28.000 millones de euros si se encontrara crudo en Canarias —las estimaciones, en caso de éxito, de Repsol son del 10% de la demanda de petróleo en España durante un mínimo de 20 años—, en realidad está hablando únicamente en términos macroeconómicos. España seguiría comprando hidrocarburos en la misma medida. La diferencia está en el Producto Interior Bruto (PIB) y en la balanza comercial. “Se destinarían varios millones de euros diarios menos a importar hidrocarburos”, señala el portavoz de Repsol. “Todo lo que es producción autóctona genera PIB en España y, por tanto, riqueza”, añade.
El subsecretario de Industria, Energía y Turismo, Enrique Hernández Bento, es consciente de que los beneficios macroeconómicos no son fácilmente perceptibles por la población, ni por las autoridades locales o regionales, por lo que adelanta que el Gobierno está estudiando establecer algún impuesto a la extracción de hidrocarburos. Este dinero sí llegaría directamente a las arcas autonómicas. “Los países energéticamente pobres, como el nuestro, tienen normativas que favorecen la llegada de promotores dispuestos a hacer inversiones muy cuantiosas”, asegura. Repsol ha destinado 350 millones de euros a la investigación y tiene un 20% de posibilidades de encontrar hidrocarburos. Los países que descubren yacimientos suelen endurecer después sus legislaciones.
“Los recursos, ya contabilizados como barriles de petróleo, pasarían al mercado internacional de crudo, pudiendo ser refinados en cualquier lugar del mundo”, explica un portavoz de la Asociación Española de Compañías de Exploración y Producción de Hidrocarburos (ACIEP). Repsol precisa que, aunque dependería de la calidad del crudo que se encuentre —no todas las refinerías están especializadas en todo tipo de crudos— “lo lógico” sería llevar el crudo a la refinería más cercana, la de Cepsa en Santa Cruz de Tenerife.
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