Budismo para ejecutivos
En los retiros del monje Lobsang Namgyel la meditación se aplica a los negocios. Yoga, silencio y nada de usar el móvil. Las mentes en calma trabajan mejor.
La propuesta sonaba tentadora. Un retiro de cuatro días en El Escorial con un monje budista conocido en el mundo entero por su sabiduría. Ochocientos euros, más IVA, por una rutina que cada día empezaría antes de salir el sol con una sesión de yoga y una sentada de 45 minutos de meditación. La prohibición absoluta de utilizar teléfonos móviles y de conectarse a la red, también de hablar más de la cuenta con los otros participantes. Menús ligeros de comida vegetariana. Cero televisión y, lo más importante de todo, tres intercambios diarios con el maestro para hablar del poder del ahora y de cómo uno puede convertirse en su mejor amigo.
Los asistentes al último Mind Workshop de Lobsang Namgyel en España eran una docena de personas que no se conocían entre sí y que, en la mayoría de los casos, nunca habían pasado por una experiencia similar. Casi todos eran hombres y mujeres de negocios, profesionales, coachs y directivos de compañías medianas y grandes, como Javier Palop, subdirector general de estrategia y organización en la editorial SM, dedicada al libro educativo —con más de 2.000 empleados y presencia en nueve países—, o Eva Puchades, con 110 personas a su cargo en una empresa en el sector de la enseñanza en Valencia.
“El ego es ignorancia, apegarse a él es absurdo”, les dice el monje a los directivos
Sentados sobre un cojín en la posición de la flor de loto, después de los primeros intentos fallidos por detener el parloteo de la mente, Palop, Puchades y el resto del grupo escuchaban a Venerable (un apelativo de respeto concedido por sus discípulos en la India): “En tu pecho está tu laboratorio… No has de salir afuera a buscar nada, las soluciones a tus problemas están dentro de ti”.
Al principio —para que negarlo— había caras de desconcierto. Pero con bastante rapidez las resistencias fueron cediendo a medida que se impuso la lógica demoledora del monje. “Es imposible evaluar adecuadamente las cosas y tomar las mejores decisiones cuando uno está lleno de ira o atrapado por una emoción que todo lo distorsiona”. “Es necesario tener la mente en calma, y para aprender a controlar la mente tenemos la meditación”, aconsejó. “Es lo que él llama el fly simulator, el simulador de vuelo, pues sentado sobre el cojín uno puede experimentar todo tipo de situaciones y probar cualquier variante sin necesidad de estrellarse”, dice Fernando Iglesias, el coach que desde hace años organiza los Mind Workshop con Lobsang Namgyel.
Desde hace tiempo las grandes empresas se dieron cuenta de que aplicar al mundo de los negocios algunas enseñanzas del budismo, mejora los rendimientos
Cuenta Iglesias que desde hace tiempo las grandes empresas se dieron cuenta de que aplicar al mundo de los negocios técnicas como la meditación y algunas de las enseñanzas del budismo, mejora los rendimientos. “Es de pura lógica, pues tiene que ver con la motivación y el buen clima laboral. En un artículo de la revista Fortune se demostraba que las empresas que tenían el personal más motivado también tenían una productividad mayor y su valor en Bolsa era superior”.
“Estamos demasiado ocupados haciendo cosas que consideramos importantes y productivas. Y a menudo nos perdemos el soplo de ligereza y liviandad que suponen el corazón de la vida”, dice Venerable en uno de los encuentros con el grupo. Después les manda a comer en silencio absoluto —“así no tienes que demostrar a tu vecino qué inteligente eres”—, disfrutando de cada cucharada, de cada sorbo, de cada sabor.
Antes, en el simulador de vuelo —sus respectivos cojines de meditación— Puchades y Palop pusieron sendos conflictos laborales que debían resolver y no sabían como. Tras compartirlos con el grupo, Venerable pregunta a todos cuánto hay de ego en muchos de los problemas que nos hacen sufrir. “El ego es ignorancia”, dice. Y añade: “El yo es un espejismo y apegarse a él es absurdo”. Si quieres llegar a ser tu mejor amigo, es bueno saberlo.
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