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Europa cumple la reducción de emisiones del protocolo de Kioto

España supera el máximo de gases de efecto invernadero que tiene fijado El Gobierno ha gastado más de 800 millones en compensar el exceso desde 2008

Elena G. Sevillano

Las emisiones de gases de efecto invernadero en la Unión Europea descendieron en 2012 y ya se sitúan en niveles que permiten a la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA, en sus siglas en inglés) asegurar que la UE está en el buen camino para alcanzar los objetivos de reducción que se fijó para 2020. No solo eso: los datos, ya cerrados, enviados a Naciones Unidas y que la EEA hizo públicos este martes, muestran que los 15 países europeos que se comprometieron en el Protocolo de Kioto a contener sus gases de efecto invernadero han cumplido de sobra su meta conjunta: emitir en conjunto un 8% menos que en 1990.

Tras varios años de descenso, en 2012 los registros muestran una caída de las emisiones del 1,3% en toda la Unión con respecto a 2011. Si se compara con dos décadas atrás —1990, el año base para los cálculos de Kioto— Europa ha conseguido reducir un 19,2% sus emisiones. Sin embargo, no todos los actuales miembros de la Unión se comprometieron igual. Los 15 que formaban parte de ella cuando se firmó el protocolo (1997), incluida España, decidieron ir en conjunto: cada uno debía reducir un 8%, pero entre los 15 se repartieron la carga de manera que, mientras países como Alemania tenían que emitir un 21% menos, otros podían aumentar, y España, en concreto, hasta un 15%. Globalmente han reducido un 11,8%, según los últimos datos disponibles.

http://elpais.com/elpais/2014/06/03/media/1401824410_599926.html
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El cumplimiento de Kioto se mide por las emisiones para la media del periodo 2008-2012 con respecto al nivel de 1990. Cinco de estos países incumplen sus objetivos individuales, según los informes de la EEA. Y uno de ellos es España, a la que se pedía no superar un 15% de aumento, pero que lo ha sobrepasado hasta el 23,7%. Pudo ser peor: hace una década, en 2004, España emitía un 53% más que en 1990. El grueso de la mejora de España en estos años no se debe a sus esfuerzos para ser más eficiente energéticamente o para aumentar el porcentaje de las renovables. Hay que agradecérselo a la crisis económica, tal y como reconocen las dos últimas titulares de la oficina de Cambio Climático del Gobierno, Teresa Ribera (2008-2011) y Susana Magro (2012-actualidad). La recesión ha reducido la producción industrial y el transporte.

“España incrementó sus emisiones por encima del límite que marca Kioto, pero se espera que consiga su objetivo comprando créditos de reducción de emisiones a otros países mediante los mecanismos de flexibilidad que contempla el protocolo”, explica un portavoz de la EEA. En realidad, ya lo ha hecho. Entre 2008 y 2012 el Gobierno ha gastado más de 800 millones de euros en comprar derechos de emisión en previsión de que, llegado el momento de cerrar los datos del periodo 2008-2012, no se cumpliera el objetivo de Kioto. En total, el Gobierno socialista desembolsó 770 millones de euros en estos créditos, a los que se sumaron 42 millones ya en época del PP para comprar a Polonia parte de su exceso de emisiones.

Hace unos meses la EEA alertaba en otro informe de que en España la brecha entre lo que se tendría que haber reducido y las emisiones reales era comparativamente muy grande. Suponía un 13%, cuando la media de los países europeos era del 1,9%. España no es, sin embargo, el único país en esta situación, recuerda el portavoz de la agencia medioambiental europea. Estados como Italia, Dinamarca y Austria también tendrán que recurrir a la compra de derechos para cumplir con su parte del protocolo. La EEA espera publicar un informe técnico más detallado en junio, añadió el portavoz.

Susana Magro, directora de la Oficina de Cambio Climático, asegura que con los derechos ya comprados no hará falta desembolsar más. Hace unos meses decía que “por si acaso” contaba con una partida de 24 millones, pero cree que no será necesario usarla. “Podría incluso sobrar algo, que arrastraríamos al siguiente periodo de Kioto”, explicó. Una vez los datos europeos han sido enviados a Naciones Unidas, este organismo empieza un proceso de revisión que se puede prolongar hasta septiembre.

La EEA recuerda que las emisiones cayeron en 2012 con respecto al año anterior por dos motivos: las reducciones en transporte e industria derivadas de la crisis económica y la creciente proporción de energía que se produce a partir de fuentes renovables. La agencia destacó ayer que, ocho años antes del objetivo de 2020, la UE ya estaba en 2012 muy cerca de conseguir reducir el consumo de energía primaria un 20%.

El sector del transporte, el más 'sucio'

E. G. S., Madrid / I. F., Bruselas

El transporte es la gran preocupación de los responsables europeos que tratan de que los intercambios de mercancías y los viajes de los ciudadanos sean cada vez más limpios. Los informes de la Agencia Europea del Medio Ambiente sobre el cumplimiento del Protocolo de Kioto y sus compromisos de disminución de emisiones muestran que los gases de efecto invernadero se redujeron en la mayoría de los sectores entre 1990 y 2012, "con la notable excepción del transporte". Las emisiones del transporte crecieron de forma paulatina entre 1990 y 2007, pero descendieron en los cinco años siguientes. El transporte por carretera supone la segunda mayor fuente de emisiones en la UE: el 18% del total en 2012.

El sector de las manufacturas y la construcción fue el que más emisiones redujo en términos absolutos. El informe de la agencia lo atribuye, entre otras cosas, a la mayor eficiencia en las plantas de hierro y acero. La producción de electricidad y calor fue el segundo sector con mayor reducción. Le siguen los sectores residencial y comercial. La agencia destaca que, en las últimas dos décadas, ha mejorado mucho la eficiencia energética, con mejor aislamiento en los edificios y un mix energético más bajo en carbono.

Muchos factores explican el aumento o el descenso de las emisiones. Tanto la población —ha aumentado en 31 millones desde 1990— como el mayor PIB per cápita —creció en la UE del 36% entre 1990 y 2012— tienen un efecto negativo, puesto que implican mayores emisiones de CO2, destaca el informe de la agencia. En cambio, la transición a combustibles con menor contenido en carbono (principalmente gas natural y renovables) ha reducido el porcentaje de CO2 en un 16% en el sector de la energía en los últimos 22 años, añade.

Pero la UE no trabaja solo en su territorio. Junto a la ONU combatirá el cambio climático en Latinoamérica. El director ejecutivo del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Achim Steiner, y el comisario europeo de Desarrollo, Andris Piebalgs, sellaron ayer en Bruselas un acuerdo que tratará de fomentar el diálogo político con los Gobiernos latinoamericanos y ahondará en la sensibilización de la ciudadanía sobre la importancia del cambio climático.

El acuerdo, incluido en el proyecto Euroclima —un programa medioambiental conjunto activo desde 2010— es un espaldarazo a la cooperación entre ambos organismos de cara a dos citas clave: la conferencia de Lima de diciembre —en la que se abordará el papel de los países en vías de desarrollo en la mitigación de los gases de efecto invernadero y la financiación de las medidas pendientes— y, sobre todo, la decisiva cumbre mundial sobre el clima de París que se celebrará a finales del año próximo con el objetivo de intentar alcanzar un acuerdo vinculante que reemplace al Protocolo de Kioto.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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