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El talento se paga

Las universidades privadas y las escuelas de negocios tienen una estrategia de becas amplia que abarcan casi todo tipo de perfiles y necesidades de sus matriculados

Steve Debenport (Getty Images)

Casi cualquier estudiante con talento, aplicado y con ganas de progresar —y hasta en algunos casos, también puntúa las actitudes personales del solicitante—, con o sin recursos, que se matricule en una universidad privada o escuela de negocios para realizar una carrera o completar su formación superior con un máster o uno de los múltiples cursos de posgrado puede acceder a una beca.

Las clases de ayudas son muchas y diversas. Hasta nueve tipos diferentes ofrece, por ejemplo, el IESE Business School para financiar estudios o prácticas profesionales, estancias en el extranjero o falta de recursos económicos de los estudiantes.

Becas a la excelencia académica que premian “a los alumnos con gran potencial y motivación para estudiar, independientemente de los recursos económicos”, o becas para la diversidad dirigidas “a cualquier persona que por su género, raza, procedencia étnica, religión o discapacidad esté siendo discriminada en su entorno empresarial” son algunas de las ayudas que ofrece el ESIC, dice su portavoz.

El programa de desarrollo profesional ESIC Impulsa 2014, en colaboración con el Banco Popular, es “un ambicioso proyecto que permite a jóvenes universitarios, profesionales, desempleados, así como a diferentes colectivos, acceder a una formación de calidad en condiciones preferentes y disponer de una serie de servicios adicionales con el fin de facilitar su empleabilidad, impulsar su internacionalización y aumentar su valor en el mercado”, continúa la misma fuente.

Los centros ofrecen ayudas que cubren entre el 20% y el 80% del curso

Existen también ayudas al emprendimiento, como las que concede el IESE, dirigidas a alumnos con “iniciativa emprendedora que hayan creado una empresa o estén en proceso de lanzamiento”, destaca Jaume Núñez, el director financiero de desarrollo corporativo, y están las llamadas becas al honor, que financian los estudios universitarios “a los alumnos que ingresan con matrícula de honor. Es una forma de premiar a los mejores expedientes de acceso”, destaca Álvaro Rico, coordinador académico del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), y otras por convenio de colaboración “con otras instituciones académicas para favorecer el intercambio de estudiantes y profesores, así como ventajas económicas a algunas instituciones públicas y empresas, del sector financiero, principalmente para favorecer a sus colectivos de empleados”.

No existe tampoco en la mayoría de los casos un presupuesto fijo o anual destinado para destinar a becas. Para el curso 2014/2015, por ejemplo, las ayudas de Deusto Business School “ascienden a 700.000 euros. Cubren entre el 20% y el 30% del coste del programa”, indica la escuela, y matiza que “las becas de colaboración y las becas Alumni no tiene un presupuesto fijo y dependerán de las solicitudes presentadas que cumplan sus condiciones”.

En IEB tampoco “tienen una partida fija, aunque suele rondar entre el 15% y el 17% del presupuesto de la actividad en programas abiertos”, apunta Rico; y algo parecido ocurre en la Nebrija, cuyo presupuesto “varía en función del número de los programas que ofrece la universidad. Las becas tienen un rango que oscila entre el 20% y el 80% del curso académico, sin contar con los derechos de matrícula”, señala Juan Antonio Escarabajal Sánchez, director de planificación, marketing y comunicación.

Para los posgrados a tiempo completo hay gran demanda de subvenciones

La cuenta fluctúa “en función de las aportaciones de nuestros donantes y patronos, pero casi todos los años contamos con suficientes fondos como para que el 40% de nuestros alumnos de máster y el 50% de grado consigan algún tipo de ayuda”, asegura Valentín Cortés, director de financial aid & student de IE Business School.

Una excepción es la Universidad Europea, que en cada curso académico destina “una cuantía económica para ofertar las becas que suele rondar los dos millones de euros anuales. Esta se reparte entre los diferentes tipos de ayuda que concedemos”, señala Elena de la Fuente, secretaria general de la institución.

“Las becas TOP cubren el 50% del coste de los estudios de grado que los estudiantes deseen cursar; otras ayudas ofrecen el 100% de la docencia, como es el caso de las becas al emprendimiento D. Juan Abelló para cursar un posgrado relacionado con el ámbito empresarial y las becas Cátedra Vargas Llosa para el Máster en Creación Literaria”, continúa De la Fuente. Por otra parte, también ofrecen becas que “oscilan entre los 1.000 y los 4.000 euros para estudiantes que deseen cursar un grado, máster oficial, doctorado o ciclo formativo de grado superior, así como para los mejores expedientes académicos de los estudiantes de medicina”.

La Universidad Alfonso X El Sabio ofrece ocho becas (dos por facultad y de diferentes titulaciones) del 50% del precio de los honorarios académicos, excluyendo los importes de los honorarios de matrícula para aquellos estudiantes que obtengan un 12 (sobre 14) como nota final media de acceso a la universidad. También ayuda a los residentes en la población Villanueva del Pardillo, donde se localiza su campus.

No hay tampoco unanimidad ni un patrón fijo en cuanto a los estudios que más demandan este tipo de ayudas. Para Deusto Business School, en términos absolutos son “los estudios de grado, por tener muchos más estudiantes y durar más tiempo”, y en términos relativos puede haber “más solicitudes para posgrado, al exigir generalmente movilidad, en muchos casos internacional, y tener un mayor coste”.

En el caso de la Universidad Nebrija son “los grados de Educación y Artes Escénicas y estudiantes de procedencia internacional para los másteres de posgrado en las áreas de Comunicación y Empresas”, puntualiza Escarabajal Sánchez, y para Cortés, del IE Business, “no existe un programa que demande más que otro. La excelencia y la diversidad en todos los programas crean la demanda en todos”. Tampoco en el ESIC “hay alteraciones en la demanda. Las becas se aplican a toda la oferta formativa que se imparte tanto de grado como de posgrado”.

El MBA Full-Time es el curso que más peticiones de ayudas registra en el caso del IESE, ya que, explica Jaume Núñez, el programa tiene la particularidad de que “requiere dedicación completa al estudio durante dos años sin poder trabajar, salvo el periodo de prácticas durante el verano”, por lo cual “la beca es una ayuda importante para el estudiante”.

Las instituciones académicas buscan y premian a estudiantes brillantes con talento, pero también valoran su formación y sus cualidades como personas; la excelencia educativa es seña de identidad en todas y el emprendimiento y la innovación continua, una constante para formar profesionales de vanguardia.

Mantenerse frente al temporal

En tiempos de crisis se debe, al menos, mantener las ayudas a los estudiantes, coinciden casi todas las universidades y escuelas de negocios. “De hecho, la finalidad de las becas es ayudar al que tiene dificultades económicas, que se acentúan en tiempos de recesión, y premiar y atraer a buenos estudiantes, algo que deber ser estratégico en cualquier centro”, apunta Álvaro Rico, del IEB, y es un objetivo fundamental, afirma el IESE, “para facilitar la inserción y el desarrollo profesional” de las personas que quieren completar su formación en grado o máster.

El IE Business School considera que “el sistema de ayudas está para facilitar el acceso a una educación de excelencia. Las épocas de crisis hacen que la competencia en los comités sea más dura”, aunque la gran mayoría de sus candidatos “se acogen a alternativas como la financiación a través de los acuerdos que tenemos con entidades bancarias”, explica Valentín Cortés.

Entre las universidades, la opinión es bastante contundente. Para la Nebrija, “es necesario ampliarlas”, y lo han hecho elevando en “más de un 30% los fondos destinados a becas”, confirma su director de planificación, y para la Universidad Europea, en un contexto así debemos mantener más, si cabe, una apuesta por el apoyo a la excelencia y hay que seguir apostando por la educación superior y trabajar para que todos los jóvenes puedan acceder a ella, ya que es la clave para el fomento de su empleabilidad y para paliar la drástica situación de desempleo que vive España.

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