Robinson: “Mi acento es una marca”
En la primera temporada que trabajó el exfutbolista en Canal + le pidieron que mantuviera su acento inglés
Una llamada en inglés le cambió su vida. En el destino al que le enviaban se hablaba español y él no sabía ni una palabra. "Michael, un equipo español quiere ficharte" le dijo su entrenador al otro lado del teléfono. Michael Robinson cruzó el océano Atlántico hacia una ciudad de la que no había oído hablar nunca y un idioma que no había estudiado jamás. Tan solo sabía jugar al fútbol. Pero su éxito fue tal en el mundo del deporte y el periodismo que se quedó a vivir en España.
En estos días se cumplen 27 años desde que el exfutbolista y periodista Michael Robinson pisara España por primera vez para jugar en el Osasuna (Pamplona). En aquellos años, ni en Inglaterra se aprendía español ni en España se enseñaba inglés de forma eficaz ni generalizada. Excepto algún profesor de inglés con el que se cruzó y el profesor de squash con el que jugaba, nadie entendía la lengua materna del recién llegado. “Mi compañero Iñaki Ibáñez quería aprender inglés. Algunos lo estudiaban pero no era lo común”, cuenta el periodista de su etapa como futbolista.
Poco a poco, Robinson fue aprendiendo palabras pero asegura que “aun” continúa aprendiendo el idioma. Tiene vocabulario, conoce los tiempos verbales y sabe estructurar las frases pero su acento le sigue delatando. Éste es, precisamente, su signo diferenciador. Aun hoy, y tras 20 años como comentarista en Canal +, recuerda perfectamente su primera temporada. “Era como un juguete y gustó mi acento”, dice el exfutbolista. Tanto es así que entonces le dijeron que lo mantuviese. Para "oxidar" su inglés y no aprender más español, le pidieron que no se fuera a Marbella a veranear, sino a Inglaterra. “Me pareció extraño que quisieran eso”, asegura dos décadas después pero aclara que no solo les llamó la atención su forma de hablar, sino su visión: “tengo imaginación, miro las cosas desde otra perspectiva y eso no tiene que ver con mi idioma”.
Esta intuición es la que le ha servido para ejercer de periodista en España, a pesar de no dominar el idioma a la perfección. Su prestigio y fama han confirmado que el lenguaje es solo una herramienta. “Por mucha gramática que se sepa, si no le acompaña una intelectualidad o un sentimiento, el mensaje que se da queda huérfano”, explica convencido de que si se posee este olfato, se tiene una gran parte ganada. Su cercanía y simpatía hace que los clichés del ciudadano inglés se derrumben.
Con más de 30 futbolistas españoles dispersos por los equipos de la Premier League Inglesa, muchos se preguntan por la verdadera necesidad de hablar inglés. Algunos como Juan Mata, que habla inglés, cree que ayuda mucho para facilitar la comunicación con los compañeros y los aficionados. Robinson considera que no es una exigencia principal. Lo importante, dice, es que jueguen al fútbol. “Si el jugador no sabe nada del idioma, su estancia en el país puede ser una buena oportunidad para aprenderlo pero el fútbol es el idioma universal. Hay entrenadores extranjeros que no hablan inglés y aun así, se comunican con sus jugadores”, afirma.
Aunque es muy consciente de la crisis que asola tanto a su país natal como al de acogida, Robinson se muestra muy feliz y optimista en España. Vino buscando aprender un “modus vivendi distinto” y jugar al fútbol en un lugar en el que se sintiera “apreciado” y ha acabado enamorándose de España. “Los españoles se mueven por impulsos y emociones, no tienen predisposición de engañar y luchan por seguir adelante”, opina quien ha sido testigo de los cambios sociales, económicos y políticos del país en los últimos treinta años.
A día de hoy y con un gran respeto hacia nuestro país, el inglés trabaja sin parar. Su tiempo lo llena con su programa 'Informe Robinson' de Canal +, el espacio de deporte de Cuatro y las tertulias y su programa ‘Acento Robinson’ que hace en la Cadena SER. Pero el exfutbolista precisa: “todo el trabajo que hago tiene un acento pero es independiente del idioma y la fonética. Mi acento es una marca”, concluye al despedirse. Tras una conversación enteramente en español, se despide con un “okey”. Y es que a pesar de haber pasado toda una vida en España, mantiene su sello personal que provoca un interés especial por el inglés y el deporte.
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