Condena de cárcel por difundir un vídeo humorístico sobre Dubái
Un tribunal de seguridad sentencia a dos emiratíes y seis extranjeros a penas de prisión y multas por grabar una parodia
Dos ciudadanos emiratíes y seis extranjeros, entre ellos un estadounidense, han sido condenados este lunes por un tribunal de seguridad de Abu Dhabi a penas de hasta un año de prisión y multas por grabar y difundir un vídeo paródico que el juez ha considerado “injurioso para la imagen del país en el extranjero”. La noticia, de la que informa el diario oficialista The National, pone de relieve los límites de la libertad de expresión y la tolerancia a la crítica en Emiratos Árabes Unidos (EAU) y el resto de las monarquías de la península Arábiga.
Todo empezó en octubre del año pasado cuando Shezzane Cassim, un comediante aficionado estadounidense que trabajaba como consultor en EAU desde 2006, y varios amigos colgaron un vídeo en YouTube que, según The National, “presentaba el barrio de Satwa de Dubái como un lugar peligroso y lleno de bandas”. Otras versiones aseguran que parodiaba a los jóvenes emiratíes que viven allí y que van de gallitos aunque en realidad son inofensivos. Al parecer, la grabación, de 19 minutos, les mostraba practicando artes marciales vestidos con el traje nacional y lanzando zapatos (algo considerado un insulto entre los árabes) contra un periódico.
En total nueve personas han sido juzgadas por el vídeo. Aunque The National solo da las iniciales de los encausados, la familia de Cassim confirmó que era uno de los seis detenidos el pasado abril. Otras tres personas, un estadounidense, una canadiense y una británica, han sido condenados en ausencia. Los cuatro y dos ciudadanos indios, identificados sólo como R y A, han sido sentenciados a un año de cárcel y 10.000 dirhams (unos 2.000 euros cada uno). En el caso de los indios, serán deportados cuando cumplan la condena.
Para los dos hermanos emiratíes, uno de ellos director de marketing y rapero y el otro estudiante y empleado de una línea aérea a tiempo parcial, identificados como SD y SD [las mismas iniciales], la sentencia es de ocho meses y 5.000 dirhams. Dado que ambos ya han pasado ocho meses en prisión, se espera que queden en libertad en cualquier momento. Un tercer hermano, AD, ha sido perdonado.
Se trata del primer caso que se juzga en Emiratos Árabes bajo un nueva ley contra el cibercrimen aprobada a finales de 2012 y que suscitó las críticas de las organizaciones de derechos humanos. Human Rights Watch denunció que la nueva legislación era “un intento de prohibir la menor crítica”. El Departamento de Estado norteamericano también ha expresado su inquietud por esa ley y por el trato dado a Cassim, quien pasó cinco meses detenido sin conocer el motivo y se encuentra en una prisión de máxima seguridad a las afueras de Abu Dhabi.
Los abogados defensores han asegurado que sus clientes no tenían la intención de burlarse de la cultura de EAU o de dañar su reputación en el exterior. De hecho, el vídeo se abre con la advertencia “los hechos siguientes son ficción y no tienen la intención de ofender a los habitantes de Satwa o de EAU”.
Pero desde el estallido de las revueltas árabes hace tres años, las monarquías de la península Arábiga se han mostrado especialmente sensibles al menor signo de disidencia y desconfían en particular de las redes sociales, cuyo uso está ampliamente extendido entre los jóvenes. En Bahréin, Omán, Kuwait y Arabia Saudí varios activistas han sido encarcelados por hacer críticas en Twitter o Facebook sobre las respectivas familias gobernantes. En Catar, un poeta, Mohamed al Ajami, cumple 15 años de prisión por insultar los símbolos del país y animar a derrocar el sistema.
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