Gil Tamayo llega para “mandar en la cancha”
El nuevo portavoz sostiene que los prelados no son “profetas de calamidades ni gente que arrolle la libertad de los demás”
Campechano, emocionado, como un colega que acaba de regresar de una misión especial, el nuevo portavoz de los obispos, el sacerdote y periodista extremeño José María Gil Tamayo, entró este mediodía en la sala de prensa de la Casa de la Iglesia dando besos, abrazos y apretones de mano. Se le correspondió con entusiasmo casi general. ¿Primer símbolo de un cambio en la política de información de la Conferencia Episcopal Española (CEE)? Es pronto para decirlo. Lo evidente es que la primera comparecencia del nuevo portavoz parecía una enmienda a la totalidad del estilo bronco y distante de su predecesor, Juan Antonio Martínez Camino.
Primera declaración de principios de Gil Tamayo: “La Iglesia católica necesita salir de las páginas de sucesos y ocupar el espacio que le corresponde en la sección de sociedad. No vamos a ser gente de sacristía, ni vamos a ser gente que arrolle faltando a la libertad de los demás. No. Respeto exquisito a la libertad de los demás. Pero sin renunciar en absoluto a ofrecer nuestras propias convicciones, con alegría, con fuerza, con convicción. El secreto de la comunicación está en mostrarse como uno mismo, sin trampas ni cartón. Creo en la transparencia. Es la mejor manera de luchar contra la desinformación”, dijo
Gil Tamayo llega sin programa, pero con las ideas claras. Lo que le ha impresionado es el recibimiento. Ayer a la misma hora estaba dando catequesis a los niños de su parroquia en Badajoz, y un chiquillo, asombrado por el revuelo que sentía en torno al cura, le preguntó: “Pero, padre, qué es eso que le han hecho”. “Me preguntó si me habían hecho secretario del Papa”. Después de saludar a los periodistas como “compañeros y compañeras, y de agradecer las felicitaciones de las autoridades españolas y de altos cargos del Vaticano, entró en materia, lanzando en apenas media hora un plan de comunicación a la manera del papa Francisco.
“Me siento llamado a ser fiel a lo que los obispos decidan en cada momento. Trabajo para una organización colegial. Pero la Iglesia española mirará a Roma, y lo hará con simpatía. Ciertamente, hay en Roma un cambio. He sido testigo del aire nuevo, del aire fresco y nuevo que trae el papa Francisco. Creo que para la realidad española es muy importante ese aporte de renovado empeño evangelizador, al mismo tiempo que ha sido muy importante la profundidad, honestidad, la iluminación del magisterio de Benedicto XVI”. Lo dijo el nuevo secretario general del episcopado antes de recordar a los periodistas que en los dos últimos años ha trabajado en el Vaticano, al lado del portavoz de la Santa Sede, el jesuita Federico Lombardi, como su adjunto en lengua española en un sínodo de obispos y durante el cónclave del que salió elegido Papa el argentino Jorge Mario Bergoglio.
“Francisco mira de manera especial a España. El papa usa el español cuando quiere expresarse de manera más suelta. La sintonía es efectiva y afectiva. Lo he visto en mi parroquia, con personas que se me acercan y me dicen que es como nosotros, uno de nosotros. Se ha metido en el corazón de la gente”, añadió.
En el pasado, Gil Tamayo ha sido crítico con algunos aspectos de la comunicación de la Iglesia católica. ¿Llega con un cambio de mentalidad? ¿Ha planificado una estrategia comunicativa distinta, alejada de la politización de su predecesor? Respondió con una sonrisa. “Quienes me conocen, y aquí hay muchos, saben que no he sido un crítico ni un enfant terrible, aunque sí creo que podemos y debemos mejorar. En estos años se ha ido ganando en comunicación. Pero solo llevo apenas dos días; no tengo diseñado un plan. Tendré que conocer la realidad y los medios. El objetivo es transmitir el evangelio de forma positiva. No podemos estar jadeantes a esperar a que nos tiren la pelota para dar cada respuesta. Con un símil deportivo, hay que mandar en la cancha. Hay que ir por delante en los temas de la agenda. Y transmitir la voz de la Iglesia con honestidad. Tenemos un deber de justicia: el derecho de la gente a estar bien informado, a saber. Se puede a hacer con seriedad y con buenas formas. Esta institución se dedica a transmitir desde hace casi dos mil años una buena nueva que es nueva pero que es buena. No somos profetas de calamidades, ni debemos ser profetas de calamidades, sobre todo cuando hay tanta gente que está sufriendo. Tenemos un ejemplo en el papa Francisco. Es lo que está haciendo: ser un bálsamo ante los que sufren”.
También se le preguntó por sus posiciones ideológicas, a partir del dato de su pertenencia al Opus Dei: sobre si es moderado, progresista, conservador, o qué. Dijo: “Me defino como un cura al que encargaron que hiciera periodismo Vivo esa doble vida. Las etiquetas pertenecen a una pereza, a un tópico, a un prejuicio de encasillamiento que nos libera de pensar y de aceptar la realidad que nos viene dada. Siempre hay que hacer esquemas, pero no me siento condicionado por esquemas. Creo en la transparencia. Es la mejor manera de luchar contra la desinformación, los tópicos, el rumor, y contra esa pereza que son los prejuicios”.
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