“La gente quería verme en el poder”
Rula al Hroub, de 45 años fue una de las tres congresistas que consiguieron representación en la Cámara baja en las elecciones legislativas de Jordania
Si el camino de reformas que Jordania ha comenzado a recorrer recientemente lleva a que algún día haya una primera ministra mujer, hay alguien que ya se prepara para el cargo. Rula al Hroub, de 45 años, logró toda una gesta para las mujeres jordanas en las elecciones legislativas de enero. Fue una de las tres congresistas que consiguieron representación en la Cámara baja, más allá de los 15 escaños reservados a mujeres por cuotas obligatorias. De los platós de televisión, Al Hroub ha dado el salto a la política nacional, en un momento en el que el reino hachemita avanza tímidamente hacia una mayor democratización.
“En Jordania es muy difícil hacer cambios por la vía revolucionaria. Una debe trabajar como un político pero con visión revolucionaria”, dice, explicando por qué la primavera árabe no ha supuesto, hasta hoy, una verdadera amenaza al rey Abdalá II. Al Hroub ha elegido para el encuentro el hotel Fours Seasons, frecuentado por políticos, la cara más cosmopolita de Ammán. Al inicio de la entrevista, el camarero se acerca. Un exministro se halla en una mesa cercana. “Le gustaría pagar la cuenta de esta mesa”, dice. Reconocida adonde quiera que vaya, Al Hroub rechaza la oferta con una sonrisa.
Hay grandes paralelismos entre Al Hroub y la reina Rania. Ambas nacieron en Kuwait, provienen de familias palestinas, tienen cuatro hijos y son musulmanas no dadas a llevar velo. Ahí acaban las similitudes. Al Hroub se ha labrado una carrera en los medios y dando clases en la universidad. Entre 2000 y 2003 vivió con su familia en EE UU. Regresó a Jordania en el año en que su hermana, la empleada de Naciones Unidas Riham Al Farra, falleció en un ataque en Bagdad durante la guerra de Irak. “Desde aquel momento, me sentí obligada a influir sobre lo que pasa a mi alrededor en el mundo”, asegura.
Durante la entrevista Al Hroub no prueba la comida hasta que pasa junto a la mesa la camarera con los postres. Sus dos teléfonos no dejan de sonar. Es toda una personalidad en Jordania. Fue la única mujer elegida en la Cámara baja a través de una lista nacional. En las elecciones logró casi 101.000 sufragios, la lista más votada tras los islamistas. “Una mujer de los medios llega muy cerca de los islamistas. A muchos no les hizo gracia”, asegura.
Algunos grupos islamistas boicotearon infructuosamente las elecciones legislativas. De entre los que se presentaron a los comicios hubo candidatos que atacaron a Al Hroub por no llevar velo. “Eso es un asunto entre la persona y su Dios. No le compete al Estado hacer que la gente cumpla órdenes en las que no cree o que no quiere cumplir”, dice, tajante. “No llevo velo porque no quiero”. En su agenda ahora está cambiar la ley jordana que autoriza únicamente a los padres a transferir la nacionalidad a sus hijos. Las madres solteras no pueden hacerlo. “A las madres que son abandonadas se las deja sin oportunidades, sin nada”, dice.
Al Hroub no peca de falsa modestia. Tiene ambiciones, y no las esconde. En Jordania, al primer ministro lo elige el rey. Recientemente, el monarca anunció que a partir de ahora lo hará tras consultar con el Parlamento. “La gente que me eligió quería verme en el poder. Querían verme como primera ministra de Jordania para poder cumplir todas las promesas que hice”, explica Al Hroub. “Y no podré hacerlo hasta que no sea jefa del Ejecutivo”.
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