El diputado que quería entender
Toni Cantó aterrizó en el Congreso de los Diputados en 2011 como un cuerpo extraño en la primera línea de la política: “No entendía” muchas de las dinámicas de la vida parlamentaria
Toni Cantó quiere entender. Cuando aterrizó en el Congreso de los Diputados tras las elecciones de 2011, lo hizo como un cuerpo absolutamente extraño en la primera línea de la política. “No entendía” muchas de las dinámicas de la vida parlamentaria. Eso, al menos, es lo que cuentan quienes le conocen para explicar, al margen de “errores” como las declaraciones que cuestionaban las denuncias por violencia machista, la conducta habitual del actor, nacido en Valencia en 1965. Esto es, un comportamiento a veces excéntrico, poco habitual en la Cámara baja, a menudo inoportuno —según sus adversarios—, obstinadamente trabajador para los suyos.
Lo cierto es que el diputado de UPyD necesita pronunciarse más allá de su papel de portavoz parlamentario. Y con frecuencia desata cruces de acusaciones y polémicas, sobre todo por lo que publica en su perfil de Twitter, un canal que ha multiplicado su popularidad más allá de su trayectoria de actor. En su entorno aseguran que solo es una forma más de expresarse, un vehículo para que lo que diga salga del Congreso. Y el propio Cantó reconoció ayer que al ser “una persona pública, un cargo político”, tiene que “tener más cuidado con esto”. Porque “esto” corre el riesgo de convertirse en otro desatino.
Algunos ejemplos. Hace un año la dirección de Radiotelevisión Valenciana y dos sindicatos arremetieron contra el diputado por Valencia por enlazar en su perfil de Twitter un vídeo difundido por otro usuario que simulaba la destrucción de la sede de la televisión, lo que calificó de “posible solución al déficit de Canal 9”. Al poco de ocupar su escaño, publicó dos fotografías del hemiciclo semivacío comentando que el Congreso estaba “desangelado”. En ese caso fue el parlamentario popular Antonio Gallego el que echó gasolina al incendio a través de la red social. “Me han dicho que Toni Cantó ayer publicó una foto con el hemiciclo medio vacío. No puede ser más tonto. Vuelve a la farándula. Sin acritud”, le insultó, aduciendo un intento de desprestigiar a la clase política y acusándole de no conocer el funcionamiento del Congreso, donde los diputados pueden estar atendiendo a otras tareas. “Por su faceta de actor, llega a retratarlo todo”, cuentan otras fuentes, que reconocen que “peca un poco de ingenuo” y que, pese a “sus cosas malas, todo le sorprende”. También por esta razón, tal vez, al margen de las descalificaciones, Cantó es considerado un extraño por muchos parlamentarios. Pocos le toman en serio a pesar de que su actividad sea objetivamente intensa.
Pero las polémicas desatadas por este diputado que, aseguran en la formación magenta, entró en UPyD por la puerta pequeña, “sin decir nada a nadie”, van más allá de las redes sociales. Hace dos semanas, durante el debate de la ILP que declaraba los toros Bien de Interés Cultural, Cantó aseguró: “Ni los toros ni el resto de los animales tienen dos de los que son nuestros derechos fundamentales: el derecho a la libertad y el derecho a la vida”. Ante unas protestas generalizadas, no solo de los animalistas, ayer intentó arreglarlo, sin conseguirlo, en una entrevista en Espejo Público: “Lo dije en el Congreso, donde hablamos de leyes. No tienen ese derecho, es que no lo tienen. Es la realidad. Otra cosa es que creamos que hay que tratarlos bien, pero es que no lo tienen”.
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