Regreso a Júpiter
Europa prepara una misión de exploración de las lunas heladas del planeta gigante. La nave ‘Juice’ partirá en 2022. La NASA participa en el proyecto
Europa, Ganímedes y Calixto son tres enigmáticos mundos de hielo. En realidad son lunas del gigante Júpiter, tres de las cuatro que descubrió Galileo Galilei en 1610, tres de las 50 que se han descubierto hasta ahora. Parece que las tres tienen grandes océanos de agua bajo una capa helada superficial e intrigan a los científicos hace tiempo. Hacia ellas se dirigirá una nueva misión científica de la Agencia Espacial Europea (ESA) para estudiarlas de cerca durante tres años, sin olvidar las observaciones del gran planeta. La misión se llama Juice (siglas en inglés de Explorador de las Lunas Heladas de Júpiter) y se acaban de aprobar los instrumentos científicos —11 en total— que llevará la nave interplanetaria para medir el grosor de la capa de hielo de las lunas, explorar los océanos ocultos, desvelar sus estructuras internas y trazar mapas de superficie. La NASA se ha apuntado a este nuevo viaje interplanetario de un robot avanzado de exploración.
La preparación de una compleja misión como Juice lleva tiempo, varios años desde que se plantea conceptualmente hasta que parte. Pero, además, Júpiter está muy lejos, así que habrá que esperar años antes de obtener los resultados. La sonda deberá ser lanzada al espacio con un cohete, Ariane<TH>5, dentro de una década, en 2022. Tardará ocho años en llegar al sistema de Júpiter, de manera que no se pondrá en órbita allí hasta 2030, para funcionar, al menos, tres años y medio. Es la primera gran misión del programa Visión Cósmica 2015-2025 de la ESA. Júpiter fue investigado de cerca por la misión de la NASA Galileo (1989-2003) y, como siempre en ciencia, las respuestas provocaron más y más preguntas.
“La selección de instrumentos es un hito en esta misión al Sistema Solar exterior, un auténtico buque insignia de la capacidad tecnológica y científica europea”, afirma Álvaro Giménez, director de Ciencia y Exploración Robótica de la ESA. “El conjunto de instrumentos elegido está enfocado a los objetivos científicos de la misión, desde las medidas in situ del vasto campo magnético de Júpiter y su entorno de plasma hasta las observaciones de la superficie y el interior de las tres lunas heladas”, añade Luigi Colangeli, coordinador de las misiones del Sistema Solar de la agencia europea.
La misión tiene, además, una perspectiva más lejana: “Los planetas extrasolares que se han descubierto en los últimos años son, fundamentalmente, gigantes gaseosos parecidos a Júpiter, luego parece lógico procurar la mayor información posible sobre el ejemplo que tenemos cerca de nosotros y, muy particularmente, su sistema de satélites”, ha explicado Giménez a EL PAÍS.
Europa y Marte son, para muchos, sitios idóneos para buscar pistas de vida
Mientras se prepara Juice llegará al planeta gigante otra nave que ya está en camino, la Juno, de la NASA, que partió en agosto de 2009 y está ahora a 176 millones de kilómetros de la Tierra. Debe ponerse en órbita de Júpiter en julio de 2016 para tomar datos allí hasta octubre de 2017. Su objetivo es determinar cuanta agua hay en la atmósfera de Júpiter, medir la composición, la temperatura y el movimiento de las nubes, estudiar el campo magnético del planeta y determinar su estructura interna. “Juno se centra en el estudio de las propiedades del planeta, no de los satélites, y con instrumentos muy sencillos”, apunta Giménez.
Ganímedes es el mayor satélite que se conoce. Con tres cuartas partes del tamaño de Marte, es más grande que Mercurio (si estuviera en órbita solar en lugar de girar alrededor de Júpiter se podría clasificar como planeta). Tiene un centro metálico que genera un campo magnético, un manto rocoso y una capa gruesa (unos 800 kilómetros) de hielo recubriéndola. Calixto, casi del tamaño de Mercurio, es el objeto más marcado por cráteres del Sistema Solar. Y Europa, algo más pequeña que la Luna, es, junto con Marte, el lugar favorito de muchos para buscar algún signo de vida en el Sistema Solar fuera de la Tierra. Sobre una capa rocosa, Europa parece estar cubierta de océanos de agua salada y helada en su superficie, hielo que se resquebraja por las tensiones que generan las poderosas fuerzas de marea de Júpiter. Las observaciones de la Juice servirán como preámbulo para una ansiada misión espacial dedicada específicamente a esta interesante luna de Júpiter. Io, fuera del circuito de aproximación de la futura nave europea, es el cuerpo volcánicamente más activo del Sistema Solar.
“La última misión europea a los planetas gigantes fue la sonda Huygens que aterrizó en la luna de Saturno Titán, en 2005, pero tuvo que ir hasta allí como pasajero de la nave de la NASA Cassini”, recuerda Giménez.
A los otros dos grandes planetas del Sistema Solar no se ha enviado aún ninguna misión. “A distancias como la de Saturno, y a Urano o Neptuno, no podemos ir con la energía proporcionada por paneles solares, como los de la nave de la ESA Rosetta, que se dirige a un cometa y que llega a la distancia de Júpiter”, comenta Giménez. “Y en Europa no tenemos aún la tecnología de las RTG \[generador térmico de radioisótopos\] para explorar los confines exteriores del Sistema Solar, donde los paneles solares no son eficientes”.
La nave Juice observará la atmósfera y la magnetosfera del planeta gigante y las interacciones con sus lunas, sobrevolará docenas de veces Calixto, pasará dos veces junto a Europa para medir el grosor de su capa helada superficial y, al final, se podrá en órbita de Ganímedes para investigar su estructura interna, su océano y su hielo. La misión aborda dos preguntas clave: cuáles son las condiciones necesarias para la formación de planetas y la emergencia de la vida, y cómo funciona el Sistema Solar.
Para cumplir todos estos objetivos, la misión, con un coste total de casi 1.000 millones de euros, incluidos 75 que aporta la NASA, llevará cámaras, láser altímetro, espectrómetros, magnetómetro, analizador de partículas, un sensor ultravioleta y un radar capaz de penetrar hasta nueve kilómetros en la corteza helada de Calixto, Europa y Ganímedes. De su desarrollo, construcción y explotación científica se ocupan equipos científicos de 15 países europeos (incluida España) más los socios estadounidense y nipón.
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