Telemadrid vuelve a emitir a la espera de los 860 despidos
Los trabajadores preparan nuevos paros y el conflicto pasa a los tribunales
Después de 20 días con la pantalla en negro, Telemadrid ha recuperado esta madrugada la normalidad en las emisiones. Los trabajadores han decidido sustituir el paro indefinido por otros parciales que afectarán a los programas informativos. Al tiempo, se proponen trasladar el conflicto de las ondas a los tribunales. Rechazan que el despido colectivo aprobado por el Consejo de Administración del ente público —que supone la salida de 861 personas, el 74% de los 1.169 empleados—, obedezca a causas económicas. “No es un ERE, es una purga ideológica”, dijo ayer uno de los miembros del comité de empresa. “El PP de Ignacio González quiere seguir controlando y manipulando la información y no le interesan los testigos molestos”, añadió.
Las tres centrales sindicales representadas en la compañía (UGT, CC OO y CGT) lamentaron que la empresa no haya atendido sus propuestas, que incluían bajadas salariales (con un tope de 60.000 euros en la nómina de los directivos), supresión de los complementos y rotaciones para ajustar los costes al presupuesto de 2013. La nueva plantilla estará integrada por 300 personas. La empresa no ha comunicado el procedimiento a seguir, aunque los trabajadores creen que hoy mismo podrían empezar a recibir las cartas de despido.
Un portavoz de Telemadrid aseguró que la reestructuración es “puramente económica”, dado que la situación de la compañía es “insostenible”. Pero los sindicatos aseguran que el dinero que se ahorrará la cadena con los despidos “no irá a la educación o la sanidad”, sino que se destinará a “hacer negocio”. El plan diseñado por la consultora Deloitte-Cuatrescasas prevé una plantilla de apenas 300 personas, con una producción propia mínima (solo se asumirán los informativos) y la externalización del resto de los contenidos. “Su modelo de una microtelevisión, con el 4% de audiencia, no tiene futuro”, dicen los trabajadores, que han criticado la manera en la que el PP de Esperanza Aguirre, con Manuel Soriano en el puesto de director general, comenzó hace ocho años a inflar la plantilla contratando periodistas para montar “a dedo” una “redacción paralela”, mientras que la mayoría de la plantilla ganó su plaza por oposición.
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