Erik Izraelewicz, un maestro del periodismo volcado en los lectores
Renovó 'Le Monde' en tiempo récord, recuperando su liderazgo
Le Monde es una cabecera mítica para los periodistas españoles de mi generación. En la década de los sesenta, cuando la sociedad española pugnaba por desembarazarse del oscurantismo de la dictadura, la única manera de estar informados sobre lo que pasaba en España era la lectura del diario francés, pese a que numerosas veces el régimen prohibía su distribución. Quienes nos estrenamos en el periodismo profesional hace más de 50 años siempre hemos considerado a Le Monde como un ejemplo a seguir por su honestidad profesional, su calidad en las informaciones y su independencia. Hace más de una década, cuando tuvimos ocasión de demostrar muestro compromiso con el tipo de periodismo que los redactores de Le Monde encarnan, no dudamos en incorporarnos desde PRISA a su grupo editor, en el que permanecemos como accionistas y consejeros.
La Redacción del diario francés elogia los valores y la cultura que encarnaba
Le Monde, el mejor periódico de Francia, está de luto riguroso. Su director, Erik Izraelewicz, que había comandado el vespertino desde febrero de 2011 con una apuesta por la calidad, la integridad y la inteligencia, murió el martes pasado tras sufrir un infarto en su despacho.
Nacido en Estrasburgo en 1954, Izraelewicz era también director del grupo Le Monde y vicepresidente del Consejo de Administración de los semanarios Télérama y Courrier International.
El Comité de Redacción emitió ayer nota de despedida en la que califica “la brutal desaparición de Erik Izraelewicz” como “un golpe, un trauma y una tragedia para el conjunto de la plantilla”. “En la historia del periódico (fundado hace 68 años), es la primera vez que un director muere mientras está en activo. Izraelewicz encarnaba una cultura y unos valores a los cuales este colectivo está profundamente apegado. Intentaremos preservar intacta su memoria y perpetuar la tradición de humanismo e inteligencia de espíritu”, añade el comunicado.
Doctor en Economía y diplomado en la Alta Escuela de Comercio por el Centre de Formation des Journalistes, Izraelewicz había dirigido antes de Le Monde los económicos La Tribune y Les Echos. En Le Monde desembarcó
en abril de 1986 y lo dejó en 2000. Fue sucesivamente jefe de economía, editorialista, corresponsal en Nueva York y redactor jefe. En febrero de 2011 fue nombrado máximo responsable del diario. Editorialista de gran mesura y analista económico especializado en China, Israelewicz potenció durante su mandato la edición digital del diario, abrió nuevos suplementos y concedió generosos espacios en la versión en papel a la ciencia, la tecnología y el análisis sobre la actualidad internacional.
La personalidad de Erik Izraelewicz, que acaba de dejarnos, respondía en todo a esa tradición de buen hacer periodístico y honestidad profesional y personal. Hace dos años que regresó al diario para hacerse cargo de su dirección en momentos muy difíciles. Desde el primer momento demostró su capacidad de hacer frente a las adversidades y de mejorar y hacer crecer al periódico, en todos los aspectos. Lo renovó en tiempo récord, recuperando un liderazgo que amenazaba con perderse y haciendo gala de una dedicación al periodismo como solo los mejores son capaces de entregar. En mis encuentros con él durante este tiempo hemos tenido ocasión de departir en torno a innumerables cuestiones de la política y la economía, la situación del euro, la globalización y temas semejantes. Pero sobre todo pudimos debatir ampliamente sobre el futuro del periodismo escrito, las amenazas y oportunidades que representan las nuevas tecnologías y las transformaciones necesarias que tenemos que emprender si queremos que sobreviva una profesión fundamental para la formación de las opiniones públicas y la vertebración de las democracias. En todos esos diálogos siempre admiré la capacidad de escuchar de Erik, su atenta curiosidad por las opiniones ajenas, su mesurado juicio y su decidida vocación de servicio a los lectores del periódico. Diez años más joven que yo, fue en muchos aspectos un maestro para mí. Inteligente y sagaz nunca dejó de ser humilde, cualidad necesaria para todo buen periodista, siempre acosado por la tentación de la egolatría. Su pérdida es algo irreparable no solo para el periódico que tan brillantemente ha dirigido, sino para la profesión entera dentro y fuera de Francia.
Juan Luis Cebrián es presidente de EL PAÍS, del que fue su director fundador. Es consejero de Le Monde.
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