“No sé cómo voy a pagar la matrícula”
El sistema perderá becarios por las mayores exigencias académicas
Para Bárbara Fleks, conocer el precio de la matrícula de este curso fue como un dolor de muelas. Esta joven polaca de 30 años, que estudia Arquitectura en la Universidad Politécnica de Cataluña, tiene que pagar 1.400 euros por cursar las cinco asignaturas (30 créditos en total, medio curso) que le quedan para acabar la carrera, casi el mismo precio que pagó el año pasado por el doble de materias. Su dolor de cabeza principal es saber cómo va a pagar la matrícula. Normalmente, trabaja en verano para costearse la universidad, pero este año no ha tenido mucha suerte. “No sé cómo voy a pagar la matrícula”.
Tampoco ha podido acceder, como en otras ocasiones, a una beca del Ministerio de Educación porque no llega al nuevo porcentaje de aprobados que se exige: el 65% en Arquitectura e ingeniería (antes era el 60%), 80% en Ciencias y Ciencias de la Salud (esta se queda igual); y el 90% en Humanidades y Sociales y Jurídicas (hasta ahora se les exigía superar el 80%). Fleks se muestra muy crítica con la restricción de las condiciones de acceso a becas para los repetidores y el incremento del 67% del precio de los créditos, sobre todo en carreras como Arquitectura.
Durante muchos años, multitud de especialistas (también el último Gobierno del PSOE) han abogado por aumentar el precio de las matrículas, sobre todo a los repetidores, aumentando sustancialmente las becas, las ayudas y los préstamos al estudio, para asegurar la financiación de los campus públicos e, incluso, aumentar la equidad (España destina a becas y ayudas el 0,08% del PIB frente al 0,24% del PIB de media en los países de la OCDE). Con independencia de que hay otros especialistas que rechazan esta idea, lo cierto es que en España se ha encarecido la universidad en mitad de una gran crisis económica y se han reducido las becas.
Los especialistas en financiación universitaria Juan Hernández Armenteros y José Antonio Pérez García, a partir de los datos de sus centros (Jaén y Politécnica de Valencia), calculan que las nuevas condiciones académicas para mantener una beca (que se endurecerán más el curso que viene) harán que en torno al 17,3% de los beneficiarios pierdan esa condición este año, tomando los datos de becarios del ministerio del curso 2010-2011. Hernández y Pérez estiman un ahorro para el ministerio en becas de unos 140 millones, aunque no se haya reducido el presupuesto, como recuerda una y otra vez el Gobierno.
Bárbara Fleks vive con su marido; los 500 euros que cobra ella de su trabajo como comercial en un restaurante no le dan para mucho, especialmente cuando surgen imprevistos que no se pueden aplazar, como intervenciones dentales. Bárbara está negociando con la universidad el pago fraccionado de tasas. “O pago la matrícula o el dentista”, se queja.
Tampoco le permiten optar a uno de los préstamos habilitados por la Generalitat porque no tiene nacionalidad española. Este año, el Gobierno catalán ha vetado estos créditos (al 7,5% de interés a través de La Caixa y el Sabadell) a los estudiantes extranjeros, aunque sean residentes y comunitarios. “Si fuera una beca lo podría llegar a entender, aunque he trabajado y cotizado aquí varios años, y hago la declaración de la renta”, explica indignada. “Queríamos reforzar la garantía de que los préstamos avalados por la Generalitat se devolverán”, justifican en la Secretaría de Universidades.
Con información de J. A. Aunión.
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