Un Sol perfectamente redondo
Si la estrella fuera un balón, la diferencia entre sus diámetros sería inferior al grosor de un cabello, según la medida más precisa del astro jamás hecha
El Sol es más redondo de lo que se creía. Tanto que si fuera un balón de playa la diferencia entre su diámetro ecuatorial y su diámetro polar sería inferior al grosor de un cabello humano. Otra comparación: si se redujera la estrella a una bola de un metro, el diámetro ecuatorial sería solo 17 millonésimas de metro mayor que el polar. Lo han medido unos científicos, con una precisión nunca alcanzada antes. En realidad el diámetro solar es de 1,4 millones de kilómetros, unas 110 veces el diámetro terrestre y más de tres veces la distancia que nos separa de la Luna. Los investigadores, además, han descubierto que la forma del Sol es muy estable, y apenas le afecta el ciclo solar de 11 años, como sugerían algunos estudios.
El astrónomo Jeffrey Kuhn (Universidad de Hawai) y sus colegas han estado observando el Sol durante dos años, tiempo en el que la estrella ha evolucionado desde un período de mínima actividad de sus manchas hasta casi el máximo, que se espera para el año que viene. Ellos han hecho estas medidas ultraprecisas gracias a una cámara a bordo del satélite de la NASA Solar Dynamics Observatory (SDO) que, al estar fuera de la atmósfera terrestre, evita las distorsiones en las imágenes del astro, y toma 15.000 cada día
“La forma precisa del Sol no se había determinado de modo convincente pese a medio siglo de observaciones fotoeléctricas modernas”, recuerdan estos científicos en el artículo en el que exponen sus resultados, publicado en la revista Science esta semana. Señalan que la desviación respecto a la forma perfectamente redonda que ellos han medido, es sustancialmente inferior a las expectativas teóricas.
La rotación del astro debería provocar un ensanchamiento ecuatorial
El Sol cumple una rotación completa cada 28 días, lo que debería provocar un cierto aplastamiento en su forma ensanchando el diámetro ecuatorial. Sin embargo, el efecto resulta ser mínimo y, además, es constante, “lo que sugiere que deben actuar fuerzas bajo la superficie del astro, como el magnetismo solar o las turbulencias, cuyo efecto es mayor de lo que se esperaba”, explican los científicos de Hawai.
“Durante años hemos creído que nuestras mediciones fluctuantes nos estaban indicando que el Sol varía, pero estos nuevos resultados nos dicen algo diferente: mientras prácticamente todo lo demás en la estrella cambia con su ciclo de 11 años de las manchas solares, su forma no varía”, ha comentado Kuhn.
En estos dos años de observaciones con el SDO, recuerdan los investigadores, el Sol ha pasado de no mostrar apenas actividad —con períodos sin manchas observables— a la situación actual en la que se han llegado a contabilizar más de 90 manchas diarias.
El SDO fue lanzado al espacio en febrero de 2010 precisamente para recoger información que ayude a comprender las causas de la variabilidad solar —sobre todo en u atmósfera— y su influencia en la Tierra y en su entorno.
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