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ALMUERZO CON MANUEL TRAJTENBERG

“El crecimiento económico no puede serlo todo”

El profesor que presidió la comisión oficial sobre los indignados israelíes aboga por las políticas sociales

Jorge Marirrodriga

“Nunca tomo decisiones de noche”. Sentado mientras se sube las mangas de la camisa, Manuel Trajtenberg (Córdoba, Argentina, 1950) explica cómo una medianoche de 2011 recibió una llamada en su casa de Tel Aviv. Era Benjamín Netanyahu quien le pedía que se pusiera al frente de una comisión especial sobre las protestas sociales más importantes registradas en Israel desde su independencia. “Mi mujer dijo que no. ¡Si yo mismo había estado en las manifestaciones con mis tres hijas!” Dos días después era el ministro de Defensa, Ehud Barak, quien llamó insistiendo. “Era viernes por la noche y le dije: ‘No tomo decisiones en sabbat”. Al día siguiente Tel Aviv vivió una manifestación a la que acudió medio millón de personas, el 6,5% de la población israelí. “Mis hijas fueron, yo me quedé en casa viéndolo por televisión. De pronto aparecen unos rótulos bajo las imágenes. Decía que se creaba una comisión y que yo era su presidente”. Netanyahu había ganado.

Manuel Trajtenberg, en Madrid.
Manuel Trajtenberg, en Madrid.Claudio Alvarez (EL PAÍS)

En apenas 24 horas organizó un equipo de 20 personas que trabajó sin descanso durante 50 días y elaboró un extenso documento que ha supuesto el mayor éxito de las protestas sociales que recorrieron Occidente el año pasado. Fue la única ocasión en que se llevaron las conclusiones de las asambleas callejeras a un Parlamento y hasta modificaron la política de un Gobierno. “Utilizamos la misma organización de los indignados. Recogimos unos 5.000 documentos por crowdsourcing. Empleamos Twitter, Facebook y YouTube. Hicimos asambleas en el mismo lugar de la protesta. El que quisiera tenía 20 minutos para hablar. Nos contactaron de la federación de empresarios. Les dimos 20 minutos y se indignaron. Pero era lo que tenían todos los demás”, explica Trajtenberg, quien preside el Consejo de Educación Superior de Israel y ha estado en España acompañado de otros nueve rectores de universidades israelíes.

Mientras descubre lo que al parecer es una invención española —el café con hielo— recuerda en su español mezcla de acento argentino e inglés de Norteamérica: “En mi vida he tomado tanto café como esos días. Yo era un poco como la piedra Roseta. Tenía que servir para traducir jeroglíficos en un idioma que entendieran los políticos y darle profundidad”.

El informe fue presentado ante el Gobierno, quien lo aprobó y lo remitió a la Knesset (Parlamento israelí). El documento entre otras cosas propone una subida del 20% al 25% de las ganancias del capital, fuertes multas contra los constructores que se retrasaran en la entrega de las viviendas, subida de impuestos municipales a las viviendas vacías y un aumento de viviendas entre la comunidad árabe-israelí. El Gobierno ya ha puesto en marcha una de las reivindicaciones: enseñanza gratuita a partir de los tres años. “Hasta ahora en Israel el sistema ha funcionado basándose solo en el crecimiento económico y esto no puede seguir así. Hay que añadir una sensibilidad social y más igualdad de oportunidades”, subraya este apasionado de la historia grecorromana.

¿Cómo se explica que el movimiento de los indignados tuviera éxito en Israel? “Hay que entender que somos un país pequeño. Todos teníamos a alguien allí. Ellos éramos nosotros”.

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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