El mal de los 'conejos locos'
Una investigación demuestra que tampoco son resistentes a la infección por priones
Durante cuatro décadas se ha creído que los conejos constituyen una de las pocas excepciones entre los mamíferos, al ser resistentes a las enfermedades causadas por priones, unas proteínas misteriosas que, cuando están mal plegadas, son la causa de la enfermedad de las vacas locas, transmisible a humanos. Ahora, unos largos experimentos han permitido comprobar que los priones pueden infectar también a los conejos, lo que plantea la conveniencia de no utilizar en su alimentación proteínas animales. “Si bien nuestros datos confirman que los conejos no pueden considerarse una especie resistente a los priones, los tiempos de incubación tan largos que requiere su replicación predicen que sea poco probable que pueda ocurrir una epidemia como la de las vacas locas”, explica tranquilizadoramente Joaquín Castilla, que ha dirigido la investigación de un equipo internacional.
En el primer paso de este trabajo, en tubos de ensayo, se infectó tejido cerebral de conejo con priones de diversas especies y prácticamente todas superaron la barrera de transmisión. Así, se consiguió ver por primera vez un prión de conejo. En la segunda fase se intentaron infectar conejos vivos y se observó que efectivamente, como señalaban experimentos anteriores, era un proceso difícil. Sin embargo, no era imposible, aunque sí lento, ya que al cabo de 800 días uno de los tres animales mostró todos los síntomas de la infección. Finalmente, se inocularon los priones obtenidos de este animal en dos modelos animales transgénicos (ratones y conejos) y de demostró así la capaidad del prión para transmitirse a través de la misma especie. Los resultados se publican en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
“En nuestro laboratorio trabajamos en el estudio de las barreras de transmisión de los priones. Tratamos de entender por qué existen priones como los de oveja (el scrapie clásico) que no infectan a humanos, y otros, como los priones bovinos, que son responsables del mal de las vacas locas que afecta a humanos”, señala Castilla, del centro vasco CIC BioGUNE. “La capacidad de adaptación de los priones en su paso a través de las distintas especies hace prever que cualquier mamífero es susceptible de ser infectado y que la única manera segura de evitarlo es mediante una alimentación que evite el contacto con proteínas animales”, concluye. El objetivo final de este amplio y activo campo de investigación es desarrollar nuevas estrategias terapéuticas contra las encefalopatías espongiformes transmisibles.
Hay que recordar que hace poco más de 25 años también se creía que las vacas no sufrían estas enfermedades neurodegenerativas, que sí se conocían en las ovejas, por lo que fue una sorpresa preocupante comprobar lo contrario a través de la epidemia de los años noventa que tantas consecuencias sociales y económicas tuvo.
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