Preocupa la seguridad de los astronautas de la NASA
El comité oficial del Congreso de EE UU descarta que se pueda volar con vehículos propios en 2016
La seguridad de los astronautas de la NASA que viajan a la Estación Espacial Internacional (ISS) es el tema que más preocupa a los expertos del Comité de Seguridad Aeroespacial, encargado por el Congreso de EE UU de supervisar los riesgos del programa espacial estadounidense. En su nuevo informe, subraya que la falta de claridad y constancia sobre los objetivos por parte de la Casa Blanca, el Congreso y la NASA es el mayor desafío al que se enfrenta la agencia espacial este año.
Los expertos señalan con trazo rojo, el nivel más preocupante, el alto riesgo de la pérdida de una misión, que se cifra en un 30% a lo largo de la vida útil de la base espacial. En este caso, incluso si la tripulación se pudiera salvar, la estación sería abandonada, sin que exista, señala el informe, un plan establecido para su caída con el menor riesgo posible a la Tierra.
El comité descarta que las nuevas naves estén listas para 2016, como se había previsto
El fallo en agosto del año pasado de un cohete ruso Soyuz, del que dependen actualmente los traslados de tripulantes a la ISS tras la jubilación de los transbordadores de la NASA, puso de relieve esta falta de planificación. Si en el intervalo en que no se pudieron lanzar las naves programadas se hubiera producido un choque grave con micrometeoritos o basura espacial o cualquier otro accidente, es posible que no hubiera habido recursos para abandonar la estación, ya que las dos naves rusas acopladas a esta son la única vía de escape para los seis astronautas que habitualmente ocupan la base espacial.
El accidente del Soyuz, que llevaba una nave Progress de provisiones, fue de un tipo inédito en el largo historial del cohete y se debió, según los comités ruso y estadounidense, a un fallo del control de calidad, que provocó que se atascara el sistema de alimentación de combustible. El informe subraya el buen hacer ruso para explicar el fallo y subsanar los defectos, pero también recuerda que va a ser necesario renegociar el acuerdo para el transporte más allá del límite actual de 2016 y que esta renegociación puede ser problemática.
El otro aspecto más preocupante para el comité es la política actual de acuerdos para desarrollar nuevos servicios comerciales de transporte (cohetes y naves) a órbita baja. Sin embargo, el presupuesto de la NASA para este programa ha sufrido grandes recortes desde que lo anunció el presidente Obama y la agencia espacial reconoce que no hay suficiente dinero para lograr los objetivos previstos. El próximo 7 de febrero está previsto el primer vuelo de prueba de la cápsula Dragon de la empresa Space X a la estación espacial, que forma parte de un programa anterior.
El alto riesgo de pérdida de una misión es del 30% a lo largo de la vida útil de la base espacial
El comité descarta que las naves estén listas para 2016, como se había dicho, y cree que el programa puede fracasar, pero también le preocupa que la escasez de fondos influya en el riesgo que correrán los astronautas en los nuevos vehículos, si finalmente se desarrollan. Si no lo hacen, Estados Unidos seguiría sin tener medios propios de acceso al espacio por tiempo indeterminado, con las consiguientes implicaciones para la seguridad.
También señalan los expertos la falta de planes definitivos para el nuevo cohete pesado SLS y la cápsula Orion que la NASA quiere desarrollar para 2017 para misiones más allá de la órbita terrestre.
En cuanto a las actividades terrestres, el informe se detiene en aspectos de organización y comunicación que le parecen mejorables. Recalca especialmente que la NASA no ha puesto en práctica la política de control del consumo de alcohol que se le pidió hace ya cinco años. En octubre del año pasado, la NASA reconoció al comité que habría que empezar de nuevo debido a la reorganización y los nuevos desafíos que tiene. Este riñe a la agencia: “El comité aprecia la franqueza y transparencia de la NASA en este tema. Sin embargo, que se haya hecho muy poco o ningún avance en cinco años es preocupante”, dice el informe.
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