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Conservar el saber

El aporte del saber tradicional se perfila como esencial en la lucha contra el cambio climático. Los maya, dayak, kuna, arawak y pankararú, así como otros grupos indígenas, tienen mucho que decir. El Grupo Asesor Indígena de Conservation International (CI) se reunió en Perú entre el 16 y el 22 de enero

Aunque no usa terno y corbata, ni tiene un verbo rebuscado, Paulo Celso de Oliveira, es abogado por la Universidad de Goias, tiene un máster de la Pontificia Universidad Católica de Paraná y un diploma en Derechos Humanos, pueblos indígenas y cooperación internacional, de la Universidad Carlos III de Madrid. Es, además, el ombudsman (defensor) de los derechos indígenas dentro de la FUNAI (Fundación Nacional del Indio Brasilero).

Conseguir todo esto, habiendo nacido en unpueblo de la etnia Pankararú ubicado en la zona denominada Brejo dos Padres (estado de Pernambuco, nordeste del Brasil), no le fue fácil. Tuvo que solicitar becas, montarse en su propia historia y luchar contra los prejuicios con mucha fuerza, para finalmente llegar a ser uno de los primeros abogados indígenas de su país. Y ahora también miembro del Grupo Asesor Indígena de Conservation International (CI).

Las imágenes de satélite demuestran que, generalmente, donde hay una tierra indígena, la preservación del medio ambiente es mayor
mayorLos indígenas que viven cerca del mar no pescan especies muy pequeñas, ni en peligro

"Las imágenes de satélite demuestran que, generalmente, en donde hay una tierra indígena, la preservación del medio ambiente es mayor", dice, sacudiéndose un poco de sus títulos y enfatizando que, esencialmente, sigue siendo un setz, es decir, un nativo pankararú. Gracias a su profesión, tiene también la suerte de contactar con los miembros o dirigentes de algunas de las 220 etnias que viven en territorio brasilero.

En el 2009, tras unosocho años revisando sus proyectos y contactos, CI se dio cuenta de que no podía prescindir de presencias como la de Paulo y, sobre todo, de que no podía ignorar el saber acumulado en esos pueblos a los que, durante un tiempo, algunos movimientos ambientalistas ningunearon. "Reafirmamos así que resulta fundamental mantenerel bienestar humano en las zonas donde trabajamos", explica Luis Espinel, director de la organización en el Perú.

Las "alianzas y proyectos demostrativos en el campo" que desarrollaban no podían funcionar sin ese componente, sin fortalecer a las sociedades que viven cerca de los ecosistemas delicados o dentro de ellos. Sociedades que, además, los cuidan mejor, como apuntaba Paulo, algo que Espinel ya había percibido en trabajos realizados en el Parque Nacional Ichigkat Muja (Montañas sagradas) ubicado al norte del Perú, donde viven los indígenas awajún.

En la ruta de intercambio con los indígenas hubo, asimismo, algún feedback saludable para ellos. Rogeliano Solís, biólogo de origen Kuna (etnia que vive mayoritariamente en Panamá aunque un pequeño grupo vive en Colombia), cuenta cómo en su pueblo repararon en que tenían una práctica de riesgo: cortar corales para alargar algunas de las islas en las que viven, sin advertir que eso los hacía más vulnerables al cambio climático.

"Al cortar la barrera de coral era más fácil que nos afectaran las mareas", explica Solís, al tiempo que describe el ecosistema de Kuna Yala (o Guna Yala), una comarca indígena que goza de autonomía en territorio panameño y la conforman 49 comunidades, 38 de las cuales viven en islas. Más concretamente en "pequeñas islas", esas que, según los estudios sobre el calentamiento global, serán más vulnerables a la subida del nivel del mar.

Pero los kunas, precisa Solís, tienen también prácticas sostenibles. Los que viven cerca del mar,por ejemplo,no pescan especies muy pequeñas, ni las que se encuentran en peligro, y si lo hacen comparten con otras familias o apelan al trueque. La presencia de turistas, sin embargo, ha hecho que especies como la suculenta langosta comiencen a ser vistas como una apetecible mercancía, con la cual se puede ganar rápidamente un dinero importante.

En este punto se plantea un tema que puede ser complicado. ¿Cómo compatibilizar las modernas formas conservacionistas, que implican algún tipo de ganancia, con prácticas ancestrales más bien rituales y austeras? Espinel sostiene que no es un asunto fácil, que plantearles a los indígenas sistemas como REDD (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación) puede generar un conflicto de visiones y creencias.

Para que la REDD funcione el bosque debe mantenerse en pie, y a quienes lo hacen se les puede pagar por eso. Sólo que entre muchos grupos indígenas eso mismo se hace, lisa y naturalmente, porque los árboles son sagrados. Oliveira, empero, piensa que allí hay un falso dilema porque, al fin, "los contratos celebrados con privados (por REDD) pueden servir para que los indígenas tengan mejores condiciones para proteger sus tierras".

Estos son los debates saludables que circulan en el grupo de indígenas que se reunió en Lima en enero, o que se proyectan hacia otros escenarios a partir del Grupo Asesor Indígena de CI. Ramiro Batzin, periodista de la etnia Maya Kakchiquel,recuerda una ocasión en la que el Ministerio del Ambiente de Guatemala no invitó al movimiento indígena a una reunión "técnica" sobre cambio climático. Precisamenteporque era un asunto de "especialistas".

Las organizaciones mayas reaccionaron con indignación y argumentos. Como muchos antropólogos e historiadores saben, este pueblo ancestral tenía y tiene conocimientos de manejo de recursos, de agricultura, de astronomía. Es decir, de otra "ciencia" que, por cierto, no consiste en delirar con predicciones sobre el fin del mundo en 2012. Sino que se tratade conocimientos sobre el manejo de ecosistemas,aclara Batzin.

Los mayas saben, por ejemplo, que el ave llamada azacuán predice la lluvia y, según Batzin, en los últimos años, marcados por inundaciones y huracanes más intensos, se ha vuelto un referente importante. Mina Susana Petra, indígena de la etnia Dayak de Indonesia (otra integrante del grupo asesor), que viene de una tierra también amenazada por las locuras del clima y el agua, corrobora la importancia de ese saber latente.

Ella procede de Kalimantan, una zona de la isla de Borneo, donde las etnias indígenas aún manejan racionalmente la caza, la pesca, la agricultura. Donde también ven a los árboles como sagrados, en medio de la impronta de sembradores de palma aceitera, acacias (para papel) o empresas mineras. "El concepto principal para ellos es explotar", precisa, al tiempo de mencionar el caso del pueblo Mesuji, asentado en la isla de Sumatra.

De acuerdo con su relato, el conflicto reciente que este pueblo tuvo con una empresa que trata de promover el cultivo de palma provocó 30 muertos. Por todo ello, y como presidente de la red de organizaciones indígenas en Indonesia, trabaja para que el Estado indonesio respete los derechos de los indígenas. Uno de sus logros ha sido que sean incluidos en la implementación de procesos de REDD que estaban en marcha.

¿Cuántas cosas más se pueden hacer? Espinel coincide en que muchas y que, en principio, el diálogo establecido con estos dirigentes es fructífero. Mina lo dice, en su idioma dayak, con una sencillez decidora: "Bacuramin ka' sanga, basengat ka' cubata". Que quiere decir algo así como: "Lo que hacemos es para cuidar el cielo, el paraíso...Por eso deben tener fe en lo que los indígenas hacemos".

De izquierda a derecha, Jonson Cerda, indígena quichwa ecuatoriano, coordinador del Grupo Asesor Indígena de CI; David James, abogado indígena de la etnia arawak (Guyana); Rogeliano Solís, biólogo de la etnia Kuna (Panamá); Mina Susana Setra, dirigente de la etnia Dayak (Indonesia); Manuel Pulgar Vidal, ministro del Ambiente del Perú; Paulo Celso de Oliveira, abogado indígena de la etnia Pankararú (Brasil).
De izquierda a derecha, Jonson Cerda, indígena quichwa ecuatoriano, coordinador del Grupo Asesor Indígena de CI; David James, abogado indígena de la etnia arawak (Guyana); Rogeliano Solís, biólogo de la etnia Kuna (Panamá); Mina Susana Setra, dirigente de la etnia Dayak (Indonesia); Manuel Pulgar Vidal, ministro del Ambiente del Perú; Paulo Celso de Oliveira, abogado indígena de la etnia Pankararú (Brasil).RAMIRO ESCOBAR

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