Alegato en defensa de la ayuda a los más pobres
Mi carta anual de este año es un alegato en defensa de la ayuda a los más pobres, para que avancen hacia la autosuficiencia.
Sirviéndonos de los medios más modernos -por ejemplo, de semillas, vacunas, medicamentos contra el sida o anticonceptivos-, hemos hecho avances asombrosos. Sin embargo, si no difundimos al máximo esos éxitos no generaremos los compromisos de financiación necesarios para seguir avanzando y salvar vidas. Están en juego las perspectivas de futuro de 1.000 millones de personas.
Prioridad a la investigación agraria. El éxito del mundo en conjurar hambrunas condujo a la autocomplacencia. Con el paso del tiempo, los Gobiernos, tanto de países desarrollados como subdesarrollados, han ido dando menos prioridad a la agricultura. La ayuda a este sector pasó del 17% en los países ricos en 1987 a solo el 4% en 2006. Durante los últimos 10 años, la demanda de alimentos se ha incrementado... Pero no al mismo ritmo que la oferta, lo cual ha generado un aumento de precios.
Entretanto, la amenaza del cambio climático está quedando más patente. Estudios preliminares demuestran que solo el incremento de la temperatura mundial podría reducir la productividad de los principales cultivos en más de un 25%. El cambio climático también aumentará el número de sequías e inundaciones que pueden acabar con todo un periodo de cosechas. Mientras la población se encamina hacia los 9.700 millones de personas que indican las proyecciones, cada vez hay más gente que vuelve a llamar la atención sobre la posibilidad de que el mundo futuro no sea capaz de sustentarse.
Hemos de generar el compromiso para seguir avanzando y salvar vidas
Creo que esos funestos pronósticos también pueden ser erróneos. Podemos ayudar a los agricultores pobres a incrementar de forma sostenible su productividad para que puedan alimentarse ellos y sus familias. De ese modo mejorarán la seguridad alimentaria mundial. Pero eso solo ocurrirá si damos prioridad a la innovación agrícola.
Inversión en vacunas. La organización responsable de ayudar a las comunidades pobres a utilizar vacunas que salvan vidas se llama Alianza GAVI. El pasado verano, GAVI organizó una reunión para recabar compromisos de pago de países y organizaciones donantes. El objetivo era reunir por lo menos 3.700 millones de dólares en cinco años, y sabíamos que no era el momento ideal para pedir tanto dinero. Pero GAVI acabó recibiendo compromisos de pago por valor de 4.300 millones de dólares.
Gracias a ese dinero los niños más pobres del mundo comenzarán a recibir las mismas vacunas que los de los países ricos. Gracias a la generosidad de los donantes y a la considerable reducción de precios aplicada por los fabricantes de vacunas, ahora GAVI puede sufragar dos vacunas relativamente nuevas, la del rotavirus (para prevenir la principal causa de diarrea) y la del neumococo. En 2015 esas vacunas evitarán 190.000 muertes por diarrea y 480.000 por dolencias respiratorias (además de mejorar la salud general de cientos de millones de niños). En 2015 la cantidad comprometida anteGAVI salvará cuatro millones de vidas.
En 2015 dos vacunas evitarán la muerte de 190.000 niños por diarrea y 480.000 por dolencias respiratorias
Por eso me parece que el 13 de junio de 2011, fecha de la conferencia de donantes, es un día histórico para la equidad sanitaria mundial. Para mí y Melinda fue muy emocionante. Lo que más nos emocionó fue que tantos aliados compartieran nuestra idea de un mundo equitativo y que, incluso en estos tiempos difíciles, estuvieran dispuestos a respaldarla monetariamente.
La lucha contra el sida y el éxito del Fondo Mundial. Los avances también han sido asombrosos en la difusión de los tratamientos contra el sida. Ello se debe principalmente al Fondo Mundial para la Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, y también al proyecto PEPFAR estadounidense, el Programa Presidencial de Emergencia para la Lucha contra el sida. En la actualidad, más de 6,6 millones de personas están vivas gracias a los antirretrovirales. Hace 10 años, parecía que casi todas ellas iban a morir porque solo los países ricos disponían de esos medicamentos.
En vista de los países en los que trabaja el Fondo Mundial, no es sorprendente que parte del dinero se haya desviado a fines ilícitos. Sin embargo, el propio Fondo Mundial detectó esos problemas y cambió su forma de gestionar las ayudas a la formación, principal foco de corruptelas.
Nuestra fundación, principal patrocinador no gubernamental del Fondo Mundial, le ha entregado a lo largo de los años 650 millones de dólares por la increíble influencia que tienen sus fondos.
Cómo alimentar a 9.000 millones de personas. Las proyecciones indican que en los próximos 40 años la población mundial solo crecerá un 8% anual. Según la media de estimaciones de las Naciones Unidas, acaba de superar los 7.000 millones y llegará a los 9.700 en torno a 2050. No obstante, las poblaciones de gran parte de los países pobres, las que más sufren para alimentarse y educar a sus ciudadanos, en ese año habrán superado más de dos veces su tamaño actual.
En todo el mundo hay más de 200 millones de mujeres que, aunque declaran que no quieren tener hijos en los próximos dos años, no están tomando anticonceptivos. Si las familias que quieren espaciar más el nacimiento de sus hijos o tener menos pudieran acceder a los medios adecuados, pasarían dos cosas: la primera, que les costaría menos enfrentarse a los desafíos de la pobreza; la segunda, que al ir bajando paulatinamente los índices nacionales de crecimiento demográfico, los Gobiernos podrían responder mejor a las necesidades de todos sus ciudadanos.
Por desgracia,muchos creen que el dinero destinado al desarrollo es un desperdicio o no logra resultados duraderos
Conclusión. La inversión en los más pobres (ya sea mediante la lucha contra plagas agrícolas, los tratamientos contra el sida o el suministro de la vacuna del sarampión a niños de zonas apartadas) marca una gran diferencia. Por desgracia, mucha gente cree lo contrario, que el dinero destinado al desarrollo es un desperdicio o que no logra resultados duraderos. El año próximo, Melinda y yo vamos a dedicar mucho tiempo a explicar por qué se equivocan. La cantidad de dinero relativamente escasa que se ha gastado en desarrollo ha mejorado las perspectivas de futuro de miles de millones de personas, y puede hacer lo mismo para miles de millones más si decidimos seguir invirtiendo en innovación... estamos seguros de que si la gente escucha historias vitales que ellos mismos han ayudado a mejorar, querrán hacer más, no menos.
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