Nuevos géneros para las series web
Las ficciones de Internet se adentran en la ciencia-ficción, la fantasía y el terror Encontrar financiación sigue siendo el principal obstáculo
Internet es un territorio propicio para las series. La Red no es solo un espacio en el que cada vez más fans comentan las novedades del mundo televisivo o en el que las cadenas promocionan sus productos. También es el lugar apropiado para desarrollar la creatividad en forma de series web. El fenómeno no es nuevo en España. A clásicos como Malviviendo, Tú antes molabas o Qué vida más triste se suman una variedad de series desarrolladas expresamente para la Red.
El campo temático en el que se mueven ha ampliado horizontes en los últimos tiempos. Muchas de las ficciones que han tomado el relevo de las pioneras siguen recurriendo al humor como elemento fundamental. Pero los creadores españoles también se atreven ahora con géneros menos explorados como la ciencia-ficción, la fantasía o el terror.
Son géneros poco tratados en la ficción nacional. Por eso resultan innovadoras series web como Crisis BCN K36, que combina ciencia-ficción y grandes dosis de participación del espectador. Los 76 capítulos de su primera temporada se centran en lo que ocurriría si se produjera un ataque terrorista a través de sustancias químicas. También innovadora es la propuesta de Crónicas drakonianas que, gracias a los efectos especiales y al trabajo de caracterización y ambientación, sumerge al espectador en un mundo de fantasía en las tierras de Drakonia.
En busca del apoyo de las televisiones
Los recursos con los que cuentan las series web son escasos. Los creadores tienden a autofinanciar sus proyectos, que tienen un coste muy variable según el tipo de producción.
Bárbara López, cocreadora y productora ejecutiva de Las crónicas de Maia, afirma que el coste de producción de cada capítulo oscila entre 2.000 y 3.500 euros, lo que la convierte en una producción cara en comparación con otras obras. “El género de aventuras siempre ha sido más caro que la comedia”, justifica.
Como ocurre en otros casos, los propios creadores fueron los que pusieron el dinero para arrancar el proyecto. "Luego llegas a acuerdos con empresas que te prestan material, localizaciones…", añade. Además, es una de las producciones en las que Antena 3 participa económicamente a través de su canal online El Sótano. "Contactaron conmigo por Twitter tras haber visto el primer capítulo que colgamos en YouTube", cuenta Bárbara López.
El Sótano da cabida a una veintena de series web seleccionadas según criterios de calidad, tipo de proyecto y público al que van dirigidas. “En unos casos, les ayudamos con la producción o coproducción y, en otros, reciben un porcentaje de los ingresos que generan”, explica Francisco Sierra, director de contenidos multimedia de Antena 3. “Es increíble la optimización de recursos a la que llegan. Comparado con una serie para televisión es barato, pero para el mundo web es caro”, asegura Sierra.
La producción alicantina Princesa rota se atreve con el thriller para reflejar una cruda realidad: la del secuestro de niñas para su comercio y prostitución. Entre la intriga y las aventuras se mueve Las crónicas de Maia: una estética gótica y urbana caracterizan esta serie madrileña que combina imagen real y animación. Su primera temporada contará con siete capítulos y ya están pensando en la segunda temporada.
Una característica común a la mayoría de los creadores de las series que se emiten únicamente en Internet es la precariedad y los escasos recursos para la grabación. Un mundo que conocen bien las tres protagonistas de Asqueadas. La serie online dirigida por Silvia Chicón y Carlota F. Escandón narra las peripecias de tres jóvenes licenciadas que luchan para sobrevivir en un mundo marcado por la crisis. El humor y la ironía son las armas de las que se valen para reflejar una realidad muy próxima a muchos de sus seguidores.
Los creadores de las series web recurren a menudo a la financiación colectiva para sacar adelante los proyectos. En las webs donde se pueden ver los episodios es habitual encontrar un apartado en el que se anima a colaborar a cambio de regalos en función de la aportación. Crónicas drakonianas, Gayxample o Princesa rota utilizan este método. Otros comercializan productos relacionados con la serie.
Freaklances, además de vender camisetas, ofrece la oportunidad de poner la cara de aquellos que proporcionan una ayuda económica a los personajes de sus historias. Como explica Julio Garma, su director, cada minuto de esta producción cuesta en torno a los 1.500 euros (unos 6.000 euros por capítulo). “No generamos beneficios y los costes los cubrimos a duras penas”, comenta.
La principal fuente de financiación de series como Freaklances es el patrocinio y la publicidad mediante emplazamiento publicitario, cortinillas previas al capítulo o banners.
La cercanía al mundo de los jóvenes es fundamental para que una serie web acapare visitas en la Red. Un ejemplo es Freaklances, que prepara su tercera temporada. Los personajes animados que protagonizan estas historias trabajan como freelances en campos como el diseño, la publicidad o las tecnologías de la información. El terreno friki es por el que se decanta Treintañeros.
La narración de las aventuras y desavenencias de varios compañeros de piso es la línea, algo más clásica, que siguen series web como Inquilinos, 60m2 o Con pelos en la lengua, con una buena cantidad de fieles seguidores. Esta última, de hecho, presume en su página web de haber alcanzado los cuatro millones de visionados entre todos los capítulos de las dos temporadas con las que cuenta la serie hasta el momento. ¿El secreto? Tratar el sexo sin tapujos y desde las perspectivas de tres personajes bien diferentes.
Romper tabúes es una tendencia en Internet. El mundo gay es el marco de Los ángeles de Carla, con el ambiente lésbico madrileño como telón de fondo, o Gayxample, que mezcla comedia y drama para reflejar el mundo homosexual de Barcelona.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.