Rodrigo, un camerunés de 20 años que lleva dos meses en España carga un montón de cajas vacías que devuelve a los vendedores de fruta por lo que le recibe cinco céntimos por caja. "No es gran cosa, pero no tengo trabajo", explica en francés.PEDRO ARMESTRE (AFP)Dos mujeres buscan fruta entre lo que ha sobrado de la venta de Mercamadrid. Este fenómeno se repite desde hace cuatro o cinco años, según Julián Blanco, responsable de un punto de venta al por mayor.PEDRO ARMESTRE (AFP)Al final de la jornada de venta, los productos que sobran se donan al Banco de alimentos, una fundación sin ánimo de lucro instalada en Mercamadrid para que los resdistribuya entre las organizaciones caritativas.PEDRO ARMESTRE (AFP)"Vale la pena buscar aquí, porque hay necesidad", cuenta un dominicano de 37 años que recoge comida del suelo para sobrevivir en una España con una cifra récord de paro.PEDRO ARMESTRE (AFP)Una mujer de 25 años explica que su familia, llegada de Bolivia, es muy numerosa entre los tíos, los primos, y los niños de cada uno y solo las mujeres tienen trabajo. Mientras rellena una caja de manzanas un poco deteriorada, aclara: "No las hemos comprado; un hombre que descargaba un camión nos ha dicho que cogiéramos lo que quisiéramos".PEDRO ARMESTRE (AFP)Los vendedores y compradores de Mercamadrid reconocen que cada vez hay más personas que acuden allí para recoger algo con lo que alimentarse y completar la nevera de sus casas.PEDRO ARMESTRE (AFP)Un ballet incesante de gente de todo tipo, sin recursos o con pocos, se pasea entre camiones, con sus carros, en busca de comida que haya sobrado al finalizar la venta en Mercamadrid hacia las 7.00 de la mañana.PEDRO ARMESTRE (AFP)
