El Danubio se muere de sed
La falta de agua del segundo río de Europa dificulta el transporte fluvial
"Si sigue bajando el nivel del agua de la cuenca del Danubio, nos encontraremos en una situación desesperada", alerta el alcalde de la comuna de Crisan, Vaniusa Artimov, sobre la extenuante sequía del segundo río más largo de Europa después del Volga. Desde el pasado mes de junio, el "rey de los ríos europeos", como le denominó el emperador francés Napoleón, está sufriendo las devastadoras consecuencias de un verano extremadamente seco. Las precipitaciones han sido escasas desde el sur de Alemania hasta su desembocadura en el Mar Negro. Esto está provocando que los habitantes de los alrededores estén sufriendo dificultades y grandes problemas en el tráfico fluvial. Sobre todo en los últimos 1.000 kilómetros que comprenden los países de Serbia, Bulgaria y Rumania.
A la llegada del Danubio a Rumania, a través de Bazias, la cuenca fluvial ya está alcanzando un valor de 1.850 metros cúbicos por segundo, lo que representa una media del 35% anual, y cerca de los 1.600 metros cúbicos por segundo, que se llegaron a registrar en septiembre de 2003. "El tráfico en el Danubio está en peligro. En Chiciu, cerca de Calarasi, en la frontera con Bulgaria, un buque está anclado completamente, que ha llevado a usar dos barcos para transportar a los pasajeros y a los vehículos", advierte Constantin Anghel, jefe del Puerto de Calarasi. "En una semana probablemente no va a pasar ningún otro buque. La situación resulta muy difícil puesto que no hay indicios de que aumente el cauce en las próximas semanas", prosigue Anghel.
La Agencia para la Explotación del Danubio lanza otro dato preocupante: su nivel es el más bajo desde hace 60 años en la zona búlgara. La sequía ha puesto de manifiesto numerosos bancos de arena, mientras que se contemplan las proas oxidadas de embarcaciones alemanas de la II Guerra Mundial en Prahovo (Serbia).
Solo los cargueros con un calado inferior de 1,70 m y con apenas carga pueden circular. En estos momentos, un buque lleno de carbón se halla estacionado en la orilla izquierda del Danubio, en el kilómetro 380. "Si el agua subiera unos 60 ó 70 centímetros nos permitiría navegar. En esta zona, el nivel del agua disminuyó a menos de 110 centímetros, lo que favorecerá su congelamiento en caso de que las temperaturas continúen en descenso. Se espera que bajen hasta los menos diez o menos quince grados", precisa el encargado del puerto de Calarasi.
Bucarest puede verse obligada a cerrar un reactor de su única central nuclear de Cernovada, al este del país, ya que esta unidad necesita el agua del río para enfriarse. Esta planta genera el 20% de la producción nacional de electricidad. El director de Energía Nacional, Marian Cernat, aclara que si el nivel baja de los 2.000 metros cúbicos por segundo, habrá motivos de alarma. Sin embargo, la energía proveniente de la compañía rumana Hidroeléctrica, que proporciona el suministro de una tercera parte de la producción nacional, se ha reducido en más de un 30%.
Según Cernat, se está suplantando con la electricidad sustraída del gas y del carbón, materiales más contaminantes y dos veces más caros que la hidráulica y un 30% más que la energía nuclear. "Si se hubiera dragado el río la situación habría mejorado pese a la sequía", señala Armitov. Bruselas elaboró la Estrategia del Danubio, pero la crisis financiera la frenó en seco. Rumanía pretende convertir Costanza en la puerta del este de Europa y construir un canal hasta Bucarest, por lo que sería la quinta capital del continente sobre el Danubio, tras Viena, Bratislava, Budapest y Belgrado.
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