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La electricidad que piensa ya está lista

Con las nuevas redes, los consumidores podrán conocer su gasto en el momento, elegir tarifas o vender la energía que produzcan

Si ha oído hablar de las smart grids y le parece que el palabro no tiene nada que ver con usted, vaya preparándose. La electricidad inteligente ya está aquí, en fase de demostración en Málaga, y cambiará radicalmente nuestra relación con algo tan cotidiano como es la luz. Esa relación, que ahora se limita a encender un interruptor y a dar orden al banco para pagar la factura, "se ampliará en los próximos años", explica Jordi Roca, socio especialista en ciudades inteligentes de Accenture, "según las compañías aceleren el despliegue de las llamadas redes inteligentes". "Podremos conocer nuestro gasto en tiempo real, contratar tarifas que permiten discriminar consumos y participar en el mercado eléctrico [como productores]", dicen desde Iberdrola.

España tiene que cambiar 23 millones de contadores, y cada uno de ellos cuesta 150 euros, lo que supone una inversión mínima de 3.000 millones

Este esquema, la llamada generación distribuida, está llamado a provocar una auténtica revolución en el modo de cómo se genera y consume electricidad. "Al contrario del modelo actual", explica José Luis Marín, director general de red de Endesa, "en el que la electricidad se produce en grandes centros y se distribuye hacia millones de clientes, estos podrán en el futuro generar su propia energía, en chalés o edificios, con placas fotovoltaicas o microturbinas eólicas, y así verter a la red la que les sobre". Pagarán apenas el saldo neto entre lo que consumen y lo que producen.

Será bueno para los usuarios, que pagarán menos. Y para el sistema eléctrico, que ganará eficiencia. "Cuando la generación distribuida esté en marcha", apunta Santos García, director general de Enertis Solar, "la mayor parte de la electricidad se producirá y consumirá en el marco de una ciudad o un barrio, lo que eliminará las pérdidas de energía causadas por el transporte a larga distancia, entre el 10% y el 15%". Esto aún no se puede hacer. Los propietarios de placas no pueden mezclar las dos energías, la suya y la de la red. "Para hacer el net metering, sacar el saldo neto entre lo que consumes y produces, necesitas tener un contador inteligente y que la red esté automatizada hasta tu casa".

"Aparte del interés para los consumidores", explica Enrique Díaz-Plaza, director de negocio energético en IBM, "con las smart grids se busca aumentar la eficiencia energética, disminuir el consumo, ampliar el uso de las renovables, reforzar la seguridad del suministro y reducir el impacto ambiental".

"La posibilidad de contratar tarifas especiales, por ejemplo en horas valle", señala Andrés Seco, director para España de Kema, una consultora especializada en redes inteligentes, "es que los usuarios centren parte de sus consumos a ciertas horas". Los meters, que son como un pequeño ordenador telecomunicado, permitirán que estas decisiones se adopten automáticamente. "Estas redes", subraya Marta Méndez, responsable de automatización de energía en Siemens, "son decisivas para maximizar el uso de las renovables en el sistema".

Otro tema es el de la seguridad de suministro. "Los clientes", explica Marín, de Endesa, "podrán apuntarse a tarifas especiales, más baratas, a cambio de que se les pueda reducir la potencia en situaciones de fuerte demanda". Algo que se efectúa automáticamente con el contador inteligente. Este procedimiento evitaría los apagones bruscos. Los meters permiten también que el cliente gestione las facturas o cambie la tarifa cuando quiera", explican en Iberdrola. O que, como explica Jordi Roca, de Accenture, "los usuarios puedan recibir servicios domóticos".

A las compañías, las smart grids les permiten supervisar en tiempo real lo que ocurre en la red y detectar anomalías. "Podemos evaluar permanentemente", sostienen en Iberdrola, "si la tensión es correcta, si la potencia está equilibrada o si hay pérdidas, mejorando la calidad del suministro al disminuir las incidencias y la duración de las mismas". Un consumo más uniforme permite redes mejor dimensionadas e importantes ahorros. Un estudio de la UE (Bio intelligence study) señala que hasta 2020 en Europa podrían ahorrarse 7.500 millones de euros anuales.

Las smart grids, bautizadas ya como Electricidad 2.0 o Internet Eléctrico, son el efecto de la aplicación de hardware y software informático y de telecomunicaciones, lo que convertirá las actuales redes tontas en listas. "La clave", apunta Díaz-Plaza, de IBM, "está en que las actuales redes, unidireccionales (la información y la luz se transmiten desde el generador y el distribuidor al usuario), se conviertan en bidireccionales: la electricidad y la información circularán en ambos sentidos".

Todo esto cambiará las eléctricas. Su modelo de negocio se reenfocará de la producción a la distribución. Las compañías se convertirán en gestoras de la red.

Pero si la generación distribuida está a punto de convertirse en realidad es porque ahora tenemos tecnologías de producción y monitorización que hace poco no estaban disponibles. Es el caso de las placas fotovoltaicas o de los microaerogeneradores. También ha mejorado la llamada interoperabilidad tecnológica. Además, la compatibilidad de contadores que cumplan el protocolo de comunicaciones Prime ha sido un éxito.

Muy importante es, por tanto, la sustitución de los contadores magnéticos -con cien años de antigüedad- por los smart meters. Un despliegue que, según reconoce José Luis Roncero, vicepresidente de CapGemini, "requiere una gran inversión. En España hay unos 23 millones de contadores, y teniendo en cuenta que cada uno de los nuevos sale por 150 euros, la inversión total supera los 3.000 millones". Aun así, las eléctricas han cogido carrerilla. Endesa, con 13 millones de contadores, ha instalado ya medio millón y llegará al millón en diciembre. Terminará el proceso en 2017.

Por ahora, lo único que hay son proyectos en demostración. El más ambicioso es el de Málaga, liderado por Endesa e IBM, en el barrio de la Misericordia. "Hemos instalado ahí 12.500 meters en hogares, 300 en industrias y 900 en empresas de servicios. El objetivo del proyecto", señala Díaz-Plaza, "es lograr un ahorro energético del 20%".

Para Endesa, el proyecto del bario de la Misericordia de Málaga es solo la primera etapa de un programa más ambicioso, que pasa por la implantación de programas similares en otras ciudades. "Nos vienen a visitar de todo el mundo", indica Marín, "desde el Gobierno de Corea del Sur hasta la Marina estadounidense".

Iberdrola no le va a la zaga: acaba de instalar 90.000 contadores inteligentes y ha adaptado 520 centros de transformación en la primera fase del proyecto que desarrolla en Castellón. La compañía, que pretende extender este tipo de infraestructura a toda la provincia, ha comenzado también los primeros trabajos en Alicante y Valencia. Otro de sus proyectos, con el Ente Vasco de la Energía, es el desarrollo de la red eléctrica en Bizkaia. También Siemens, un fabricante de equipos, participa en varios proyectos, entre ellos el Barcelona Zona Innovaciò, en la Zona Franca. "Se trata", apunta Marta Méndez, "de una microrred inteligente con contadores, generación distribuida, soluciones de movilidad y eficiencia energética en edificios en un espacio en el que habrá entre 300 y 500 empresas".

Estas redes ayudarán, además, a conformar un nuevo sector de actividad en el que confluyen las eléctricas, los consultores, las empresas de outsourcing y los fabricantes. "Se trata", incide Marta Méndez, de Siemens, "de un mercado muy potente y que está creciendo muchísimo". Al margen de los gigantes como Siemens, ABB o Schneider, hay un grupo de empresas españolas bien preparado para jugar fuerte en el nuevo sector. "Destaco", asevera Andrés Seco, de Kema, "a empresas como ZIV, Circutor u Orbis, especialistas en metering [contadores] concentradores de datos y soluciones con tecnologías propias, a la cabeza de Europa".

Y eso sin olvidar que nuestras eléctricas están implementando redes inteligentes fuera de España. Iberdrola está promoviendo en EE UU, a través de su filial Central Maine Power (CMP), una red inteligente para los 620.000 clientes de la compañía, mientras que en Glasgow desarrolla un proyecto para la instalación de 30.000 contadores inteligentes.

En el futuro, el usuario generará su propia energía, con placas fotovoltaicas o microturbinas eólicas, y verterá a la red lo que le sobre.
En el futuro, el usuario generará su propia energía, con placas fotovoltaicas o microturbinas eólicas, y verterá a la red lo que le sobre.PETER GINTER

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