_
_
_
_

Al ñu no le gusta el asfalto

El Gobierno de Tanzania no desiste en su empeño de cortar con una carretera las rutas migratorias de este antílope fuera del Serengueti

A finales de junio, en plena migración masiva estival de los ñus (más de un millón de ejemplares) hacia tierras con pastos más frescos fuera del parque nacional del Serengueti, en Tanzania, el ministro de Turismo y Recursos Naturales, Ezekiel Maige, anunciaba que su país renunciaba a construir una autopista en este espacio protegido. Gobiernos de países como Kenia y Estados Unidos, universidades y organismos científicos y ONG ecologistas de todo el mundo habían criticado duramente que se abriera dicha vía asfaltada a través de una de las grandes reservas de la biodiversidad africana.

Pero el ñu sigue sin respirar tranquilo. A pesar de que ninguna de sus dos especies está considerada como amenazada, preocupa la invasión de sus territorios. El Gobierno tanzano ya ha dicho que desecha la autopista por el interior del Serengueti, pero no una carretera de grava que se uniría, en los límites exteriores del parque, a otras dos asfaltadas. Advierten de que por la de grava no circularán turismos ni vehículos comerciales y que estará muy vigilada, pero organizaciones como African Wildlife Foundation dudan de esta medida y reclaman que se haga una carretera alternativa por el sur, para evitar por completo cualquier zona sensible y protegida.

Para los ñus, cortar con cualquier tipo de carretera sus rutas migratorias hacia lugares como el valle del río Mara o las orillas del lago Victoria, marcadas durante miles de años por sus ancestros, supone un duro castigo. Además, si nos atenemos a las malas noticias que vienen de sus cuarteles estivales en el Masai Mara (Kenia), les abriría las puertas para entrar en alguna categoría de amenaza.

A principios de junio, investigadores de la Universidad de Hohenheim (Alemania) y del International Livestock Research Institute de Nairobi (Kenia) confirmaron el descenso alarmante de las poblaciones de ñus y cebras en la región de Mara, precisamente dos especies migratorias procedentes del Serengueti. Un dato era concluyente: la región recibe un 64% menos de ñus que a comienzos de los años ochenta del pasado siglo. En este caso, los caminos de grava han llevado hasta estas tierras a demasiados cazadores furtivos y animales de granja que desplazan a estos antílopes barbados.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_