Los turcos desafían el miedo y celebran la fiesta del Orgullo Gay
El año pasado fueron asesinados en Turquía 16 homosexuales, según Amnistía Internacional
"Ibamos a casarnos en Alemania, donde yo trabajaba. Ahmet, mi pareja, era estudiante de física en Estambul y me pidió que esperara el año que le faltaba para terminar su carrera. Tenía 26 años. Sus padres se enteraron de los planes y le amenazaron con matarle si no iba a ver a un doctor y se casaba con una mujer. Ahmet no quiso, lo denunció a la policía, pero no sirvió de nada. Cinco meses más tarde le asesinaron". El que habla es Ibrahim Can. Desde hace tres años acude a la cabalgata del Orgullo Gay que cada junio, desde hace 19 años, recorre la calle Istiklar de Estambul. "Los culpables no han sido llevados ante el juez a pesar de las pruebas", explica mientras muestra las fotos en la que aparecen abrazados.
Ataviados con los colores del arco iris, miles de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales protestaron este domingo al grito de "no nos callarán, existimos". El ambiente era festivo, pero el peso del miedo se podía palpar: ante una cámara de fotos desconocidos, los manifestantes se cubrían el rosto. Nunca se sabe si es un periodista o un policía el que está detrás. "En 2009 tan solo acudimos unas 200 personas. La policía nos acorraló y nos envistió con tanquetas. Este año somos 5.000. La gente está poco a poco perdiendo en miedo, pero todavía queda mucho por hacer", explica Olivier Cerri, activista francés conocido por el apodo de Kaptain Bear.
A pesar de que Turquía ofrece más libertad a los homosexuales que otros países musulmanes, este colectivo sigue haciendo frente a problemas de violencia y discriminación en el país. Según un reciente estudio de la Universidad de Bahçesehir, el 60% de los turcos no querría tener a un homosexual como vecino. El prejuicio aumenta en los barrios tradicionales de las grandes ciudades y en las zonas rurales del país, donde la presión social puede llevar a las familias encerrar o a asesinar a sus familiares homosexuales, como en el caso de Ahmet.
Tan solo en 2010, 16 personas fueron asesinadas por su orientación sexual, según un informe de Amnistía Internacional publicado esta semana. La mayoría a manos de familiares, conocidos o clientes de favores sexuales. Sin embargo, como apunta Andrew Gardnen, redactor del documento, "sospechamos que el número sea mayor ya que la información la recabamos de los periódicos. El Gobierno turco se negó a facilitarnos datos sobre estos crímenes". El informe de Amnistía Internacional también culpa a ciertos políticos de alentar la homofobia dentro del país. Como ejemplo señala a Aliy Kavaf, ministra de Asuntos de la Mujer y Familia, quien definió la homosexualidad como "desorden biológico y enfermedad que debería ser tratada".
No siempre fue así
La situación empeora en el caso de los transexuales. Generalmente repudiados por sus familias, la mayoría se ven avocadas a prostituirse en las ciudades, donde son víctimas de los constantes abusos de la policía. Según Amnistía, bajo los cargos de alteración del orden público, las transexuales son detenidas casi a diario y llevadas a las comisarias de policía donde son a menudo vejadas y torturadas. La arbitrariedad con la que la policía actuá hace que muchas trabajadoras no se atrevan a denunciar estos abusos. Y es que en Tuquía, "no existe una ley que criminalice la homosexualidad como en otros países musulmanes, pero tampoco existe un marco de protección legal, lo que les deja desamparados cuando buscan ayuda", señala el informe.
Sin embargo, Turquía no siempre ha sido un país homófobo. Según el colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bixesuales de Estambul Lambda, la cultura otomana era abiertamente bisexual. "Antes del siglo XIX era natural para los hombres tener relaciones sexuales con adolescentes. Las mujeres eran necesarias para la reproducción pero eran los jóvenes los preferidos para proporcionar placer. Era algo normal, pero nunca fue una homosexualidad o bisexualidad consciente", explican. No fue hasta la llegada del siglo XIX, cuando el Imperio Otomano empezó a mirar hacia Europa, que se acuñó el término homosexual. "Fue en esta época en la que empezaron a desaparecer los tellaks, adolescentes que se encargaban de lavar a los hombres en los hamanes y de realizar servicios sexuales", explica un miembro de la organización.
Fotos para librarse de la mili
Una mirada a la literatura clásica otomana muestra hasta qué grado la bisexualidad era algo aceptado en la sociedad. "Hay un poema muy bello en el que el autor se queja de que su joven amante está perdiendo la belleza porque comienza a salirle vello facial", explica Irfan Sanci, editor de literatura erótica. Los muchachos era sustitutos para las mujeres, tanto era así que la armada otomana se hacía acompañar de adolescentes especialmente bellos, que peleaban de día y atendían las necesidades de los generales por las noches. "Las campañas duraban meses, incluso años, era una solución práctica", asegura Sanci.
Nada más lejos del ejercito actual, abiertamente homofóbo, donde la la orientación sexual es una de las pocas formas en que los hombres turcos pueden librarse del servicio militar obligatorio. Según Amnistía Internacional, aquellos que se declaran homosexuales, son sometidos a exámenes físicos o bien obligados a proporcionar fotos practicando sexo con otro varón como prueba.
"Que la sexualidad es un asunto privado no puede ser una excusa. Necesitamos leyes que nos protejan. El debate debe llegar a la arena política", exigen los colectivos de gays y lesbianas de Estambul, que aseguran que abusos como estos seguirán teniendo lugar mientras exista un vacío legal. Para Ahmet Yildiz la ley llegará demasiado tarde. Su pareja insiste: "una legislación que nos proteja evitará que más jóvenes acaben en la morgue. Evitará que sus cuerpos se queden ahí, esperando a que alguien los recoja porque sus familias tienen vergüenza de enterrarlo, como le pasó a mi Ahmet".
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