Una nave espacial se desintegra cruzando el cielo como una estrella fugaz
El carguero Johannes Kepler se ha quemado en la reentrada controlada en la atmósfera terrestre sobre el océano Pacífico
El carguero espacial europeo Johannes Kerpler (ATV-2) se destruyó el martes pasado en la maniobra de reentrada controlada en la atmósfera terrestre sobre el océano Pacífico, cruzando el cielo como una estrella fugaz. El contacto del centro de control con el vehículo automático se perdió a última hora de la noche del martes a una altura de 80 kilómetros, informa la Agencia Europa del Espacio (ESA). El lunes se había desenganchado de la Estación Espacial Internacional, donde había permanecido cuatro meses desde que llegó cargado de suministros para la base. Antes de separarse de la base orbital, los astronautas habían metido en el ATV-2 basura y los desperdicios. El regreso a la Tierra y la autodestrucción del vehículo ha sido una operación planificada y ejecutada con precisión para evitar cualquier riesgo con los fragmentos.
Tras separarse de la estación e iniciar el vuelo autónomo de regreso, el Johannes Kepler, del tamaño de un autobús de dos pisos, tuvo que realizar una maniobra imprevista para esquivar un fragmentos de basura espacial que habría pasado a sólo 50 metros del vehículo, según alertó la NASA. Para alejarse y evitar el peligro, se encendieron los motores del ATV. En la fase de descenso hacia la atmósfera terrestre, el carguero encendió dos veces más sus motores (primero durante poco más de 10 minutos y luego durante 14 minutos) para colocarse en la trayectoria correcta de reentrada, tal y como estaba planificado. Poco antes de la zambullida en las capas altas de la atmósfera, el Johannes Kepler empezó a girar sobre si mismo para lograr una mayor destrucción del artefacto incrementando su exposición al infernal rozamiento atmosférico. Las piezas que sobrevivieron, como el artefacto de atraque en la ISS y los motores principales, diseñados para soportar altas temperaturas, cayeron al océano. El ATV no transportaba ningún tipo de sustancia peligrosa", afirma la ESA.
La nave reentró sobre una zona despoblada a unos 2.500 kilómetros de nueva Zelanda, 6.000 kilómetros al oeste de Chile y a 2.500 kilómetros al Sur de la Polinesia Francesa. El Pacífico Sur se elige para este tipo de maniobras espaciales dado que está deshabitada y no la cruzan rutas aéreas o marítimas. Pese a ello, y para evitar cualquier riesgo, el centro del control del ATV notificó con tiempo a los responsables de tráfico aéreo y marítimo el tipo y la hora de la maniobra. En la misma zona se autodestruyó, por ejemplo, la estación espacial rusa Mir en 2001.
El carguero de la ESA, el segundo de la serie ATV, llevaba una novedad: una especie de caja negra espacial, aportada por expertos estadounidenses, para medir los parámetros de la reentrada. El dispositivo midió datos como la aceleración, los ángulos de cabeceo de la nave, las temperaturas alcanzadas y las coordenadas de GPS, antes de separarse del Johannes Kepler y realizar por su cuenta el último tramo de la caída protegido por un escudo térmico. Cuando se encontraba a 18 kilómetros del agua, empezó a transmitir toda la información vía satélite. Cayó al mar y no se recuperará.
Europa prepara un vehículo para volver del espacio
Mientras sigue su curos el programa de los gargueros ATV (los próximos se llamarán Edoardo Amaldi y Albert Einstein, y serán lanzados en 2012 y 2013, respectivamente), la ESA está preparando un nuevo vehículo autónomo que supondrá un importante paso adelante en las tecnologías de explotación orbital. Se trata de un vehículo de reentrada, que no se destruya en la atmósfera sino que descienda íntegro para poder traer a la Tierra cargas del espacio. La ESA ha anunciado en el certamen aeroespacial internacional de Le Bourget el acuerdo con la empresa Thales Alenia Space (Italia) para construir un prototipo de esta nueva nave que realizaría su primera misión en 2013.
El vehículo se denomina IXV (Intermediate eXperimental Vehicle) y debe ser capaz de realizar descensos con gran precisión para ser recuperado. El primer vuelo será suborbital y se lanzará con el pequeño cohete europeo Vega para ensayar nuevas tecnologías criticas de reentrada, como la protección térmica del vehículo para soportar el vuelo por la atmósfera sin destruirse. El segundo modelo de ensayo ascenderá hasta los 450 kilómetros. el IXV descenderá a la superficie del Pacífico con paracaídas.
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