Cumbre en Madrid de expertos convocados por la Masonería liberal
Victoria Camps, Carlos Berzosa, el doctor Luis Montes y Pedro Costa discuten en el Ateneo los desafíos éticos del siglo XXI
El Ateneo de Madrid será este sábado 2 de abril escenario del evento Nueva ética social en el siglo XXI, que reúne a expertos convocados por cuatro grandes obediencias masónicas autodenominadas liberales y adogmáticas. Victoria Camps, catedrática y presidenta del Comité de Bioética de España; Carlos Berzosa, Rector Magnífico de la Universidad Complutense; el doctor Luis Montes, presidente de la Asociación Derecho a Morir Dignamente y Pedro Costa Morata, Premio Nacional de Medio Ambiente, son algunas de las personalidades convocadas por la Federación Española del Derecho Humano, obediencia organizadora del acto por encargo del Espacio Masónico de España en su segunda edición. El acto culminará con la lectura de un manifiesto, elaborado conjuntamente por numerosos talleres masónicos de toda España, que reafirma los valores humanísticos y la benevolencia como guías para desenvolverse en un mundo de profundas turbulencias, con el propósito de refundar la idea de Progreso de la Humanidad".
En conferencia de Prensa, Jordi Farrerons, Serenísimo Gran Maestre de la Gran logia Simbólica de España, destacó este sábado la necesidad de dialogar sobre la eticidad y el laicismo en un mundo que afronta cambios de intensidad y aceleración inusitadas, según resaltó Ana María Lorente, Gran Maestra de la Gran Logia Femenina de España. Por su parte, Alain Fumaz, del Gran Oriente de Francia, remarcó que "la lucha por la laicidad es la mejor garantía para el respeto a las religiones y su mantenimiento en la esfera de la privacidad".
En conversación con este diario, Paloma Martínez Lasierra, responsable de la convocatoria como Presidenta de la Federación Española del Derecho Humano, destacó que "laicidad no es igual a anticlericalismo, sino que supone un respeto máximo hacia las confesiones, cuya moral debe formar parte de la vida privada de los individuos, mientras la ética civil y laica ha de ocupar la esfera de la vida pública".
¿Considera posible el diálogo entre la moral inducida desde las religiones y la ética derivada del discurso masónico? "¿Por qué no?", responde. "La laicidad supone un desarrollo del espíritu en busca de la bondad, sin necesidad de dioses misericordiosos ni de seres humanos pecadores".
A propósito de la exclusión de las mujeres de las esferas de responsabilidad en las grandes religiones e, incluso, en algunas obediencias masónicas autodenominadas ortodoxas, Paloma Martínez Lasierra señala: "Estamos en condiciones de superar la exclusión. Y mire que le hablo de una obediencia masónica como la mía, que es mixta desde su fundación por María de Lesmes en 1883. Y agrega con una sonrisa: "Parangonando al cofundador George Martin ¿cómo vamos a trabajar por la Humanidad prescindiendo de la mitad de la Humanidad?". Reconoce no obstante que en este proceso se avanza "poco a poco" y recuerda que "una mujer, en España, hasta 1975, no podía disponer de su cuenta corriente sin el permiso marital".
A la pregunta de si son compatibles la laicidad que la masonería proclama y la espiritualidad, Martínez Lasierra responde que "la espiritualidad no es patrimonio de las religiones, es más bien indisociable del pensamiento, pensamiento que los masones desplegamos en busca del desarrollo intelectual y moral. Por ello, cuanto más desarrollemos el pensamiento más cerca estaremos de la eticidad y de la espiritualidad. Asimismo", precisa "hay que tener presente que no todo el mundo es religioso, si bien cada cual puede acceder al mundo del espíritu".
"Nuestra arma de trabajo es el desarrollo intelectual"
Respecto al desastre nuclear en Japón o los acontecimientos políticos en el Norte de África, Paloma Martínez Lasierra subraya que "la masonería no tiene fórmulas de contenido político para encarar estos procesos", si bien recalca: "La lucha por la democracia siempre fue meta de la masonería y el humanitarismo, que mi obediencia siempre ha proclamado, puede contribuir a paliar el sufrimiento de los afectados". Más adelante añade: "Nuestras armas de trabajo no son las decisiones políticas, sino el desarrollo intelectual personal de cada uno para crear conciencia y reflexión en el ámbito social público. Si los políticos atendieran más a sus sociedades, acertarían más en sus decisiones". En todo ello sitúa la importancia del debate que este domingo se celebrará en el Ateneo.
¿Resulta posible medir los procesos éticos? Para la Presidenta de la Federación del Derecho Humano, "hay indicadores de grados de sostenibilidad y desarrollo, como los surgidos de cumbres mundiales como la de Río, en 1992 o la de Kioto". ¿Son los países más ricos aquellos en los que gente es más feliz? "Recientemente, se ha destacado que la felicidad suele darse en las gentes que trabajan para los demás" ¿Trabaja la masonería para los demás o para sí misma? "Trabaja para el progreso de todos. El lema masónico libertad, igualdad y fraternidad sigue expresando el ideal masónico". Y respecto de los grandes retos que la masonería se plantea de cara al siglo XXI en España, Paloma Martínez Lasierra sentencia: "El principal reto es el de afianzar la masonería y hacer que en este país sea algo normal, un hecho inserto en la sociedad participando en ella como una asociación civil y que seamos contemplados como tales".
"Somos personas normales, nada temibles"
¿Qué aconsejaría a una persona que baraje integrarse en una organización masónica? "Que no acuda con todo sabido y todo leído, porque hay muchas publicaciones que no dicen cosas atinadas sobre la Masonería y la gente puede así caer en un gran barullo. La Masonería, más que una ciencia, es una vivencia profunda, y los masones somos gentes que buscamos en libertad un conocimiento que nos acerque al espíritu. Somos personas normales, para nada temibles, respetuosas con creyentes y no creyentes, involucradas en desarrollarnos personalmente para apoyar el progreso social; empleamos métodos rituales y simbólicos que nos diferencian de otros grupos y asociaciones aunque podamos perseguir objetivos semejantes". ¿Son realmente eficaces los símbolos en un mundo cargado de imágenes como en el que ahora vivimos? ¿Y los ritos? "El hombre es un ser simbólico, detrás de cada imagen hay símbolos que todos reconocemos emocionalmente, como las figuras geométricas o los colores", responde. "A nosotros nos ayudan y con ellos aprendemos a reflexionar interiormente. También el ritual es humano, muchos actos de nuestras vidas están sancionados por ritos. Los ritos nos permiten abstraernos, nos sirven para alejar el ruido, las distracciones y la negatividad del agobio cotidiano fuera de los talleres masónicos donde trabajamos, para que así cada cual dé a los demás lo mejor de sí mismo".
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