La Guardia Civil detiene a un menor como autor del crimen de Arriate
El joven de 17 años acudió el martes a un homenaje a la víctima, según varios vecinos
La Guardia Civil ha detenido a Rubén V. R., de 17 años, como autor del crimen de María Esther Jiménez, la niña de 13 años hallada muerta a golpes el pasado 20 de enero en la caseta de una depuradora de la localidad. Un grupo de agentes de paisano le ha arrestado a mediodía en las inmediaciones de su domicilio. Los agentes han practicado un registro en la vivienda de sus padres y otro en la casa de sus abuelos, situada en el paraje Parchite, a las afueras de esta localidad de 4.100 habitantes.
El alcalde del municipio, Bernardino Gaona (IU), ha asegurado que el chico se ha criado en el pueblo y pertenece a una familia trabajadora. Según varios vecinos, el joven participó en el homenaje que los padres de María Esther le dieron el pasado martes por la noche en la caseta donde encontraron su cadáver hace ya dos semanas. La familia le llevó un ramo de flores a las 22.30, hora en la que María Esther que habría cumplido 14 años.
Tras los registros, los agentes trasladarán al menor a la comandancia de Málaga, situada a 108 kilómetros de la localidad serrana. Una vez que haya declarado, será puesto a disposición de un fiscal de menores.
En los últimos 14 días, la Guardia Civil ha trabajado a marchas forzadas para esclarecer el crimen. El entorno de la menor siempre ha estado en el punto de mira de los investigadores y las pruebas de ADN han sido claves para acotar el número de sospechosos, según fuentes cercanas al caso.
Los agentes han interrogado a más de 30 amigos, familiares y vecinos de la menor para reconstruir sus últimas horas con vida. Tras la charla, se les pedía que aportaran una muestra de ADN de forma voluntaria. El equipo de investigadores ha contado con el apoyo de dos psicólogos desplazados de Madrid.
El padre de María Esther, Juan Isidoro Jiménez, aseguró el pasado jueves que la niña había recibido dos anónimos amenazantes antes de morir, pero que no les habían dado importancia porque pensaron que eran niñerías. Los mensajes, escritos en una hoja de cuaderno, le llegaron entre un mes y una semana antes de su desaparición.
María Esther falta de su casa desde la noche del pasado 19 de enero. Alarmada porque no volvía a casa, su madre denunció la desaparición de madrugada en el cuartel de la Guardia Civil de Ronda. Después de varias batidas, un bombero halló su cuerpo a las 19.30 del día siguiente en la caseta de una depuradora. Estaba tendida en el suelo, con el rostro desfigurado por los golpes que recibió supuestamente con una piedra del tamaño de un melón pequeño.
La chica fue vista con vida por última vez por sus amigas en la tarde del miércoles, sentada en la parada de autobús situada en las afueras de la localidad. Aquella tarde estuvo comprando chucherías en un ciber café situado frente a la parada de autobús, fue a visitar a un amigo en el gimnasio de la localidad y se pasó por una pizzería en la que quería celebrar su cumpleaños. Tanto sus amigas como su familia la describían como una niña "muy buena, tranquila e inocente".
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