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Isabel Martínez, nueva responsable de Política Social

La que fue secretaria general de Igualdad tendrá que dar un impulso definitivo a la Ley de Dependencia

Isabel Martínez Lozano es la nueva secretaria general de Política Social, que es casi lo mismo que decir la responsable de la Ley de Dependencia, el asunto de más calado que tendrá encima de su mesa de trabajo. Martínez ha ocupado hasta ahora la Secretaría General de Igualdad, con implicación directa en leyes como la del aborto o la de Igualdad de Trato, que está en su recta final. Ahora tendrá que ocuparse de dar el impulso definitivo a la Ley de Dependencia, que sigue un recorrido muy desigual en las distintas comunidades autónomas.

Para Martínez esta ley no es nueva, participó activamente en su origen desde el cargo de asesora de la entonces vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega. "Conozco bien esta ley. Seguiremos el proyecto emprendido por el anterior equipo", dijo ayer. Sabe que se necesita mucha mano izquierda para alcanzar acuerdos que fructifiquen entre todas las comunidades. "Esta ley no se va a parar aunque las condiciones económicas del momento no sean las mejores que hemos atravesado".

La Ley de Dependencia se ha seguido muy de cerca por todas aquellas personas que han trabajado en el terreno de la igualdad, porque son muchas las mujeres implicadas en los cuidados de los dependientes, las que han tenido que dejar su trabajo para encargarse de los abuelos, las que no han tomado vacaciones porque no se podían mover de sus casas por el mismo motivo. Ya en su creación, esta ley se planteó como la vía para que todas esas mujeres pudieran ver reconocido su esfuerzo desinterado y para permitirles una salida al mercado laboral.

Pero el desarrollo de la norma está atascado en algunos puntos. Siguen sin conocerse, porque no se ha ultimado un buen sistema de información, datos precisos para elaborar un diagnóstico y corregir algunos problemas. Y, en contra del planteamiento original, las ayudas para las mujeres (son mayoría) que cuidan a sus ancianos en casa se han disparado en lugar de primar los servicios profesionales. Ahora reciben una paga por su labor, pero siguen sin vacaciones ni respiro. Urge además eliminar la enorme lista de espera que está taponando esta ley, con miles de personas que aún no han recibido su ayuda a pesar de tener ya reconocido el derecho a ella.

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