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Reportaje:

"Tengo que mandar dinero a mi familia"

Las trabajadoras de la industria de la ropa en Camboya exigen mejores sueldos

Cuando tenía 18 años, Sok Makara migró de su aldea en Camboya a la capital, Phnom Penh, en busca de una mejor vida para ella y para su familia. Cada vez era más difícil para la familia poder sobrevivir del campo. Encontró trabajo en una fábrica que provee a grandes marcas en Europa y Estados Unidos. Para Camboya, la industria de la ropa representa la fuente principal de ingresos del país, más de un 70% de sus exportaciones. Y da trabajo a unas 297.000 personas.

Sok Makara cuenta que su vida es muy difícil. "Echo mucho de menos a mi familia, aquí vivo en un cuartucho compartido que no tiene cocina, agua corriente, ni baño". Sin embargo ahora no ve muchas más opciones: con 25 años es la responsable de enviar dinero a su familia, compuesta por su madre y sus cuatro sobrinos, que quedaron huérfanos cuando murió su hermana y su padre no tomó ninguna responsabilidad. Así que tiene que trabajar tiempo extra para poder ganar un poco más de dinero, en total un máximo de lo equivalente a unos 51 euros al mes. Intenta mandar lo más que puede a su familia, para que sus sobrinos sí puedan estudiar, no como ella, que tuvo que dejar sin terminar la primaria.

Pero ella tiene una vida muy difícil. "Mi bajo salario no es suficiente siquiera para cubrir mis gastos médicos, cuando me enfermo tengo que pedir dinero a un interés del 20% y nadie cuida de mí. Mi comida más común son unos noodles instantáneos porque son más baratos que cocinar. Antes de ir a trabajar como un trozo de pan. Entiendo que esto no es lo mejor para mi salud, pero no tengo otra opción, porque tengo que ahorrar lo más posible", cuenta con ayuda de un traductor.

"Para tener más dinero y por aspirar a una vida un poco mejor" Sok Makara fue una de los miles de trabajadores que pusieron en jaque a la industria durante toda una semana el mes pasado pidiendo que su salario mínimo sea lo equivalente a 70 euros al mes. Este dinero permitiría una buena calidad de vida según el estudio del Instituto de Estudios de Desarrollo de Camboya. El actual salario mínimo es lo equivalente a 44 euros.

Al final los dos sindicatos que emplazaron la huelga aceptaron, mediante la mediación del Gobierno a volver a las negociaciones, que continúan con la patronal. No se discute que el salario mínimo quedará en los 44, pero se negociarán otras prestaciones entre las que se encuentran comida y transporte.

Por ahora esta resulta una buena opción para los trabajadores, aseguran los activistas. "Por la primera vez en al menos una década, el Gobierno ha dado una solución no totalmente a favor de la patronal, es un paso muy positivo: los trabajadores han salido fortalecidos tras la huelga", asegura Dennis Arnold. Este académico de la Universidad del Norte de Carolina en Chapel Hill, que ha estado varios años en la zona, asegura que las condiciones de trabajo en Camboya han mejorado en los últimos años, pero, como en la mayoría de las factorías de Asia, se espera que los trabajadores trabajen más con cada vez menos seguridad laboral y por salarios estancados o incluso en declive.

Entre las mayores empresas que se abastecen en Camboya están GAP, H&M, Levi Strauss y Adidas, según la Campaña Ropa Limpia, que busca la mejor de las condiciones de trabajo y de vida para las trabajadoras de la industria. Inditex, que no da datos desagregados por país, "sí tiene una base estable de proveedores en Camboya", según un portavoz. Aunque aseguró que su producción no se vio afectada por la huelga.

Trabajadores suspendidos

Tras la huelga 261 sindicalistas fueron despedidos o suspendidos, según fuentes de la Campaña Ropa Limpia. Aunque no quiso hablar de números, el secretario general de la patronal Ken Loo, aseguró por teléfono que "estas suspensiones se mantendrán, ya que la huelga fue ilegal".

Al respecto varias empresas que se abastecen en Camboya, entre ellas Inditex, enviaron una carta a sus proveedores pidiendo que se readmitan a los trabajadores suspendidas, se retiren los cargos contra los líderes sindicales y se busque establecer "relaciones industriales maduras." "Es un paso importante teniendo en cuenta que el grupo Inditex está comprando en 7 de las 15 fábricas donde se han tomado represalias contra los trabajadores y sindicalistas", según fuentes de la Campaña Ropa Limpia.

Otro debate que ha salido a la luz, es si el salario mínimo debería o no considerar el envío de remesas. La gran mayoría de los trabajadores son mujeres, de edad promedio 24, migrantes de zonas rurales y que necesitan mandar dinero a sus familias, de acuerdo a un estudio del Instituto de Estudios de Desarrollo de Camboya.

Según los activistas, al menos unos 11 euros deberían ser considerados en el salario mínimo para que la gente envíe a su casa. Sin embargo, según el representante de la patronal, "el salario mínimo debe ser sólo la cantidad con la que un trabajador pueda vivir dignamente. Si quieren ganar extra para su familia, o para tener otros lujos, deben trabajar horas extra".

En realidad la mayoría de las trabajadores más que el mínimo debido a los tiempos extras, los activistas piden que no se confié en esto ya que las hace muy vulnerables a la situación económica internacional y que muchas de ellas trabajen por interminables horas.

Las condiciones de trabajo en la industria de la ropa en Camboya son "relativamente buenas" en parte a un proyecto de la Organización Mundial del Trabajo, según los expertos. Pero todavía hay discriminación a los sindicatos y abuso de los contratos temporales. El salario, aunque mayor que el de Bangladesh está por debajo del de Vietnam o China, explica John Ritchotte, especialista en relaciones laborales de la OMT.

Ahora los trabajadores cesados esperan volver pronto al trabajo: "Me han amenazado para que desista de pedir mejores condiciones laborales, pero seguiré. Quiero tener suficiente dinero para proteger a mi madre, mi hijo y pagar mi deuda", dice una trabajadora que lideró la huelga en su fábrica y que ahora no tiene trabajo.

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