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Carta abierta a la UE para que convierta los derechos de la infancia en una prioridad

Hoy, los líderes de la Unión Europea se reúnen en Bruselas para debatir acerca de su posición en la muy esperada cumbre de septiembre del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) -ocho compromisos clave inspirados por la Declaración del Milenio de Naciones Unidas-, que hace diez años abrieron un movimiento global sin precedentes para construir un mundo en paz, más próspero y justo para todos.

La reunión de Bruselas es una oportunidad para la UE para reafirmar su histórica labor en torno a los derechos de la infancia -y especialmente respecto a los niños más olvidados y marginados del mundo-. Nosotros, en UNICEF, esperamos que así sea.

Porque hoy, cuando el mundo mide su progreso en base a alcanzar los ODM, está cada vez más claro que se está dejando en el camino a millones de niños. De hecho, los datos están empezando a revelar grietas que se ensanchan entre los países ricos y los países pobres, y evidenciando disparidades en naciones en desarrollo. Por ejemplo, en países como Afganistán y la República Democrática del Congo, la tasa de mortalidad de niños menores de cinco años no ha bajado en más de un único punto porcentual, mientras que la tasa mundial ha caído en un 30% entre 1990 y 2008.

Una mujer en Níger tiene una posibilidad entre siete de morir por una causa relacionada con el embarazo a lo largo de su vida. En los países más ricos esta tasa es de una media de una entre 8.000.

En el mundo en desarrollo, los niños del 20% más pobre tienen de dos a tres veces más probabilidades de tener un peso bajo que los niños del 20% más rico; de dos a tres veces más probabilidades de sufrir retraso en el crecimiento; de dos a tres veces menos probabilidades de ir a la escuela. En algunos países estas disparidades están aumentando, y afectan sobre todo a las niñas, a la infancia indígena y a niños de minoría étnicas.

Todo esto es causa de alarma y de acción inmediata. Centrar nuestros esfuerzos en alcanzar los ODM en las áreas donde puede resultar más fácil llegar a la gente, puede suponer un éxito estadístico, pero que enmascara un fracaso moral al dejar en el camino a aquellos que están en situación de mayor necesidad. Debemos centrar más esfuerzo en los niños olvidados.

La comunidad internacional afirmó en 1948 que todos "nacemos libres e iguales en dignidad y en derechos". Este compromiso fundamental está en la esencia de la Convención sobre los Derechos del Niño; está recogido en la Declaración del Milenio y ha sido reafirmado en la Declaración de París de 2005, la Agenda Accra de 2008 y muchas declaraciones internacionales de derechos humanos.

En este momento decisivo, ese 20% más pobre de la población debería convertirse en la principal prioridad del mundo. Con este espíritu, tenemos esperanza de que la Unión Europea aproveche la oportunidad de convertir los derechos de la infancia en una prioridad y de que, al hacerlo, ayude a liderar el esfuerzo para poner a los niños más necesitados en el primer lugar de la agenda mundial en septiembre.

Anthony Lake es director ejecutivo del Fondo de Naciones Unidad para la Infancia (UNICEF)

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