No habrá boda para los 'sin papeles' en Suiza
A partir del 1 de enero de 2011 un inmigrante extracomunitario sin documentación en regla lo tendrá muy difícil para poder decir "sí, quiero" en el país helvético
No por anunciada la noticia causa menos estupor. A partir del 1 de enero de 2011 un inmigrante extracomunitario sin documentación en regla lo tendrá muy difícil para poder decir "sí, quiero" en Suiza. Por decisión del Consejo Federal (Ejecutivo) desde ese día los demandantes de asilo y los extranjeros clandestinos no tendrán derecho al casamiento en territorio helvético. Esta medida, dada a conocer ya en 2008, nace para impedir los conocidos como matrimonios de conveniencia o por papeles.
La iniciativa nació de las filas del SVP-UDC, o Partido Popular de Suiza, que se hiciera mundialmente famoso con sus agresivas campañas xenófobas, su lucha contra los minaretes y sus carteles protagonizados por ovejas negras. El artífice de esta nueva regla es el consejero nacional (diputado) y presidente del SVP-UDC, Toni Brunner. El objetivo central de esta nueva ley es el de impedir que los demandantes de asilo o los extranjeros no comunitarios con una orden pendiente de expulsión puedan "huir" de la legislación vigente recurriendo al matrimonio con un ciudadano suizo. En tal caso, el extranjero deberá probar que reside legalmente en el país, lo que en el caso de los clandestinos es, sencillamente, imposible.
Uno de los aspectos potencialmente más polémicos de la nueva ley es que obliga a los funcionarios del Registro Civil a denunciar a los contrayentes ilegales o a aquellos que no puedan presentar la debida documentación a la policía de extranjería. El mismo principio se aplicará a las uniones civiles. Las autoridades destacan que los jueces de paz se enfrentan cada vez más a menudo a matrimonios "sospechosos" en los que habría dinero de por medio o "credulidad por parte del ciudadano suizo". Según las autoridades, uno de cada cuatro matrimonios mixtos estaría bajo sospecha.
Esta medida afectaría muy particularmente a colectivos como el latinoamericano, que cuenta con decenas de miles de clandestinos trabajando en el servicio doméstico en ciudades como Ginebra, Zürich y Lausana. En Suiza habría, según estimaciones sindicales, más de 120.000 trabajadores sin papeles. Para ellos no cabe esperar ninguna amnistía ni proceso de regularización masiva y la única salida existente hasta el momento, el matrimonio, parece quedarles vedada.
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