El Papa acepta la dimisión de un obispo irlandés acusado de encubrir abusos sexuales
John Magee, ex secretario personal de Juan Pablo II, presentó su renuncia hace un año tras ser criticado por su actitud pasiva ante las denuncias de pederastia en su diócesis
El papa Benedicto XVI ha aceptado la dimisión del obispo irlandés John Magee, de 73 años y ex secretario privado de Juan Pablo II, que presentó su renuncia hace un año tras ser acusado de encubrir los abusos sexuales en su diócesis, según han anunciado hoy fuentes del Vaticano. El eclesiástico irlandés se convierte así en el primer miembro de la alta jerarquía católica que acaba apartado debido a los presuntos casos de pederastia entre el clero irlandés. El escándalo ya se ha cobrado el cargo de otros obispos, como Dónal Brendan Murray, ex obispo de Limerick, dimitido el pasado diciembre.
Magee, que fue secretario personal de Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, resultó salpicado a finales de 2008 por un caso de supuestos abusos sexuales. Al cargo de la diócesis de Cloyne, al sur de Irlanda, desde 1987, el obispo fue criticado mostrarse pasivo ante las denuncias de abusos que llegaban a su despacho. El Comité Nacional de Defensa del Menor irlandés le acusó en diciembre de aquel año de no haber sabido manejar adecuadamente los abusos imputados a dos sacerdotes de su diócesis. El obispo no sancionó a los supuestos pederastas y se limitó a trasladarlos a otros lugares. Tras las acusaciones, Magee dimitió en marzo de 2009.
Entonces se permitió que Magee, nacido en Irlanda del Norte en 1936 y nombrado Maestro de Ceremonias Pontificias por el papa Wojtyla en 1992, conservara el cargo de obispo, aunque Benedicto XVI eligió al arzobispo Dermot Clifford como administrador apostólico para dirigir la diócesis.
Miles de casos de abusos
Se trata del último de los escándalos que han afectado la historia reciente de la Iglesia católica irlandesa, que en los últimos años ha sido acusada de encubrir numerosos casos de pederastia. Según las investigaciones, los abusos habrían afectado a 35.000 niños entre los años 50 y 80. Tan sólo en 2008, 26 diócesis irlandesas recibieron 56 denuncias por pedofilia cometida por religiosos. Sólo resultó incriminado un sacerdote.
La dimensión del escándalo es tal, que el Sumo Pontífice pidió perdón el pasado domingo durante la oración del ángelus dominical en la plaza de San Pedro del Vaticano. Benedicto XVI pidió "perdón para el pecador, intransigencia con el pecado". Con todo, también recordó un pasaje del Evangelio en el que Jesucristo pronuncia la admonición de "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra" (que defendía a una mujer adúltera de ser apedreada). El mensaje sucedió un día después de hacer pública una carta pastoral en la que pedía disculpas por los abusos cometidos por los sacerdotes católicos irlandeses. Empleó las expresiones "vergüenza, remordimiento y dolor".
El mensaje papal no ha convencido a las asociaciones de víctimas irlandesas, que se han declarado decepcionadas con las palabras de Benedicto XVI. "Sentimos que la carta se queda corta a la hora de tratar las preocupaciones de la víctimas", dijo Maeve Lewis, de la asociación One in Four. Lewis criticó que el Papa dirigiera sus críticas hacia los curas irlandeses de bajo rango pero se olvidara de la responsabilidad del Vaticano en los abusos sexuales de menores, no sólo en Irlanda, sino en todo el mundo. También lamentó que la misiva del Papa no pidiera la dimisión del primado de la Iglesia Católica irlandesa, el cardenal Séan Brady, como pedían las víctimas.
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