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Entrevista:Entrevista

"No hay ninguna belleza en cementar la costa"

Entrevista con el cineasta Manuel Martín Cuenca, que rueda 'La mitad de Óscar'

Cuando el director de cine Manuel Martín Cuenca (La flaqueza del bolchevique, Malas temporadas) decidió situar su tercera película en su ciudad de origen, Almería, tuvo claro que en esos meses viviría junto al mar. "Me calma y me ayuda, soy más feliz cuando estoy cerca de él". Más aún, el mar se ha convertido en una especie de "personaje metafórico" muy presente en este nuevo filme, titulado La mitad de Óscar. "Simboliza lo que viene y va, lo que llega y lo que se pierde, como una puerta abierta para entrar y salir". El rodaje sirve a su realizador para reencontrarse con lugares de su infancia y juventud. De Este a Oeste, de levante a poniente, una costa desfigurada por la especulación y el ladrillo.

¿Algún lugar especial de esa geografía de su memoria?

La carretera del Cañarete. Discurre por la costa entre Aguadulce y la ciudad, por un acantilado, y desde ella se veían las luces de los barcos que pescaban por la noche. Ahí en medio existe un hotel, un Algarrobico de la época [se construyó en 1973]. Suerte que no edificaron mucho más.

En El Ejido se ha construido una torre de 104 metros y 30 plantas.

Empieza la torre y llega la crisis. Debe de ser la maldición de la soberbia, de construir hacia arriba, de querer ser más de lo que somos. Tenemos la torre más grande de Andalucía, ¿para qué? ¿qué nos creemos?, ¿que estamos en Manhattan? Es absurdo. Me sorprende cada vez que la veo, como la primera vez que fui a Benidorm y pensé: "No es posible que se haya construido algo así". Esa torre tiene algo fálico, machista, cateto.

Sostiene que el levante (cabo de Gata y alrededores) se defiende más o menos y que los mayores destrozos se han producido en el poniente de la provincia (Aguadulce, Roquetas de Mar).

Hay intentos de meter la piqueta, núcleos que han crecido demasiado, más invernaderos... Pero casi toda la destrucción está en el poniente. Roquetas es un parque temático, urbanísticamente horroroso. En Aguadulce se construye cerro arriba. Lo ves también en Alicante y en más sitios: llenan de casas lugares estupendos y al cabo de 20 años ya no son estupendos, los han destruido. No hay belleza en cementar la costa.

Dice que los españoles tenemos un problema con la realidad.

No nos gusta ver ni hablar de lo que realmente pasa, somos un país que quiere huir, destruir, olvidar el pasado reciente. Ese pasar página ha llegado a la construcción. Hemos destruido parajes naturales, cascos históricos, pueblos, para poner ladrillo barato y aparente.

Ha decidido que la foto de esta entrevista sea en la playa del Algarrobico, en Carboneras.

Un lugar mítico donde se rodó Lawrence de Arabia, donde se construyó con permiso un hotel que no acaban de tirar, y parece complicado que lo hagan. Es un símbolo de la responsabilidad que tenemos todos en la urbanización de la costa, y también de la defensa del patrimonio natural contra la aberración de construir por construir.

¿Por qué se pueden construir edificios así?

Porque no están sometidos a un diálogo, a una reflexión ciudadana. Les echamos la culpa a los políticos, pero los medios de comunicación son también responsables. Sólo se habla de urbanismo si el Algarrobico se convierte en un símbolo, cuando hay cientos de kilómetros de costa llenos de algarrobicos y nadie reacciona.

¿Piensa que la crisis obligará a esa reflexión?

Creo que nos va a colocar en nuestro lugar, nos va a hacer olvidar el papel de nuevos ricos. Hemos de bajarnos de nuestro pedestal y parar esta desenfrenada locura de construcción.

¿Optimista?

Sí, porque la crisis va a ser buena a medio plazo, nos va a obligar a reinventarnos y a pensar que debemos hacer otro tipo de economía.

El cineasta Manuel Martín Cuenca, en la costa de Almería
El cineasta Manuel Martín Cuenca, en la costa de AlmeríaPACO BONILLA

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