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Hereu divide a las mujeres del PSC al exigir que se regule la prostitución

Las feministas del partido rechazan seguir las tesis del alcalde, y de las Consejerías de Justicia y Salud

El Partit dels Socialistes de Catalunya tiene fama de monolítico. Sus divisiones, cuando las hay, suelen ser hábilmente minimizadas por una dirección que ha hecho del cierre de filas su principal baza para sustentar el liderazgo de José Montilla. El peliagudo asunto de la prostitución callejera, sin embargo, ha desenterrado una vieja división del partido que hacía años que no se presentaba, al menos con tanta fuerza: regulación versus prohibición. El dilema, debatido entre bambalinas desde que el alcalde Jordi Hereu pidiera a su partido que se ponga manos a la obra para regular el fenómeno, estalló ayer de nuevo en la reunión de la ejecutiva del partido. Y los socialistas, en un acalorado debate entre varias dirigentes del partido, fueron incapaces de ponerse de acuerdo.

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La reunión acabó con el portavoz del partido, Miquel Iceta, haciendo auténticos malabarismos dialécticos ante los periodistas para mostrar cierta imagen de cohesión sobre este asunto. Iceta comunicó que el partido piensa incluir en su programa electoral cierta regulación del fenómeno como pedía el alcalde, pero lo limitó a la ocupación del espacio público.

En la rueda de prensa posterior a la reunión de la dirección, Iceta consideró que la regulación de la prostitución "debe abordarse". Al mismo tiempo, indicó: "Disponemos de instrumentos legales y policiales para atacar la explotación de las mujeres". También manifestó que "sí hay elementos de regulación que pueden evitar el daño que se hace en el espacio público", el PSC los incorporará en su programa electoral.

En otras palabras, el partido, incapaz de tejer un discurso unitario sobre el ejercicio de la prostitución, se limitará a pronunciarse sobre los límites que deben ponerse a su práctica en la calle. La división se evidenció ayer de nuevo en la reunión después de que el alcalde Hereu sacara el asunto a colación. La más firme defensora de la regulación es la consejera de Justicia, Montserrat Tura, que en su etapa al frente de Interior ya apostó por la regulación del fenómeno sin éxito. Tura reiteró ayer su posicionamiento y en el debate surgieron otras voces de apoyo a la regulación, como la de la consejera de Salud, Marina Geli.

En la misma línea se mostraron el diputado y el ex presidente de la federación de Barcelona, Joan Ferran, y Miquel Iceta, que dio su apoyo explícito a abordar el problema sin complejos. Al otro lado de la mesa se encuentran las defensoras del feminismo oficialista, encabezadas por Imma Moraleda, concejal del distrito de Sants-Montjuïc. Moraleda volvió a defender ayer que está por el abolicionismo. "La regulación no ha funcionado en ninguno de los dos países que la han aplicado", sostiene Moraleda, quien dijo limitarse a defender lo que el partido ya aprobó en 2004. Moraleda sí dijo que hay consenso en el partido para perseguir la práctica de la prostitución en el espacio público.

El debate de la prostitución centró buena parte de la ejecutiva socialista. José Montilla también se pronunció en línea con lo ya expresado anteriormente: mientras no haya regulación el Ayuntamiento y la policía deben centrarse en combatir las redes de explotación de personas con el Código Penal en la mano.

Pero Hereu quiso llegar más lejos en el debate. El alcalde, cuya labor al frente del Ayuntamiento ha despertado desconfianzas en algunos sectores del PSC durante los últimos meses, hizo una larga exposición sobre lo que Ciutat Vella significa para Barcelona y la importancia de atajar la degradación de esta zona de Barcelona. En este sentido, Hereu pidió confianza en su manera de trabajar para atajar los problemas de Barcelona y quiso demostrar a sus compañeros de partido que tiene identificados los problemas que sufre la ciudad, explicaron fuentes de la dirección. Nadie puso objeciones al alcalde, aseguran las mismas fuentes.

El debate sobre la prostitución y la degradación de Ciutat Vella también preocupa al socio del PSC en Barcelona, Iniciativa per Catalunya. "No queremos un barrio rojo en Barcelona", así de contundente se expresó ayer Ricard Gomà, presidente del grupo municipal de ICV-EUiA en la ciudad y segundo teniente de alcalde. Y añadió que la regulación de la prostitución debe abordarla el Gobierno central, garantizando los derechos laborales y la dignidad en el trabajo de las prostitutas. Hasta que no se haya regulado la actividad, dijo, no cabe prohibir la actividad en la calle. Gomà se refirió a la prostitución al proponer un pacto ciudadano sobre el uso del espacio público. Y lo hizo en un acto que, sin que nadie lo dijera, sirvió para dejar bien claro que encabezará la próxima lista electoral a la ciudad de Barcelona.

Por si alguien lo dudaba, la plana mayor de ICV-EUiA acudió al Centre Artesà Tradicionarius, en Gràcia, que Gomà llenó (el aforo es de unas 200 personas) sin dificultades. En las primeras filas estaban el consejero Joan Saura, el diputado Joan Herrera, el líder de EUiA, Jordi Miralles, la última cabeza de lista por Barcelona, Imma Maiol, e incluso el secretario general de Comisiones Obreras en Catalunya, Joan Carles Gallego. El acto consistió en 10 intervenciones de destacadas personalidades ciudadanas que dieron pie a Gomà a pronunciarse sobre lo divino y lo humano, la crisis y la marginación, la prostitución y la precariedad laboral para insistir en que el proyecto ciudadano que representa busca una sociedad "inclusiva y solidaria" y que hay que dar prioridad a la actuación en educación y vivienda.

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