Nuevo 'bombardeo' en Júpiter
Un astrónomo aficionado descubre en el planeta gigante la marca del impacto de un cometa
Una marca nueva en Júpiter no pasa desapercibida a un astrónomo que conozca el plantea gigante, como es el caso de un aficionado australiano, Anthony Wesley, que hace unos días descubrió una cicatriz oscura cerca del polo sur del planeta que no estaba antes allí; pensó que podía ser la firma de un cometa que hubiera chocado en la atmósfera joviana, como sucedió hace 15 años con los fragmentos del cometa Shoemaker-Levy 9, levantando expectación internacional durante varios días. Pero lo que había visto Wesley podía ser también un efecto atmosférico. Siguiendo el rastro de la alerta procedente de Australia, los especialistas del Jet Propulsion Laboratory (California), han apuntado a la nueva mancha de Júpiter un telescopio de infrarrojo de la NASA situado en Mauna Kea (Hawai) y han confirmado que se trata de un impacto de cometa y de que habido mucha suerte para ver un fenómeno raro como este.
"Estamos seguros, la mancha es muy distinta de una estructura en la atmósfera de Júpiter", afirma Agustín Sánchez Lavega, científico español y experto internacional en los planetas gigantes. "En las fotos del día anterior no se ve la mancha y, además, sus características, como el brillo en infrarrojo, indican que ha sido un impacto.
El Shoemaker-Levy 9 se esperaba con antelación, dado que los astrónomos habían descubierto cómo se rompía aquel cometa y siguieron la trayectoria de los múltiples pedazos (más de 20), como perlas de un collar, se dijo entonces, que acabaron zambullidos a gran velocidad, uno por uno, en la atmósfera de Júpiter, en julio de 1994. Iban dejando una ristra de manchas que tardaron tiempo en desaparecer. En aquella ocasión los impactos se produjeron en la cara de Júpiter no visible desde la Tierra, y los que los telescopios terrestres captaban eran precisamente las manchas que provocaban cuando la zona de la atmósfera joviana se veía horas después.
"Ahora hemos lanzado una alerta para seguir lo que está pasando en Júpiter, porque además del interés se seguir la evolución de esta marca, tal vez hay más trozos de cometa por allí y los vemos en directo", explica Sánchez Lavega, líder del Grupo de Ciencias Planetarias de la UPV. "Estos científicos ya han pedido tiempo de observación con el telescopio espacial Hubble y con el conjunto de grandes telescopio VLT, del Observatorio Europeo Austral (ESO), en Chile. También han avisado al Gran Telescopio de Canarias.
El difícil determinar tamaños de este fenómeno, pero los expertos calculan que la mancha debe tener un diámetro de unos 3.000 a 5.000 kilómetros, pero el cuerpo que se ha zambullido estaría entre los 100 y los 500 metros, explica el especialista español. Las evaluaciones se hacen por comparación con los datos que tienen los astrónomos de las muchas observaciones y estudios que se realizaron con el Shomeaker-Levy 9.
¿Es raro un fenómeno así? "Con Shoemaker-Levy 9 pensábamos que era rarísimo, pero ahora, justo 15 años después se repite, así que quizás no sea tan raro". Glen Orton, científico de JPL, asegura: "Hemos tenido muchísima suerte de ver Júpiter en el momento exacto, a l ahora exacta y en la cara visible".
Wesley, que colabora hace tiempo con el equipo de Sánchez Lavega, tomó la primera imagen con la nueva mancha oscura el 19 de julio. Él es un astrónomo aficionado de Camberra al que le apasiona fotografiar Júpiter, desde 2004. "Es un sistema tan dinámico que cada imagen que tomo muestra algo nuevo y diferente", afirma en el sitio de internet UniverseToday . "Lo miro y lo vuelo a mirar año tras año, cada vez con un equipo mejor, pero, por supuesto, no me esperaba ver algo así. Lo que pasa es que incluso las imágenes rutinarias de los sistemas de tormentas de Júpiter pueden ser tremendamente ricos en detalles". En este tipo de observaciones, destaca, los astrónomos aficionados pueden hacer aportaciones importantes a la ciencia.
El descubrimiento de la mancha, el impacto del cuerpo en Júpiter, tiene interés científico de primero orden ya que una forma de hacer un sondeo en la atmósfera de Júpiter, algo muy difíciles de lograr artificialmente, y permite estudiar la física implicada en este tipo de fenómenos. Además, recuerda Sánchez Lavega, es un aviso de que hay objetos como ese en el Sistema Solar, asteroides y cometas, de cuyo impacto en la Tierra nos protege Júpiter en gran medida porque los atrae con su fuerte gravedad, pero no de todos.
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