Microorganismos que 'respiran' hierro en la Antártida
Hallada una colonia de bacterias que vive sin luz ni oxígeno en una bolsa de agua salada bajo un glaciar
La llaman Cascada de Sangre y es una formación de hielo que emerge en el borde del glaciar Taylor, en la Antártida oriental, cuya coloración rojiza destaca sobre el blanco de la masa de nieve helada. Los primeros exploradores la vieron en 1911 y pensaron que unas algas serían las responsables de ese color, pero unos científicos han descubierto ahora que no es así, que el rojo se debe a que la Cascada de Sangre se forma con agua de un depósito subglacial rico en hierro. Pero además han tomado muestras, las han analizado y, para su sorpresa, han encontrado una colonia de bacterias que deben vivir sin luz ni oxígeno en esa bolsa de agua muy salada, atrapada bajo el glaciar y aislada desde hace al menos un millón y medio de años. Esas bacterias se han adaptado a sobrevivir a base de los compuestos de hierro y azufre.
"La bolsa de agua bajo el glaciar Taylor es como una cápsula del tiempo, no conozco ningún otro entorno como éste en la Tierra", dice Hill Mikucki, líder de la investigación, que se ha publicado en la revista Science.
Pese a su aislamiento milenario, los microorganismos que ahora viven bajo el glaciar guardan parecido con especies que se encuentran hoy en los entornos marinos, lo que sugiere a los investigadores que son los supervivientes de una antigua población que viviría en un entorno marino. "Es algo así como encontrar un bosque que nadie ha visto en millón y medio de años", comenta Ann Pearson (Universidad de Harvard, EE UU). "Las especies que viven ahí son similares a organismos contemporáneos y a la vez muy diferentes; sin duda, es el resultado de haber vivido tanto tiempo en un entorno tan inhóspito como ese".
Los análisis químicos de la filtración, que procede de la bolsa que está bajo el glaciar y resulta inaccesible, sugieren que estos microorganismos viven respirando hierro de las rocas con la ayuda de un catalizador sulfuroso. En ausencia total de luz para realizar fotosíntesis, parece que los microbios han logrado sobrevivir alimentándose de la materia orgánica atrapada a la vez que ellos cuando el glaciar Taylor selló su hábitat.
Incluso la toma de muestras no ha sido fácil para estos científicos ya que la filtración de agua salada en la Cascada de Sangre no es constante. Mikucki ha tardado varios años en lograrlo, explica ella misma en un comunicado de la Universidad de Harvard. Finalmente logró tomar un poco agua salada, muy clara, extremadamente salada y fría para hacer sus análisis. Se desconoce el tamaño de la bolsa bajo el glaciar, pero los expertos calculan que estará a unos 400 metros de profundidad y unos cuatro kilómetros de distancia de la Cascada de Sangre.
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