"La economía de muchos países depende de las remesas de los inmigrantes, que ahora están en paro"
La directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos de la ONU explica cómo la crisis financiera está agravando el hambre en las naciones más pobres
"Nuestro objetivo es que nadie muera de hambre. La alimentación no es negociable". Josette Sheeran, la directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas, fija ahí su meta para 2009, un año muy difícil para la crisis de los alimentos, agravada ahora por las consecuencias de la situación financiera mundial. La agencia de la ONU necesita más de cinco billones de dólares para llevar comida a unos 100 millones de personas en 77 de los países más pobres. Sheeran asiste desde ayer a la Reunión de Alto Nivel sobre Seguridad Alimentaria (Ransa) que se celebra en Madrid con el objetivo de concienciar a los países desarrollados de la necesidad de inyectar dinero en las economías más desfavorecidas.
La estadounidense, que ocupa el cargo desde 2007, es directa y vehemente. "La gente piensa que la crisis alimentaria provocada en 2007 por la subida de los precios de los alimentos ha terminado, pero no es así; la hay, y ahora más, agravada por la crisis financiera. Muchos países pobres pedían préstamos a los bancos para comida y ahora los bancos no les prestan el dinero". Según Sheeran, ésta es una consecuencia directa que se está plasmando en hambruna para los más pobres.
"La economía de muchos países pobres depende de las remesas que les envían los inmigrantes; esto llega a representar el 25% del Producto Interior Bruto (PIB) en países como Nicaragua o Guatemala y hasta más del 40% en Tayikistán, donde hemos ayudado a miles de personas que se habían quedado sin nada por la falta de remesas. Quienes enviaban el dinero a la familia están ahora en paro y las remesas han disminuido significativamente". Con una crisis mundial que ellos no han provocado, los países no desarrollados se están llevando la peor parte: "El Banco Mundial prevé que la inversión externa en países en vías de desarrollo durante 2009 se reduzca a la mitad en comparación con el año 2007" (de un billón de dólares a tan solo 530.000 millones), explica Sheeran.
La falta de herramientas para combatir la crisis está haciendo más vulnerables si cabe a los países en desarrollo. "Va a ser un año difícil, nuestro objetivo es simplemente que la gente no muera, que al menos tengamos comida. Hay muchas más necesidades pero esta es nuestra prioridad, porque ni siquiera sabemos si vamos a conseguirlo". Es necesario cubrir las necesidades principales para no abrir una brecha aún más grande entre ricos y pobres. "Con tan solo un 1% de lo que se ha propuesto dar en paquetes de rescate financiero y estímulo en los Estados Unidos y Europa, los países desarrollados podrían financiar todo el trabajo del PMA y marcar un hito en cuanto a la atención de otras necesidades alimentarias urgentes como, por ejemplo, dar de comer a los 59 millones de niños en edad escolar que padecen hambre y el establecimiento de un fondo de reserva para la adquisición y distribución de alimentos en las emergencias".
En un contexto en el que las economías más avanzadas se aprietan el cinturón, Sheeran espera que las colaboraciones con su agencia no sufran recortes. "El año pasado los países ricos hicieron su mayor aportación hasta la fecha, más de 30 millones de dólares; este año necesitamos que la ayuda se mantenga como sea".
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