El juicio al 'monstruo de Amstetten' comenzará el 16 de marzo
Josef Fritzl se enfrenta, entre otros, a los cargos de homicidio, violación, secuestro, incesto y esclavitud
El juicio a Josef Fritzl, conocido como el monstruo de Amstetten, por haber encerrado y violado a su hija Elisabeth durante 24 años, comenzará el próximo 16 de marzo, y el acusado podría ser condenado a cadena perpetua.
"El juicio comenzará el 16 de marzo y durará alrededor de cinco días", ha explicado Franz Cutka, el portavoz del Tribunal regional de Sankt Pölten, la capital del Estado de Baja Austria donde tendrá lugar el proceso. La sesión de apertura del juicio estará abierta a la prensa, mientras que el resto del proceso posiblemente sea a puerta cerrada, excepto la lectura de la sentencia, aunque todo depende de cómo transcurran las vistas, ha dicho el portavoz.
Fritzl, de 73 años, se encuentra en prisión preventiva en la penitenciaría de la misma ciudad en la que será juzgado por homicidio por denegación de auxilio, violación, secuestro, incesto, coerción con agravantes y esclavitud. El cargo de homicidio se debe a la muerte al nacer de uno de los siete bebés -fruto de la relación incestuosa de Fritzl con su hija- cuyo cadáver el propio acusado reconoció haber quemado en la caldera de su casa. Fritzl ha reconocido los cargos de secuestro y violación, pero ha rechazado tener cualquier responsabilidad directa en el fallecimiento del recién nacido.
Elisabeth pasó de los 18 a los 42 años encerrada en un zulo subterráneo de la vivienda familiar en condiciones infrahumanas, compartiendo un exiguo espacio con tres de sus hijos, que hasta su liberación en abril del año pasado nunca vieron la luz del sol. La familia, que estuvo separada durante años ya que los otros tres hijos fruto del incesto vivían desde poco después de nacer en la casa con Josef Fritzl y su esposa, pudo reunirse en la clínica de Amstetten-Mauer tras ser liberados por la policía.
El caso del carcelero de Amstetten dejó trastornado al mundo ante la tortura a la que Elisabeth fue sometida por su padre desde que el 29 de agosto de 1984 la encerrara. La desaparición de Elisabeth fue camuflada por Fritzl con la versión de que la chica se había fugado de casa para ingresar en una desconocida secta, una versión que no cuestionaron las autoridades austriacas.
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