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Reportaje:

En empresas no, en hospitales y prisiones, sí

Francia estrena una ley que prohíbe fumar en todos los lugares públicos salvo estas excepciones, que considera sustitutivos del domicilio

Francia se ha incorporado hoy a la lista de países que prohíben fumar en los centros de trabajo y otros lugares públicos cerrados con la aplicación de una ley antitabaco que afecta a 15 millones de consumidores y a 48 millones de fumadores pasivos. Como excepciones, se puede encender un cigarrillo en hospitales, prisiones y hoteles porque la norma considera que estos lugares son sustitutivos del domicilio, donde de momento nadie discute que se pueda fumar. También están eximidos hasta el 1 de enero del 2008 los restaurantes, bares, casinos y discotecas.

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Los críticos de la nueva ley subrayan la paradoja de que se permita fumar en hospitales, prisiones y hoteles, ya que está ideada en principio para luchar contra el tabaquismo pasivo y con estas excepciones sus trabajadores y usuarios seguirán tragando el humo de los fumadores. En el caso de los hoteles, los clientes podrán fumar en sus habitaciones y los hospitales en lugares acondicionados a tal efecto. Y no es baladí: el 80% de los pacientes de los hospitales psiquiátricos franceses fuma.

El Gobierno ha preparado un dispositivo con 175.000 agentes que vigilarán los lugares públicos para controlar el cumplimiento de la ley, que contempla multas para los infractores de 68 euros y de 135 para los responsables de establecimientos que no hagan valer la normativa. Se trata de la primera etapa de una ley que se extenderá en 2008 a restaurantes, bares y discotecas y estará encaminada a reducir el número de muertes relacionadas con el tabaquismo. Como en todos los países que han legislado contra el tabaco, la prohibición entra en vigor en medio de las quejas en los sectores directamente concernidos, como los 30.000 estanqueros que esgrimen perjuicios económicos.

"Francia no sería Francia sin reticencias"

"Francia no sería Francia si no hubiera algunas reticencias", dijo al respecto el primer ministro, Dominique de Villepin, para quien la sociedad está "madura" para lo que llamó un "momento histórico". La salud pública es el argumento empleado por las autoridades para impulsar esta normativa: se calcula que 66.000 personas mueren al año en Francia por enfermedades que se achacan al cigarro. Asimismo, Sanidad estima que el gasto sanitario vinculado al tabaco asciende a unos 18.000 millones de euros al año, por bajas laborales o tratamientos a cuenta del erario público de enfermos con problemas del aparato respiratorio, cardiovascular o por cáncer.

En Francia existen unos 15 millones de fumadores sobre una población total de 63 y se espera que la nueva norma ayude a rebajar el números de consumidores de tabaco. Pero los más beneficiados serán los fumadores pasivos, que verán libres de humo centros de trabajo públicos y privados, centros de enseñanza, comercios, aeropuertos y estaciones, locales deportivos y de espectáculos y a todos los medios de transporte colectivo. Para ayudar a sus trabajadores, numerosas empresas han adoptado iniciativas variadas, en muchos casos financiadas por la dirección, como cursos para dejar de fumar o la compra de "parches" u otros productos sustitutivos de la nicotina.

Una alternativa es la compra de cabinas para fumar sin riesgos, que comercializa una empresa sueca. La ley permite a las empresas se podrán establecer fumaderos, que no han de superar los 35 metros cuadrados y donde no se preste servicio alguno. Deben estar cerradas herméticamente y contar con un mecanismo de extracción del aire que lo renueve totalmente al menos diez veces a la hora. El Gobierno ha anunciado que el coste de chicles o parches de nicotina será reembolsado parcialmente a los que dejen de fumar (hasta 50 euros al año) y el titular de Sanidad, Xavier Bertrand, se ha mostrado optimista sobre el cumplimiento de la norma, destinada a "reducir el número de cigarrillos fumados y el número de fumadores".

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