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Reportaje:

Pecados inventados, sacerdotes reales

Un reportero de la revista L’espresso se confiesa de incógnito y publica los consejos ofrecidos por los sacerdotes italianos

La eutanasia, la utilización del condón, la investigación con células madre, la homosexualidad, el aborto o la reproducción asistida son algunos de los temas, a menudo incómodos, que la sociedad discute y sobre los que la Iglesia tiene posiciones pastorales muy claras. Un periodista italiano los ha convertido en supuestos pecados cometidos por él mismo y se los ha confesado a decenas de curas italianos. Las respuestas de los religiosos han sido publicadas esta semana por la revista L'espresso. El artículo saca a la luz que los curas no siempre siguen la doctrina oficial. A veces aconsejan que se actúe "en conciencia", pero no siempre dan una respuesta clara ante temas tan complejos.

Eutanasia

“Le prohíbo vivir con remordimientos [por haber aplicado la eutanasia]”, es la respuesta que el fingido feligrés obtiene en una iglesia de Turín. El caso inventado por el reportero hablaba de un padre enfermo de esclerosis lateral amiotrófica desde hacía 15 años: “Su condición fue empeorando hasta que se quedó completamente inmóvil...él pidió que le quitáramos el respirador...y una noche, cuando ya había perdido el uso de la palabra, el médico de familia se lo quitó, y él se fue en paz”. “Dios ya le ha perdonado, olvide remordimientos y negatividad”, fue la respuesta del párroco. En Nápoles, otro cura ofrece una respuesta parecida a la misma historia ficticia: “Frente a estas situaciones la Iglesia tiene el derecho de mantener su posturas, si no matar sería la norma...pero si yo tuviera un padre que durante años vive así, se lo quitaría [el respirador]”.

Homosexualidad

“Soy un arquitecto que hasta hace cinco años estaba casado y tenía una vida normal. Entonces empecé a sentirme atraído por un compañero de trabajo. Luego conocí a mi actual pareja y ahora vivimos juntos. ¿Me equivoco completamente o tengo que seguir mis instintos?” Esta fue la pregunta del falso creyente a un cura de Roma. “La Iglesia está cambiando su postura...ya no habla de ‘vida desordenada’...y ya hay muchos sacerdotes homosexuales y muchas monjas lesbianas”. “¿También monjas?” insiste el feligrés. “Es menos frecuente...en el sentido que los medios aún no se han enterado...De todas formas lo mejor es que fueras tú mismo y te mostraras tal como eres, salieras del armario. En una iglesia de Turín la respuesta es otra: “Intente mantener esa relación en los límites de la amistad, incluso profunda”, le aconsejan.

Reproducción asistida

“Soy un hombre de mediana edad que quisiera ser padre. Mi mujer, con la que llevo diez años casado, ha intentado varias alternativas, pero la naturaleza no nos ayuda...Ahora hemos decidido recurrir a médicos españoles expertos en reproducción asistida”, relata el reportero-devoto a un cura milanés. “¡Ay no, esas cosas no!, alerta el prelado. “Es que en Italia sólo es posible intentar la reproducción con tres embriones”, le recuerda el reportero. “No hagáis esas cosas...no expresan el amor recíproco...poneros en las manos del Señor”. “Hay parejas que, de todas formas, no logran tener hijos”, insiste el supuesto feligrés. “Podéis pensar en una adopción a distancia...y rezad más, que igual os llega la gracia”, es la respuesta. Además añade un consejo “Id a Soncino, cerca de Cremona [ciudad en el norte de Italia], allí hay una monja que obtiene muchas favores divinos”. En Nápoles, un cura admite su incompetencia: “No sé nada de estas cosas... lo que le puedo decir es que es una alteración de la naturaleza, y la Iglesia no permite prácticas parecidas? lamentablemente hablamos dos idiomas diferentes”.

Sida y condón

El reportero finge haber enfermado de sida debido a una transfusión y asegura mantener relaciones sexuales desprotegidas con su pareja fija. ¿Es lo correcto lo que hago, o me equivoco porque no cuido la salud de mi pareja?, es la pregunta que hace a un cura de Roma. “Toma en consideración la idea de casarte” le contesta. “Pero, ¿sigo sin utilizar el condón?”, insiste el reportero. “Sí”, es la respuesta tajante. En Turín otro prelado le ofrece otra opción: “Es un problema muy personal, de conciencia”.

Aborto

“No tenéis ni que pensarlo”, espeta un cura de Milán al feligrés. El supuesto pecado confesado: “Soy un padre triste. Gracias a una amniocentesis mi mujer ha descubierto que nuestro hijo tiene síndrome de Down. Lo hemos pensado mucho y al final hemos decidido optar por un aborto para no dar a la luz a otro infeliz”. “Confiad en el Señor”, le solicita el cura. “Me parece demasiado pedir”, abunda el reportero. “Usted es un asesino si lo hace” replica el párroco, que al final no absuelve al devoto fingido.

El largo elenco de los pecados inventados por el periodista incluye también delitos como el consumo de drogas, el sexo con menores de edad, la prostitución, las estafas, o prácticas como el bautismo de los hijos de parejas de diferentes credos y los divorcios, entre otras. Con la cocaína los curas piden “no exagerar” para no debilitar el organismo. Parecido es el consejo ofrecido para ‘salvarse’ del pecado de estafa. En ese caso el cura sugiere no hablarlo con la pareja, “la estresarías inútilmente...y si puedes, reduce el número de cómplices?”, remata.

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