Los Lores rechazan un proyecto de ley para permitir las uniones civiles homosexuales
El proyecto de Blair cuenta con la oposición frontal de los grupos cristianos y también ha sido censurada por las asociaciones de 'gays'
La Cámara de los Lores se ha opuesto hoy al proyecto de ley del Gobierno británico que otorgaría a los homosexuales los mismos derechos legales que los matrimonios convencionales. La propuesta gubernamental ha sido rechazada por 148 pares, frente a 130 votos a favor de una iniciativa que, por primera vez, permitiría a los gays y lesbianas de Inglaterra y Gales inscribirse como parejas en un Registro de Uniones Civiles.
Esas uniones darían a los inscritos derecho a pensión en caso de fallecimiento del compañero, además de aplicarse las mismas leyes que los matrimonios heterosexuales con respecto a las herencias y cobertura de la seguridad social. Los detractores del llamado Proyecto de Ley de Uniones Civiles, encabezados por la conservadora baronesa O'Cathain y apoyados por obispos y lores de todos los partidos, argumentan que la iniciativa del Ejecutivo es discriminatoria.
Según la baronesa, el proyecto legislativo conduce a una "injusticia y discriminación contra la familia" y no cubre la situación de algunos hijos que cuidan durante años a sus padres ancianos y, al morir éstos, deben hacer frente a elevados impuestos. "El proyecto envía el mensaje de que las relaciones de familia no importan tanto como las relaciones del mismo sexo. A las parejas del mismo sexo se les da un estatus más alto que a las relaciones familiares", ha indicado O'Cathain.
Oposición de los grupos cristianos
La par conservadora ha insistido en que la medida gubernamental, que ha de votarse en la Cámara de los Comunes, también supone una "injusticia para los miembros de las familias que han demostrado un compromiso y un sacrificio". Aunque el proyecto ha sido, por lo general, bien recibido en el Reino Unido, un país conocido por su pragmatismo, la posibilidad de esas uniones civiles ha recibido también muchas críticas.
El proyecto del Gobierno del primer ministro, Tony Blair, cuenta con la oposición frontal de grupos cristianos, que afirman que mina el sacramento del matrimonio, aunque también ha sido censurada por las asociaciones de homosexuales, que creen que la ley se queda corta.
Por su parte, el Partido Conservador, que hasta hace poco se oponía a que los ayuntamientos británicos promovieran los derechos de los homosexuales, ha anunciado que dará libertad de voto a sus parlamentarios sobre esta cuestión.
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