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La comisión que investiga el accidente del 'Columbia' responsabiliza a la NASA del siniestro

El informe final hecho público hoy relaciona ciertos fallos de organización de la Administración Espacial estadounidense con el desenlace de la malograda misión

Tal y como se filtró ayer a los medios de comunicación, el informe final de la CAIB, siglas inglesas de la Comisión de Investigación del Accidente del Columbia, es contundente al responsabilizar a la NASA de la destrucción del trasbordador con sus siete tripulantes a bordo. La NASA no hizo caso de los informes de ingenieros y militares que avisaron de los riesgos que suponía el desprendimiento de una losa de aislamiento del módulo central de la nave.

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El proteccionismo de la NASA y su reticencia a abordar cuestiones de seguridad contribuyeron determinantemente al accidente del trasbordador tanto como la consabida avería en la cubierta del Columbia, ésta es la conclusión principal del informe de la CAIB.

La comisión pide a la NASA la creación de agencias de seguridad independientes que sean capaces de llamar la atención de los máximos responsables de la Administración Espacial cuando algo vaya mal.

La CAIB ha descubierto que ingenieros de la NASA advirtieron poco después del despegue del trasbordador del desprendimiento de la pieza de aislamiento y de los riesgos que ello comportaba. Los ingenieros pidieron hasta tres veces durante los 16 días que duró la misión que les enviaran imágenes de satélite de la nave para comprobar la magnitud del desperfecto. Esas imágenes nunca llegaron.

Los responsables de la NASA desaprovecharon hasta ocho oportunidades para hacerse cargo de la situación, según las conclusiones de la CAIB. "La comisión ha constatado que desde el primer momento hubo una constante falta de atención al hecho de que un pieza desprendida golpeó el Columbia", apunta el informe, y añade que "los jefes de la NASA declararon a la comisión que 'no había ninguna cuestión relativa a la seguridad del vuelo' y que 'de todas formas no hubieran podido hacer nada al respecto".

El informe traza un paralelismo entre los actuales problemas de gestión en la NASA y los que había en 1986, años del accidente del trasbordador Challenger, en el que también murieron siete cosmonautas: "En la noche del accidente del Columbia, prácticas institucionales similares a las adoptadas en el caso del Challenger —tales como negligencia a la hora de valorar posibles variaciones en el rendimiento de la nave, secretismo en el programa de seguridad y presiones por cumplir con la rutina prevista— habían vuelto a la NASA", indica el informe.

Fallos organizativos en la NASA

"La cultura organizativa de la NASA y su estructura tienen tanto que ver con este accidente como la pieza desprendida del tanque central", afirma la comisión.

Tras siete meses de trabajo que han costado cerca de 20 millones de euros, el informe —de 248 páginas— recomienda que se aborden un conjunto de cambios en la manera en que la NASA hace las cosas, incluida la creación de una Autoridad Técnica de Ingeniería radicada directamente en la Administración Espacial para controlar las cuestiones de seguridad al margen de las presiones que conlleva cada programa espacial por separado.

Los otros tres trasbordadores de la flota de EE UU permanecen en la Tierra desde que el Columbia se desintegró. Sean o'Keefe, responsable de la NASA, considera que para el próximo mes de marzo o abril la flota podría volver a volar. Una rápida vuelta a la actividad, dado que tras el accidente del Challenger los vuelos se retomaron 32 meses después del siniestro. La NASA tiene prisa tras el parón en la construcción de la Estación Espacial Internacional, después del accidente.

Los deberes de la NASA

Estas son otras de las exigencias que la comisión de investigación ha planteado a la NASA para las futuras misiones tripuladas:

  • Obtener fotografías en alta resolución del tanque externo de combustible cuando se haya separado del trasbordador y suministrarlas poco tiempo después del lanzamiento.

  • Determinar la integridad estructural de la cubierta de aislamiento de la flota antes de que los trasbordadores vuelvan a volar.

  • Obtención, por parte de satélites espía y otros medios, de imágenes en vuelo de los trasbordadores.

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