La lucha por una quimera
Un científico provoca un huracán de polémica al crear un embrión hermafrodita para un experimento genético
En ocasiones, de forma espontánea y natural, dos embriones se funden en uno sólo dentro del útero de una mujer, y tras nueve meses de embarazo nace un bebé sano. Se desconoce el número de casos en que esto sucede, puesto que si los dos embriones son del mismo sexo el proceso no deja marca alguna. Sin embargo, si uno es masculino y el otro femenino, el resultado de la mezcla es lo que los científicos llaman quimera antes de nacer y hermafrodita tras el parto.
De hecho, incluso en este caso sólo quedan signos visibles si se ven afectados los órganos genitales. En las demás ocasiones, únicamente se descubriría la mezcla mediante una prueba genética, pero no es habitual hacerla si no existe un motivo fundado, así que es imposible saber el número de hermafroditas que existen en el mundo.
Como fruto de un proceso natural, un hermafrodita puede suscitar un mayor o menor rechazo entre las capas conservadoras de la sociedad, pero nada similar sin duda a la reacción furibunda que ha despertado un experimento científico realizado en Estados Unidos con el objeto de crear artificialmente una quimera.
El responsable de este trabajo es Norbert Gleicher, miembro de la Fundación para la Medicina Reproductiva de Chicago, que deseaba estudiar a el efecto de determinadas enfermedades genéticas en los embriones humanos. Para ello inyectó células masculinas en un embrión femenino, y lo desarrolló durante seis días. Luego lo destruyó, según ha informado la BBC.
El huracán de la polémica
Su objetivo era saber si es posible insertar células embrionarias sanas en un embrión potencialmente enfermo para evitar que se desarrollen algunas enfermedades genéticas. Algunos estudios habían sugerido que en el caso de enfermedades causadas por un sólo defecto genético, el tener un 15% de células sanas es suficiente para frenar el desarrollo del mal. Así, en el caso de que una mujer tuviera en su vientre un embrión enfermo de una enfermedad de este tipo, sería posible inyectar otro sano para que se unieran y el resultado fuera un bebé sano. El resultado del experimento ha sido en parte positivo, pero el precio a pagar ha sido el huracán de la polémica.
Gleicher presentó su experimento en el congreso de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología que se celebra en Madrid. Françoise Shenfield, miembro de esta organización, comentó después: "Hay muy buenas razones por las que este tipo de investigación es rechazado por la generalidad de la comunidad internacional". Y rechazo es precisamente lo que ha obtenido el experimento. La antiabortista británica Nuala Scarisbrick, ha señalado: "Es una manipulación grosera de la vida humana".
Un experimento "sin sentido"
Alan Trouson, un experto australiano, tampoco ha sido comedido en su reacción: "No le encuentro el sentido a este experimento". Uno de los principales problemas es, según este científico, que es imposible determinar si la fusión se ha llevado a cabo de forma satisfactoria antes de tener que tomar una decisión sobre la continuidad o no del embarazo. "A menos que estés seguro de que lo que estás haciendo es bueno, deberías evitar todo lo que pudiera causar daño", ha concluido.
Pese a que Gleicher considera que sus trabajos no son aplicables al ser humano, cree necesario seguir esta línea de investigación en animales. Pero una parte de la comunidad científica rechaza de plano esta idea; de hecho, los experimentos con quimeras son ilegales en muchos países, entre ellos el Reino Unido.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.