Aprobado el Plan Internacional para afrontar un mundo envejecido sin ayudas adicionales

La Comisión Principal de la II Asamblea Mundial sobre Envejecimiento ha aprobado hoy, en sesión oficial, el Plan de Acción Internacional en el que Naciones Unidas marca una serie de estrategias para afrontar el avance del envejecimiento en todo el mundo, donde en el 2050 habrá más de 2.000 mayores de 60 años frente a los 600 de hoy.

Estas propuestas "novedosas" tendrán que llevarse a cabo sin un respaldo económico adicional a los 12.000 millones de

dólares (unos 13.600 millones de euros) en concepto de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) acordados en la cumbre internacional celebrada en Monterrey (México) el mes pasado, según ha confirmado la organización.

Mediante este plan, que se espera sea ratificado por aclamación en el último plenario que celebrará esta tarde la Asamblea, incluye entre otros puntos claves, el que los estados se comprometen a vincular el envejecimiento a las estrategias políticas de desarrollo y a la lucha contra la pobreza, así como a flexibilizar la edad de jubilación voluntaria y a promover y reforzar la solidaridad intergeneracional para mantener la necesaria cohesión social.

Estos tres puntos han sido calificados de "claves" por el vicepresidente de esta II Asamblea Mundial y ministro de la presidencia española, Juan José Lucas, quien ha dado a conocer el plan en una conferencia de prensa junto al Secretario General para los Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas, Nitin Desai, y el Embajador de Uruguay Felipe Paolillo, en su calidad de responsable del comité de esta II Asamblea.

Desai ha destacado a su vez la importancia de que se haya celebrado esta asamblea para tratar un tema que dijo debe estar a partir de ahora "en el meollo de las políticas" y también porque el envejecimiento ya no se verá como un problema, sino como un fenómeno con elementos positivos y en breve el envejecimiento se colocara, ha indicado, "como el núcleo de la economía y no como una carga" .

Las negociaciones para alcanzar un consenso sobre el Plan atravesaron algún momento difícil, como ha reconocido el embajador uruguayo, Felipe Paolillo, tras explicar que no hubo

diferencias ideológicas fundamentales, ya que todos los Gobiernos coincidían en lo principales objetivos de lo que querían para su mayores. Así, las dificultades estuvieron más en cómo formular las recomendaciones y en las diferencias de énfasis.

Entre los puntos políticos un poco delicados, ha añadido Paolillo, se encuentra la cuestión de los territorios ocupados, que "tiene implicaciones políticas muy importantes" y, ha señalado que, al margen de lo que ocurre estos días en Oriente Próximo si se ha reconocido en el plan la necesidad de proteger especialmente a los mayores durante los conflictos armados.

El plan aprobado hoy por la Comisión Principal, no recoge ninguna de las propuestas elevadas a esta II Asamblea por el Foro Mundial de las ONG que pidieron, entre otros, un organismo similar a la UNICEF para la protección de los mayores en todo el mundo.

Tampoco cuenta esta Plan con ninguna línea extraordinaria de financiación, una vez que, y según Paolillo, esta cuestión desde no había sido contemplada desde el inicio de los primeros trabajos preparatorios.

El Plan de esta II Asamblea, a la que asistieron más de 160 países, recoge además el tema de los malos tratos y abusos contra mayores y el refuerzo de sus derechos para que vivan dignamente y sean respetados y para que se mantengan activos e integrados en la sociedad.

A diferencia de la I Asamblea celebrada en Viena hace 20 años y cuando el envejecimiento solo afectaba a Europa, esta II Asamblea contempla también el fenómeno desde la perspectiva de los países en vías de desarrollo que, de aquí a 20 años, tendrán que enfrentarse a un aumento del envejecimiento de sus poblaciones sin precedentes y con una red de asistencia social todavía sin desarrollar.

También a diferencia del Plan de Viena se recoge por primera vez el cambio demográfico que está sufriendo Africa a causa del sida y aborda cuestiones tales las necesidades de los más ancianos y la urgencia de crear una corriente cultural de respeto y valoración del mayor.