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SUBASTA

China empieza a comerciar con el derecho a la tierra

Las autoridades del país asiático organizan la primera subasta de terreno su historia

Las 8,3 hectáreas de terreno subastadas se encuentran en el pueblo de Shiqiao, en el distrito de Jiang, y pertenecen al Gobierno provincial de Hubei, en el centro del país.

Tras treinta rondas de pujas, el terreno se adjudicó a un comprador no identificado por 68 millones de yuanes (8,3 millones de dólares), el doble del precio inicial de salida.

La subasta del derecho a utilizar esta tierra durante varias décadas para la edificación de viviendas atrajo a diecisiete agencias inmobiliarias, incluidas tres de Hong Kong, que se trasladaron al lugar.

El acontecimiento, ampliamente reflejado por la prensa local, constituye una revolución en el mecanismo de distribución de la tierra en China, donde hasta ahora sólo se podía transferir el derecho a uso de terrenos urbanizables mediante la aprobación administrativa a bajo precio.

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El absoluto poder de los funcionarios para otorgar la aprobación administrativa propició, sin embargo, grandes escándalos de corrupción y sobornos a las autoridades competentes, algo que pretende eliminar el nuevo mecanismo.

"Este método ha sido diseñado para mejorar la administración de los terrenos estatales y permitir un entorno más abierto, justo y regulado para el comercio inmobiliario", declaró a la prensa un funcionario local.

Éste añadió que el Gobierno de Hubei subastará este año 70 hectáreas de terreno, dentro de este experimento pionero que más adelante podría extenderse a todo el país.

“Agricultores en excendencia”

En China, el periodo de alquiler de la tierra (no agrícola) oscila entre 30 y 70 años, durante los cuales el "propietario" puede edificar lo que desee, dentro de los límites autorizados por las leyes, y vender los apartamentos o viviendas construidas.

Tras este tiempo, el propietario deberá devolver el terreno adquirido, aunque esto no parece preocupar a los inversores ni a los ciudadanos, quienes confían en que, para entonces, el Gobierno habrá modificado las leyes para que los terrenos y las viviendas queden en manos de sus compradores.

Respecto a las tierras de cultivo, la administración distribuye las parcelas por familia, según un mecanismo introducido por el anciano líder Deng Xiaoping a finales de la década de los años 70.

En un principio, los terrenos fueron entregados a las familias durante cinco o diez años, aunque el periodo se fue ampliando y los últimos contratos firmados prevén alquileres de hasta 30 años, durante los cuales los campesinos pueden elegir lo que cultivan, dentro de los límites oficiales.

La escasez de tierras cultivables, que en China son sólo el 10%, resultan insuficientes para los más de 800 millones de campesinos, por lo que unos 150 millones carecen de terrenos.

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