‘Yogipilates’: cómo sacarle partido a lo mejor de las dos disciplinas
Depende de lo que se quiera ejercitar. Yogilates: una combinación de los dos puede ser la opción perfecta para los que buscan ejercitar el cuerpo y la mente al mismo tiempo.
Hay quien los confunde, a pesar de que, como veremos, los separa un mundo. Y hay quien se batiría en duelo por defender las bondades de uno frente al otro. Estos días de vuelta de las vacaciones en los que la publicidad de las clases que arrancan tras el parón veraniego inunda la ciudad damos pistas para quien necesite decantarse.
“¿Pilates versus yoga? Yo lo veo más como una gota de agua frente a la inmensidad del mar”, dice el profesor de yoga José Ferrer, de Madrid. Ferrer parte de lo que constituye la diferencia fundamental entre una y otra actividad: el aspecto físico del yoga es tan solo una mínima parte de esta disciplina: “Quizá ni siquiera un 10 por ciento”, afirma. “Y aun así, si comparamos ese 10 por ciento con Pilates, sigo decantándome por yoga”. Al estar desprovisto de toda espiritualidad, no obstante, Pilates puede ser idóneo para el que busque un trabajo físico sin que le asalten los prejuicios o condicionamientos, concede Ferrer.
Si nos referimos, pues, al plano físico, ambos sistemas son excelentes para fortalecer el cuerpo y ganar flexibilidad. En los dos la atención a la respiración es clave (aunque lo utilizan de forma diferente) y tanto uno como otro pueden ajustarse a diferentes necesidades y niveles de fitness. ¿Qué los distingue?
Pilates es muy efectivo para mejorar la conciencia corporal y la postura, señala Gabriela Solini, directora de City Pilates, en Madrid. En general, los ejercicios ideados por el alemán Joseph Pilates en los años 20 del siglo pasado buscan fortalecer la musculatura que rodea la espalda. Pueden hacerse en una colchoneta en el suelo o utilizando un equipamiento especial, lo que puede constituir una desventaja si lo que se busca es practicarlo en casa o de forma autónoma. En su versión con máquinas, de hecho, tiene más que ver con las pesas que con el yoga, ya que utiliza resistencia (aunque, a diferencia de los ejercicios más habituales del gimnasio, no acorta los músculos).
“Pilates puede recomendarse como un método efectivo para reforzar los músculos de la pared abdominal y compensar asimetrías preexistentes”, señalan los autores de un pequeño estudio realizado el año pasado en el que las participantes –sólo mujeres– ganaron músculo abdominal en un 20 por ciento. Lo que está en cuestión es hasta qué punto este entrenamiento fortalece el resto del cuerpo.
Con la práctica del yoga, disciplina milenaria originaria de la India, esta duda queda despejada, especialmente si se opta por las versiones más dinámicas del hatha yoga (o yoga físico), como Vinyasa o Ashtanga. “Dependiendo del estilo específico, yoga puede ser un ejercicio bastante intenso”, señala Holger Cramer, un investigador de la Universidad de Duisburg-Essen, en Alemania, que investiga el impacto físico de la disciplina. De hecho, un estudio elaborado en 2011 encontró que después de seis meses de saludos al sol a diario (una secuencia de posturas que a menudo se utiliza como calentamiento al principio de las clases), y sin ningún otro programa de resistencia, los participantes habían ganado fuerza de forma significativa. Insistimos, no obstante, en que este condicionamiento tiene un objetivo muy claro en el sistema tradicional: calmar la mente y prepararla para la meditación.
Tanto en uno como en otro, el profesor que elijas es fundamental. Como señala Solini, “sólo con un muy buen profesor se consigue entender qué cambiar durante nuestras actividades cotidianas para que las posturas incorrectas no produzcan dolor. Los profesionales de Pilates con amplia formación permiten que el alumno entienda que el cuidado del cuerpo no es una actividad estética, sino necesaria para aumentar la salud”.
A modo de conclusión: si buscas una actividad que repercuta en mente y cuerpo, el yoga resulta más apropiado. Si estás interesado en un sistema de condicionamiento muscular –y, en particular, en mejorar tu zona abdominal– y tienes aversión a todo lo que huela a espiritual, opta por Pilates.
Un último apunte: si todavía no lo tienes claro, prueba Yogilates. Este sistema, que poco a poco se hace hueco en España, combina lo mejor de las dos disciplinas. El fortalecimiento del centro abdominal que proporciona el Pilates es un apoyo importante para practicar las posturas de yoga de forma segura. Y, al mismo tiempo, los estiramientos de yoga son una base excelente para los ejercicios de Pilates, más orientados a fortalecer.
@nataliamartin es periodista. Si quieres ponerte en contacto con ella escribe a natalia@vidasencilla.es
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