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¿Y si… fuera la novia de un One Direction?

Las editoriales se interesan cada vez más por el fanfiction, una serie de relatos escritos por entregas en Internet, en los que autores adolescentes inventan vidas para sus ídolos musicales.

Soñar despierto y escribirlo. Imaginar que tu ídolo te manda un whatsapp, que las canciones de tu grupo favorito hablan solo de ti. No es raro, muchos adolescentes lo hacen. Y, además, ahora lo comparten. Este fenómeno, conocido como fanfiction, mueve millones de relatos en la Red y está reescribiendo las reglas del mundo del libro. «Las editoriales ya reconocen el poder y la influencia de los fans; el fanfiction empieza a ser mainstream», afirma desde Toronto Candice Faktor, directora general de Wattpad, una de las principales webs dedicadas a esta forma de escritura por entregas, con 34 millones de usuarios. Casi cada segundo, esta plataforma registra una nueva suscripción. Porque «cualquier editorial de corte comercial tiene un ojo puesto en todo fenómeno masivo; Internet se ha convertido en una manera de detectar tendencias o un medio para intentar condicionarlas», afirma Elena Ramírez, directora editorial de Ficción Internacional de Planeta.

La idea general es que el perfil del escritor de estos relatos, basados tanto en personajes reales como en protagonistas de películas, series, cómics y libros, es el de una chica joven que refleja sus fantasías y anhelos por escrito, pero «los autores proceden de distintos ámbitos y tienen en común que comparten sus historias en un grupo que los apoya y anima. Así, aunque el cliché que solemos tener en mente es el de una adolescente, no solo lo hacen ellas. En todo el mundo hay gente que escribe sobre lo que le gusta, sin importar su edad, género o localización», matiza Faktor. La socióloga Débora Quiroga Terreros, cuya tesis aborda este tema, repasa los orígenes del fanfiction: «Comenzó en los años setenta asociado al fenómeno fan. Los escribían sobre todo mujeres estadounidenses de mediana edad, que se los enviaban por correo postal. Sin embargo, es verdad que se suele empezar a escribir en la adolescencia, que es cuando forjamos nuestros gustos, los vivimos de una forma más intensa y nos involucramos a un nivel mayor, buscando una identificación fuerte con las tramas y los personajes».

«‘Soy Justin, y estos son mis amigos, Ryan y Chaz’, dijo el chico que estaba en el medio. ‘Hola, soy Bella’, sonreí. ‘Encantado de conocerte’, dijo él con un guiño. Entonces volvió el profesor» The New Girl, Kylie Bieberx (Wattpad)

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La adolescencia es una etapa de emociones al límite y sentimientos a flor de piel. También de experimentación. Quiroga recalca que «la sensación de comunidad es muy importante a esa edad: los jóvenes conectan con personas de todo el mundo con sus mismas aficiones y se terminan creando vínculos personales muy fuertes». Esto lo conoce a fondo la texana Anna Todd.

Con 25 años se ha convertido en un fenómeno de masas gracias a After, una historia de amor inspirada en Harry Styles, cantante de One Direction. «Me encanta leer. Alguien me dijo que echara un vistazo a los relatos que había en Wattpad y me quedé enganchada inmediatamente», cuenta la autora. Aunque vaya a publicar su novela en papel en noviembre (Simon & Schusters’s Gallery Books la editará en Estados Unidos y Planeta la lanzará en España), admite que nunca soñó con ser escritora: «Siempre me he considerado solo una lectora, pero, ahora que he empezado, creo que es lo que quiero hacer durante el resto de mi vida». El éxito online de After ha sido arrollador. El contador que acompaña al texto en la página web destaca que ha recibido 242.406.481 lecturas. Los 100 capítulos que la forman suman 557.761 comentarios y solo en el primero de ellos generó 14.126 reacciones. «Creo que los lectores aprecian la conexión que tienen conmigo en Wattpad y a través de otras redes sociales, como Twitter o Instagram. Leo todos los comentarios que me envían y trato de responder a sus preguntas. Esta interacción me anima mucho para escribir, porque sé que ellos están ansiosos por leerme», indica Todd.

Edward Cullen y Bella Swan vivieron una intensa historia de amor en la gran pantalla. En el mundo de la ficción online su romance ha sido revisado de mil maneras.

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Como buena fanfictioner, ella también tiene sus preferencias: Dark and Dangerous Love, Sonata y Famoux. Y es que hay mucho donde elegir. Buceando en sitios como fanfiction.net, wattpad.com o fanficspain.com aparecen categorías y subcategorías, con gran presencia de manga, anime, superhéroes, actores, cantantes y también de clásicos, de Shakespeare a Jane Austen. Precisamente uno de los grandes éxitos surgidos de esta ficción seriada en Internet fue Orgullo y prejuicio y zombies (Umbriel, 2009), escrita por Seth Grahame-Smith, novela inspirada en las aventuras del Fitzwilliam Darcy de Austen que inició toda una corriente de historias de muertos vivientes en las más inverosímiles situaciones. El otro gran boom editorial nacido de una de estas plataformas fue 50 sombras de Grey, cuyo protagonista era un trasunto del vampiro Edward Cullen, menos inmortal y con aficiones mucho más terrenales.

Ahí radica la esencia del fanfiction. Imaginar, soñar, pensar qué hubiera ocurrido si… Por ejemplo, qué pasaría si Harry Potter se fugara de Hogwarts para huir con Bella Swan. O cómo sería la vida de Justin Bieber si se enamorara de una belieber española y lo dejara todo por ella. O inventar una realidad alternativa en la que Jean Grey elige a Lobezno y deja a Cíclope. «Como dice Umberto Eco, ninguna obra está cerrada del todo», justifica la socióloga Débora Quiroga Terreros. Entre los motivos que propician la aparición de este tipo de relatos, destacan varios: «Abarcan desde la no conformidad con el desarrollo de la obra original a prever qué pasará con la historia. Otro móvil es el de ampliar el mundo del autor, explorar tramas, profundizar en personajes. También pueden finalizar el argumento. Los escritores son tan fans, que no quieren que la obra acabe y la amplían, ya sea con los personajes originales o con elementos del mundo imaginario creado. En este sentido, hay que tener en cuenta que el fanfiction se autoalimenta, es decir, los escritores son también lectores, por lo que se exploran caminos creados por otros».

El cantante gaditano Abraham Mateo también protagoniza fanfictions.

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Por eso, aunque el medio y la accesibilidad global son nuevos, el fenómeno en sí es tan viejo como la literatura. «Lo ha habido toda la vida, desde las reescrituras de los mitos griegos. La diferencia es que hoy en día, si cuentas con un ordenador, el reclamo de un fenómeno social (cinematográfico, musical o literario) y eres muy activo en redes sociales y plataformas, tienes un punto de partida con un potencial de difusión en relación al esfuerzo o inversión realizados como nunca ha existido», analiza Elena Ramírez. La responsable de Planeta añade que hasta los escritores superventas se han tenido que plegar ante este movimiento incontrolable: «J. K. Rowling intentó detener el fenómeno fanfic en torno a Harry Potter y pronto se dio cuenta de que no solo era imposible, sino también desaconsejable. Los creadores de fanfic son amplificadores».

En este punto aparece la ley. Porque, ¿quién es el dueño de los personajes y sus historias: el que las crea o toda la humanidad? Es más: al parodiar los libros de caballerías, ¿estaba Cervantes haciendo ficción de fan? «Este tema es ya una vieja práctica, frecuentada incluso por grandes autores, como P. D. James con Jane Austen y, más recientemente, Benjamin Black (John Banville) con el personaje de Chandler o Andrew Motion con Regreso a la isla del tesoro. Las obras pueden surgir de cualquier lugar, sea geográfico, metafórico o sentimental», aseguran desde la Dirección del Libro de Fnac España. «Del fanfiction pueden salir buenas novelas; de hecho, mirado desde cierto punto de vista, toda la literatura es una red de fanfictions en la que unas novelas nacen o emergen de otras más o menos modificadas», sostiene Agustín Fernández Mallo, autor de Limbo (Alfaguara, 2014).

La comedia musical de Fox, que finalizará en 2015, es la serie de televisión que genera más ficción creada por sus seguidores.

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«Muchas obras se consideran trabajos transformados y por eso están cubiertas por algún uso legal dentro de las leyes de copyright», precisa Candice Faktor, quien destaca que en julio gente de todo el mundo dedicó 8,9 billones de minutos a Wattpad. Acotar, definir los límites, siempre resulta complejo. Fanfiction.net, creada en octubre de 1998, prohibió en 2003 las historias basadas en celebridades de carne y hueso para evitar conflictos y posibles demandas. A

mazon ha dado un primer paso en este sentido, anticipándose a los problemas de copyright o plagio. Su proyecto se llama Kindle Worlds, nació en mayo de 2013 y es una plataforma de fanfiction sujeta a derechos de autor, que poco a poco va incorporando nombres a su catálogo. Ya cuentan con licencias de varias series de Warner Bros., como Gossip Girl, Pretty Little Liars y The Vampire Diaries. Pero sus usuarios también tienen el permiso de autores de culto, como Kurt Vonnengut, para versionar sus tramas. Lo curioso de la plataforma es que cambia el concepto de la gratuidad de estas creaciones; está pensada para que los autores ganen dinero con cada compra de sus escritos en Kindle. El gigante del comercio online ha apostado por el futuro de esta rama de negocio, que sirve para descubrir diamantes en bruto y sacarlos a la luz.

«No creo que debiera molestar a ningún escritor que su obra sea usada o desviada hacia otras ficciones; ése es precisamente el fundamento de toda creación, ya sea en lo que llamamos artes o en las ciencias. Que utilicen mis novelas para tales fines es para mí un honor, nunca un descrédito. Caso aparte es la calidad del resultado», asegura Agustín Fernández Mallo. El escritor no permanece ajeno a este fenómeno. Y es que las novelas por entregas siempre han generado expectación, han sido adictivas, desde los tiempos en los que Dickens publicaba sus obras en los semanarios del Londres victoriano. Ahora el canal es más inmediato, pero los seguidores continúan siendo incondicionales. «Un tatuaje en el alma, eso es el fanfic», concluye Elena Ramírez.

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